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Incredulidad y confusión, en la “nueva normalidad”

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Mientras el semáforo sanitario en el estado marca el color rojo, que representa riesgo máximo, por el número de contagios y fallecimientos a causa del Covid-19, a partir del 1 de junio muchos oaxaqueños retomaron sus actividades normales y dejaron de lado las medidas de protección como guardarse en sus hogares, el uso de cubrebocas y el distanciamiento, algunos por necesidad, otros porque no creen en la pandemia. La letalidad por estas decisiones se sufrirá en las próximas semanas, advierten trabajadores de la salud

 

Yolanda PEACH

 

El regreso a la nueva normalidad llegó en el peor escenario, cuando la curva de contagios de Covid-19 sigue en ascenso en forma acelerada y México de acuerdo al sistema de rastreo y registro de la Secretaría de Salud federal, por lo que se perfila como el país con la mayor tasa de letalidad en el mundo

Sin embargo y a pesar de la realidad, un gran número de oaxaqueños continúa incrédulo ante la contingencia sanitaria, y con el término de la Jornada Nacional de Sana Distancia, han retomado sus actividades.

Sin considerar a los que han tenido que salir por necesidad, como el personal médico, los de limpia, las personas que salen a la farmacia o a comprar víveres, muchos continuaron su vida cotidiana, sus reuniones, visitas e incluso fiestas.

La Dirección Ejecutiva del Programa de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud advirtió que no se ha alcanzado el pico de la transmisión, en tanto, los pronósticos sobre los números de muertos son imprecisos, pero alarmante al considerar que Oaxaca tiene una de las cifras más altas de muertes por enfermo de Covid-19, según se establece en el Monitoreo de Casos en México por Estados que realiza la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

SIN APOYO OFICIAL

 

“La situación es insostenible, llevábamos 80 días en casa, no se nos puede obligar a aguantar más”, asevera Luis Enrique Rodríguez, dueño de una tienda de ropa en la colonia Reforma.

Al igual que otros comerciantes que decidieron abrir el pasado 1 de junio, los 69 días que duró la Jornada Nacional de Sana Distancia, se les hizo eterna.

“No tuvimos apoyo de gobierno, a pesar de que no abrimos, el recibo de luz llegó altísimo, se tienen que pagar rentas, salarios y el SAT no dio condonaciones. ni prórrogas. Nos abandonaron a nuestra suerte”.

Muchos negocios desobedecieron las indicaciones, papelerías, estéticas, cíber, perfumerías y regalos, cenadurías, restaurantes e incluso bares permanecieron abiertos, desafiando a las autoridades.

“El bar de don Nacho permaneció abierto, con otra fachada, pero podías entrar a tomar”, admite Máximo Ríos, cliente habitual del lugar, con facha de venta de frutas en vinagre, en la colonia El Bajío.

“Sólo en el Centro Histórico de la capital oaxaqueña estuvo estricto el cierre, pero hace unas semanas, los dueños de los negocios decidieron abrir sin que nadie lo impidiera”, advierte Elías Hernández, empleado de una zapatería.

A partir del lunes 1 de junio, las personas empezaron a salir de sus casas sin ninguna protección. Son pocos los que se observan con cubrebocas o guardando la sana distancia.

Virginia López, contadora de una empresa privada, contó que ahora las filas en los bancos son interminables. Muchos usuarios esperan sin cubre-boca y sin respetar la sana distancia. “Tengo que esperar hasta hora y media afuera de Banorte porque sólo dejan entrar 10 personas a esperar adentro (…) HSBC recortó su horario de servicio una hora, lo que genera más derechohabientes esperando”.

Las tiendas de autoservicio comenzaron a llenarse de nuevo. Los clientes ignoran las medidas de seguridad e ignoran a los de seguridad. “La Sana Distancia ya terminó ¿No ve las noticias? López Obrador ya dijo que se acabó lo del coronavirus y ya hasta salió de gira”, increpa una mujer molesta, porque no la querían dejar entrar con su acompañante.

 

TEMOR POR PANDEMIA

 

Personal del IMSS está alarmado ante la nueva realidad de los oaxaqueños. “sigan saliendo, de todos modos, ya no habrá espacio en los hospitales (…) eso les pasa por hacerle caso a los estúpidos e irresponsables políticos”, publicó un grupo de médicos y enfermeros.

Indicaron que el Hospital General de la Zona 1 tiene el récord con 80 pacientes al inicio del mes. Muchos que necesitan atención médica, aguardan en sus casas.

“Tristemente vemos a mucha gente pasar sin ninguna medida de protección, simulando que la normalidad llegó para nuestro estado”.

Advirtieron que los médicos especialistas están escasos y son quienes cuidaban a los pacientes más graves, tampoco hay suficientes enfermeras, personal de camillería, de limpieza ni trabajadores sociales. Los ventiladores mecánicos están ocupados al 70 por ciento.

“Vemos desfilar más carrozas qué ambulancias por el lado de lavandería (…) si no creen, invito a que se paren del lado de urgencias y verifiquen cuántas carrozas salen a diario. La pandemia nos está rebasando”.

Advirtieron con urgencia que no puede haber normalidad aún y temen que colapse el hospital en los próximos días, “estamos en momentos sumamente complicados y apenas vamos alzando la curva, aún no llegamos al punto más alto”.

En el primer día nacional de la “nueva normalidad”, en Oaxaca murió un bebé de un año de edad para sumar 164 decesos, la cifra de personal del área de salud contagiado por el virus, superó los 300 y se sumaban mil 512 confirmados a Covid-19 en la entidad.

 

ADVIERTEN RIESGO MÁXIMO

 

Días antes de que iniciara la “nueva normalidad”, el 29 de mayo, el gobernador, Alejandro Murat Hinojosa, alertó que Oaxaca está en nivel de riesgo máximo por la pandemia del coronavirus.

Puntualizó que la entidad sigue en semáforo rojo, (que significa riesgo extremo) por lo cual, no se reiniciarían las actividades para evitar un mayor número de contagios.

Sólo autorizó la reactivación de actividades como la construcción, minería, la producción de mezcal y talleres artesanales.

Enumeró que es necesario seguir implementado el protocolo de sana distancia, continuará la restricción en espacios públicos y se deberán efectuar solamente actividades esenciales.

Indicó que las actividades escolares permanecerán suspendidas hasta que el estado llegue al color verde en el semáforo nacional, al igual que la actividad turística.

En tanto, en el ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, aprobaron prolongar al 30 de junio las medidas tomadas ante la emergencia sanitaria, luego de que, en este municipio, hasta el 29 de mayo, se registraran 335 casos y 24 personas fallecidas. “La curva de casos confirmados, en consecuencia, se mantiene en orden ascendente”.

Se mantuvo la prohibición de suspender todo acto masivo o de concentración general, como ceremonias, conciertos, bailes, calendas, eventos deportivos, artísticos y culturales.

Suspensión temporal de actividades en establecimientos comerciales como salones de fiesta, antros, cantinas, bares, centros nocturnos, cervecerías, mezcalerías, centros botaneros y similares.

Sólo podrían continuar en funcionamiento aquellos establecimientos cuyo giro esté directamente vinculado al cuidado de la salud humana, venta de gasolina, distribución de agua potable, venta de productos alimenticios básicos, mercados, supermercados, tiendas de autoservicio, abarrotes y establecimientos dedicados a la venta de artículos de higiene personal y productos de limpieza.

También permitieron que se abrieran lavanderías, productos de ferretería, plomería y electricidad, reparación de aparatos electrodomésticos, telecomunicaciones, control de plagas, servicios relacionados con la reparación y mantenimiento de vehículos, así como servicios de mensajería, servicios funerarios y de inhumación.

Establecimientos con venta de alimentos preparados y bebidas, sólo a puerta cerrada en la modalidad de servicio a domicilio. Instituciones de banca, ahorro y crédito, aseguradoras y casas de empeño, sólo con mecanismos de control sanitario que eviten aglomeraciones.

 

CONFUSIÓN EN INFORMACIÓN

 

El llamado a las autoridades estatal y municipal fue ignorado. Repercutió más lo dicho por el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien afirmó que, en caso de presentarse un rebrote de Covid-19 en México, se informaría a la gente y se recomendaría nuevamente el confinamiento con el objetivo de salvar vidas.

“¿Cómo puede hablar de un rebrote, si ni siquiera ha dejado de subir la curva de contagios?”, advirtió Adriana Velasco, dentista, quien admitió que ha continuado la atención a sus pacientes con el uso de una careta.

Admite que su familia no creía en el Coronavirus. “No conocíamos ningún caso cercano de alguien que lo hubiera padecido”.

Amigos cercanos, profesionales todos, estaban convencidos que se trataba de un complot de la elite global para controlar la economía mundial. “Incluso la muchacha que me ayuda con el aseo, me había comentado que en su pueblo les dijeron que, por lo menos, debían presentar un caso para cubrir las cifras oficiales, así que un señor que murió de cirrosis dijeron que murió de Covid”.

La realidad la alcanzó muy pronto. El hermano de su mamá murió por Covid-19. “Lo más lamentable es que ni siquiera pudimos acompañarlo. Esto es real. Tenemos que cuidarnos”.

Las discusiones se han vuelto el pan de cada día, mientras unos insisten en que las autoridades “inflan” las cifras y anotan como muertos por Covid a personas que fallecieron por otras causas, los médicos aseguran lo contrario, las cifras están muy por debajo de la realidad.

“Te digo que a mí me tocó saber de un caso por Covid, pero la misma doctora me dijo que no sabía de qué había muerto ya que fue ingresado por insuficiencia renal”, cuenta un agente del Ministerio Público, que asegura que ni los mismos médicos saben con qué se están enfrentado. “Básicamente vas al hospital a morir. Te intuban y te dejan”.

Uno de los principales problemas ha sido la desinformación en las redes sociales. Los que tienen acceso a éstas, le dan más valor a lo dicho por un cibernauta que a las instituciones oficiales.

El psicólogo con maestría en oncología, Mario Meingüer advirtió que mientras los muertos, no sean sus muertos, muchos no entienden la gravedad de lo que se vive.

“No se pudieron quedar en casa. Los motivos pueden ser infinitos. Hay que prepararse entonces para la “nueva normalidad”, la de los muertos que se irán sin despedirse”.

 

 

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