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La realidad que enfrentan paramédicos de grupos de rescate es azarosa. Apolinar vive con el riesgo latente de contraer el Covid-19 al no poder obtener un equipo adecuado para enfrentar la pandemia

Yolanda PEACH

 

Desasosiego. El riesgo potencial de ser contagiado de Covid-19 mantiene a los paramédicos de grupos de rescate en zozobra. “Ahora, los que más nos llaman son personas con dificultad para respirar”.

El paramédico Apolinar Amador González Canseco revela que en las últimas dos semanas empezó a agudizarse este tipo de casos.

 

RIESGO INMINENTE

 

La Unidad Voluntaria de Auxilio y Salvamento Halcones quedó constituida en el 2009, tienen dos ambulancias al servicio de la comunidad y Apolinar está al mando del grupo.

Su historia en los grupos de rescate es más larga. Lleva 25 años.

“Me usaron de maniquí para sus prácticas de salvamento, desde niño, acompañaba a mi papá, que en ese entonces estaba en la Comisión Nacional de Emergencia. Me gustó y me empecé a involucrar, a practicar”.

Un accidente que sufrió en Tijuana lo acabó de convencer de esta vocación, “me apoyaron y de ahí tuve la determinación de ayudar a las personas”.

A lo largo de los años, le han tocado experiencias traumáticas. Recuerda varias, como una niña que rescataron en la Presa del Estudiante, “son una infinidad, he atendido a personas que sufrieron amputaciones en algún accidente, atender partos, descalabrados… te vas a impresionar, pero para mí, es parte de todos los días”.

Respecto a los enfermos de Covid-19 admite que prefiere no hacer ese tipo de servicios. “No tenemos el equipo adecuado para trasladarlos a un hospital. Si nos damos cuenta que se trata de eso, declinamos”.

Señala que ninguna institución, ni pública ni particular, los ha apoyado en esta contingencia sanitaria. “Nosotros adquirimos unos overoles por nuestros propios medios. Antes de la pandemia estaban en el mercado en 160 pesos, ahorita, la misma marca y modelo cuesta 700”.

No saben qué les pueda tocar. Muchos de los que piden auxilio, no dicen realmente qué tienen, “además están los asintomáticos, corremos mucho riesgo”.

 

SIN EQUIPO ADECUADO

 

Las ambulancias tienen el equipo idóneo para tratar emergencias o casos de pacientes que requieren ser trasladados para ser hospitalizados; sin embargo, en el caso del Covid-19, se necesitan cápsulas de aislamiento. “No las tenemos y eso es riesgoso, tanto para nosotros, como para otros pacientes que podamos atender”.

Como paramédicos, deben llevar respiradores N95, lentes de protección lateral, bata desechable de manga larga, guantes de nitrilo y zapatos de seguridad.

El protocolo marca que, para poder trasladar un caso sospechoso, se debe tener cobertura interna de ambulancia con material aislante y el personal debe vestir el equipo de protección. Una vez entregado el paciente, se debe realizar en la ambulancia una limpieza exhaustiva y descontaminar al personal.

Apolinar revela que muchas personas no dicen realmente qué tienen, se dan cuenta cuando ya llegaron a prestar el servicio. “Nos tocaron dos casos. Al momento de llegar, antes de entrar a la casa, preguntamos con la familia qué síntomas tenía. Nos dimos cuenta que era Covid-19, fue un riesgo para nosotros, ya que sólo tenemos el overol, aparte, batallamos para que los recibieran en un hospital”.

A ellos los coordina el servicio de emergencia 911. “Nos reportan una persona enferma en tal lugar que requiere la atención, ya desde que no nos especifican qué es, ya vamos con la sospecha”.

Les realizan el cuestionario de rutina, qué enfermedades tiene, qué enfermedades ha padecido, cuántos días lleva con gripa y cuántos de sentirse mal. Antes de entrar a la casa, ya llevan puestos sus overoles.

Uno de los casos que atendieron, era de un joven de 32 años de edad y la otra, una mujer de 70 años. “No pudimos platicar con uno de ellos porque iba inconsciente, con el otro lo básico, que nos contestara el cuestionario de rutina”.

 

DESGASTE AL POR MAYOR

 

Apolinar nos confiesa que, a raíz de la pandemia, han sufrido el desgaste económico, físico y psicológico.

“Seguimos atendiendo atropellados, esos sí no han parado, pero igual, corremos el riesgo de que sea asintomático al Covid-19 y nos contagie”.

Respecto a lo económico, viven de las colectas. “Estamos sufriendo. No sale nada, ni siquiera para la gasolina”.

Cubre servicios de emergencias, pero de eso no vive. “Tengo mi trabajo y en ocasiones he tenido mis dudas de seguirle en esto, por los riesgos”.

Comentó que, en muchas ocasiones, se han percatado que existen jóvenes que se dedican a botear, sin pertenecer a ningún grupo de ayuda.

“Es fácil detectar a las personas que están lucrando, aun cuando vayan vestidos de paramédicos, no está estacionada una ambulancia cerca. Todos los que pedimos cooperación, tenemos cerca nuestra unidad de rescate, a la vista, porque es verídico y real que a eso nos dedicamos, a ayudar”.

Su grupo, se vale del cloro para mantener la ambulancia desinfectada, trátese del servicio que se trate. “Tenemos nuestra bomba con el preparado, cada paciente que subimos, después de canalizarlo, sanitizamos el vehículo y a nosotros”.

En su vida diaria, traen cubrebocas cada que salen a la calle. “Entramos y salimos a la calle por la parte de atrás, en el zaguán. Ahí tenemos un atomizador que contiene agua con cloro, un desinfectante. Nos damos una rociadita antes de entrar”.

Lamentó que muchas personas no crean en el coronavirus. “Sí existe el virus y la pandemia, aunque al inicio muchos siguieron las indicaciones, de pronto comenzaron a salir a las calles. Estos últimos días ya empezaron a quedarse en casa nuevamente”.

Confesó que tiene miedo. Estresado, cansado de trabajar y que no se acaten las indicaciones. Miedo de que lo lleguen a contagiar y él, a su vez, contagiar a su familia.

No obstante, aceptó el reto y decidió no soltar el timón, enfrentar a adversidad y bracear contra la marea.

“Al decidir trabajar en esto, te das cuenta que, implícitamente, es un riesgo que aceptas. Estamos preparados y acá estamos, para ayudar”.

Aseguró que todos los paramédicos están preparados para seguir trabajando, se mantendrán de pie.

Sólo pidió a la ciudadanía oaxaqueña que tomen todas las medidas de precaución. “Ayúdenos a cuidarlos. Estamos dando todo”.

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