La Cosecha, un mercado orgánico que rescata artículos saludables y comercio directo con el productor, está al borde de la quiebra. Carolina, de La Caléndula, teme que el proyecto desaparezca de continuar la crisis sanitaria por el Covid-19
Yolanda PEACH
Incertidumbre. El sentimiento lo comparten los productores del mercado orgánico La Cosecha. La pandemia mundial por el Covid-19 los tiene en un hilo.
Carolina Fuentes Díaz, una de las productoras e integrante de la Mesa Directiva, confiesa que teme que el proyecto que nació hace 19 años desaparezca. “Nos encontramos al borde del cierre definitivo. Los gastos de mantenimiento siguen corriendo, todos los que dependemos del mercado estamos sin ingresos y sin ahorros, en un ambiente local y nacional con mucho riesgo de contagio”.
Actualmente apelan a la solidaridad de la sociedad para reunir dinero, mantener el mercado y de ser posible, repartir apoyos entre los integrantes.
PROYECTO AMBICIOSO
Carolina conserva recuerdos cálidos del proyecto. Nace con otro nombre en el 2002 por iniciativa del maestro Francisco Toledo. “Su intención era frenar la migración, que los paisanos que buscaban ir a Estados Unidos a probar suerte, se quedaran en su país y crear fuentes de ingreso, al tiempo de cuidar el medio ambiente”.
Al inicio, les presta un espacio en el patio de su casa, en el cine club El Pochote. Se mantienen seis años y de ahí, de forma transitoria, se mudan al atrio del templo de Xochimilco, donde están otros seis años. Se establecen en Santa Rosa, pero no es un lugar idóneo. Finalmente deciden rentar un espacio en el inmueble marcado con el número 806 de la calle Macedonio Alcalá.
De forma directa, se benefician 32 familias y proyectos. “Dividimos el espacio. Un área de artesanía y otro gastronómico. El espacio es incluyente, además de productos saludables, se le da cabida a la cultura, exposiciones, música, talleres y artistas”.
Carolina está al frente del Huerto La Caléndula, donde expende aguas frescas, frutas y hortalizas. Todo orgánico.
“Lo que se expende está libre de pesticidas y químicos. Todo se elabora con técnicas orgánicas para garantizar que es benéfico para la salud. Mantenemos técnicas ancestrales y venimos de todas las regiones de Oaxaca, por lo que hay una amplia variedad de productos”.
Logran una estabilidad, “como todo, había días buenos y días malos (…) con la contingencia sanitaria el panorama es de incertidumbre”.
PRIVILEGIAN LA SALUD
Cierran el espacio cuando inicia la Jornada Nacional de Sana Distancia, el 22 de marzo.
Se mantienen solamente ocho productores. Lácteos, hortalizas, carne, plátano, café, miel, embutidos estilo alemán y plantas. “Se trata de productos perecederos, los otros no son considerados productos necesarios. Al inicio, creímos que sólo sería un mes”.
El envío a domicilio no fue opción. “Sólo damos servicio miércoles y sábado con todas las medidas sanitarias de disposición oficial. Algunos han podido entregar en casa, pero no todos”.
Los otros productores se quedan en casa. “El regreso es incierto, está a la deriva el poder incorporar las otras actividades; en tanto, el pago de los servicios continúa, la renta, luz, teléfono, agua”.
Los que continúan, extreman las precauciones. Tienen un tapete sanitizante a la entrada, todos usan cubre-boca, careta, alcohol en gel y se lavan continuamente las manos. Usan cloro para limpiar todos los recipientes y el lugar al finalizar cada venta. Utilizan gorra y mandil. No tocan el dinero con las manos.
“No vivo con miedo, pero sí cumplo con todos los cuidados. Creo que no lo hemos hecho tan mal, ya que somos muy estrictos con nuestras medidas de higiene porque tenemos una gran responsabilidad”.
VIVEN CON INCERTIDUMBRE
Los clientes habituales de La Cosecha son principalmente extranjeros. “Los turistas son gran parte de nuestra clientela y ahora no pueden estar con nosotros. Nuestros consumidores locales no nos han dejado, dentro de sus posibilidades”.
Pese a todo, sus ingresos disminuyeron drásticamente. “Estamos totalmente abajo, es prácticamente como empezar de cero. Sabemos que la economía decreció bastante, no sólo en Oaxaca, sino en todo el mundo”.
Su mayor temor, es no poder sostener el proyecto. “Tenemos miedo de que La Cosecha pueda desaparecer. Mantenernos se volvió muy complejo. Siento mucho esta pérdida. No saber cuánto tiempo pasará para volver a lo que éramos o si esto acabará”.
Una solución a corto plazo fue propuesta por unos clientes extranjeros. “Nos hacen una pequeña donación y nos sugieren ingresar a una fondeadora para juntar recursos”.
Con el dinero que recauden pretenden pagar el mes de renta que se venció y el mes que viene.
“En el fondo de mi corazón sueño con salir adelante. La Caléndula es mi único medio de subsistencia y sé que para salir se requiere de mucho esfuerzo de nuestra parte”.
La Cosecha Oaxaca se une a las redes sociales, por medio de Facebook e Instagram, “tenemos nuestros seguidores y necesitamos seguir al cien para continuar en la preferencia de los clientes”.
Confiesa que, en la actualidad, existe mucha desconfianza para comprar comida fuera, “es más complejo, ante esta pandemia, las familias prefieren preparar en casa”.
Ofrecer productos sanos, sin agroquímicos, logra que sus clientes los mantengan como un punto de abastecimiento, “confían en nosotros y debemos responder de manera solidaria”.
Puntualiza que, su principal preocupación, es sostener a las personas que trabajan con ellos y dependen de un sueldo.
Positiva, asegura que la pandemia también deja cosas buenas. “Nos enseña a ser solidarios, a tener empatía, a realizar el trabajo en equipo”.
Apunta que la higiene es “súper importante, no sólo por la pandemia”. En La Cosecha se han ayudado entre ellos con los mismos productos que expenden, “fomentamos el trueque”.
Advierte que, este tiempo, sirve para conocerse a uno mismo, cuáles son las fortalezas y debilidades. “Muchos no estamos acostumbrados a encontrarnos con nosotros mismos y ahora descubrimos nuestra verdadera realidad”.
Por lo pronto, sabe que ella es una mujer con mucha vida por delante. “En este momento hago lo que puedo con lo que tengo a la mano y tengo muchas ansias por comerme al mundo y hacer algo para que vivamos mejor”.
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