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Quedarse sin empleo en época de pandemia es una realidad abrumadora; adaptarse a los nuevos tiempos es vital para sobresalir en un mundo competitivo. Uriel lo sabe, decide aplicar su talento empresarial, ahora, en un proyecto propio

 

 

“Muchos empleos murieron. Esta época nos vino a cambiar la vida, no sólo a mí, sino a la gran mayoría, ahora, a todos nos toca reinventarnos”

Uriel Centeno González

 

 

Yolanda PEACH

 

Nuevos desafíos. La pandemia obliga a Uriel a reinventarse, buscar nuevas metas y proyectos. Se queda sin empleo en medio de la crisis sanitaria: un puesto de primer nivel en una franquicia internacional en la Ciudad de México.

Sin decaer, decide emprender un proyecto propio. “El Covid nos cambió la vida a todos, así que llegó la hora de proponer y actuar para bien de nosotros mismos”.

 

TALENTO EN ASCENSO

 

Uriel Centeno González vive su adolescencia en Oaxaca. Tiene 15 años cuando a su papá le ofrecen un trabajo que los obliga a mudarse.

“Me enamoré de la cultura, la gastronomía y forma de vida de los oaxaqueños. Una ciudad donde se vive de una manera diferente. No se trabaja para una empresa, sino cada quien genera su propio trabajo. Una economía que se autogenera”, confiesa.

Al cumplir 18, regresa, con su familia, a la capital del país. Estudia Finanzas en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Se dedica al marketing. Sus resultados en la materia lo llevan a escalar posiciones en diversas empresas.

Hace tres años y medio lo contratan en BonIce. Gerente de marketing. “Me iba bastante bien. Me dedicaba a desarrollar toda la estrategia publicitaria. Se trata de una marca muy grande en el país”.

Todo iba perfectamente bien para la empresa, siempre en expansión. Uriel se concentra en lanzar nuevas ideas. Creaciones que permitan crecer.

“El cliente principal está en la calle y en las escuelas. Los vendedores esperan afuera de los colegios, en los semáforos, en las calles donde circulan peatones”.

BonIce invierte mucho en términos de marketing, publicidad e innovación, lo que le da la oportunidad a Uriel de desarrollar su talento.

 

UN MUNDO EN PEDAZOS

 

Cuando la pandemia mundial por el Covid-19 llega a México, todo comienza a fragmentarse. “En un primer momento nos envían a casa a hacer home office”.

Al mismo tiempo, los estudiantes dejan de asistir a la escuela, las personas se suman al llamado de la Jornada Nacional de Sana Distancia y se quedan en casa.

Sin gente en las calles, el comercio se ve sumamente afectado. “Al iniciar abril las ventas habían caído un 80 por ciento. Inicia un verdadero problema”.

El primer impacto que sufre la compañía es la económica. Su primera salida es cortar las inversiones en publicidad e innovación.

La resistencia se debilita. Cortan el gasto operativo, principalmente en la plantilla laboral de la compañía.

“Necesitaban menos personal, no podían sostener los mismos gastos y hacen un corte masivo. En esa decisión, mi posición desaparece. Prescinden de mis servicios al igual que de un gran número de empleados”.

Uriel experimenta sentimientos encontrados. “Comprensión en primer lugar. Sabes que la compañía está mal. Entiendes la decisión”.

Por otro lado, una infinita tristeza. “Es triste porque se trató de una decisión precipitada. Dejar sin trabajo es una solución apresurada, sin avisar antes, sólo un: hoy es tu último día firma acá. (…) Se pudo advertir con tiempo para que las salidas sean exitosas y no apremiantes”.

Su dedicación, por tres años y medio a la empresa, en la que obtiene importantes logros profesionales, adquiere otros tintes.

 

REENCUENTRO CON OAXACA

 

Oaxaca marca su vida, “me encanta su cultura, vivir en esta ciudad me amplió los horizontes. Forma parte de mí; incluso, me prometí que, si me unía en matrimonio, sería en este hermoso lugar”.

Se casó hace tres años. Escoge el templo de Santo Domingo de Guzmán.

“En Oaxaca se vive una fiesta. La verbena inicia al salir de la iglesia, calenda, banda, mezcal. La mayoría de invitados venía de la Ciudad de México y no conocía esa tradición. Una boda fantástica”.

Con 30 años cumplidos, analizó qué rumbo tomar. “Me llevó un mes decidir y determiné no trabajar más para alguien. En la Ciudad de México se tiene una mentalidad godín. Se aspira a conseguir un empleo y trabajar para alguien más”.

Inicia su propio proyecto, actualmente en etapa de planeación. Sa’stinu (Zapoteco: Nuestra música, nuestra tradición, nuestra fiesta), un restaurante en la Ciudad de México con servicio libery que planea abrir en septiembre próximo.

“Arranco con un restaurante de comida a domicilio, comida oaxaqueña, enfocado principalmente a las tlayudas”.

Coincide en que es necesario comer, pero ya no se va a los restaurantes. “Actualmente es preferible pedir que lo lleven a casa. Son clientes exponenciales”.

Sobre todo, explotar ese hueco de la comida oaxaqueña, un mercado lleno de tradición, en la capital del país.

Con el proyecto Street Food Latinoamérica, de Netflix, la tlayuda se popularizó en el país. La productora lanzó un “campeonato” con motivo de una serie documental que estrenó a finales de julio.

Eligió platillos “callejeros” e inició una eliminatoria. En la final quedó una terna, el choripán de Argentina, el ceviche peruano y la tlayuda de Oaxaca. Una encuesta a través de la red social Twitter le dio el triunfo a la última.

“El concurso le da fama y la tlayuda no está tan posicionada en la Ciudad de México. Contacté a productores artesanales oaxaqueños del chorizo, tasajo, quesillo y demás insumos. Se trata de que se conozca el verdadero sabor de una tlayuda oaxaqueña y al mismo tiempo apoyar a los productores cuyas ventas se han ido mermando”.

Uriel se reconoce como una persona con grandes sueños, “así se empieza, con un sueño y ese sueño te da miedo porque es grande, pero sé que seré exitoso”.

Oaxaca le legó la mentalidad de emprendimiento, “gracias a eso hoy puedo tener mi propio negocio”.

La pandemia también le deja el aprender a valorar a las personas que quieres, “dejas de ver a muchas personas y empiezas a ver quiénes son importantes para ti, a quién quieres ver, valoras a la familia y a las personas que realmente importan”.

Considera que inicia la etapa del emprendimiento en todo el mundo. “Muchos empleos murieron. Esta época nos vino a cambiar la vida, no sólo a mí, sino a la gran mayoría, ahora, a todos nos toca reinventarnos”.

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