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Encuerados y sin pena

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Ana PAULA ORDORICA/Excélsior

Tenemos una clase política que cree que nos hace el favor de trabajar para nosotros; que cree que, por ello, no debe rendir cuentas; que cree que los recursos públicos son para ellos…

Queríamos transparencia. La estamos recibiendo. Y con la transparencia tenemos también claras más cosas. La clase política roba a manos llenas; lo hace de manera descarada y México es un país demasiado generoso.

¿Cómo llegamos aquí? Impunidad es la palabra clave. Quien roba y es descubierto no sufre consecuencias o, cuando las sufre, éstas son irrisorias.

Uno de los pocos políticos que han pagado, en fechas recientes, por abusar de los recursos públicos como si fueran privados, ha sido David Korenfeld. Por usar el helicóptero de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) como taxi, según él sólo ocho minutos, aunque ya se sabe que se utilizó mucho más, Korenfeld tuvo que renunciar a su cargo y pagar una multa.

Fuera de ello, casas, choferes, viajes, negocios, privilegios y un largo etcétera van y vienen. Los servidores públicos llegan a servirse a sí mismos y a sus familias desde sus cargos.

Esta semana supimos que la candidata del PRI/PVEM/Panal a la presidencia municipal de Cuernavaca, Morelos, Maricela Velázquez, tiene un negocio inmobiliario con su hermano y una propiedad que adquirieron a precio de ganga: 5.3 millones de pesos por mil 767 metros cuadrados.

Es decir, en una zona en donde el metro cuadrado se cotiza entre 350 y 500 dólares, ella y su hermano lo adquirieron a 200 dólares por metro.

¡Una ganga! Mejor que se dediquen a bienes raíces o que nos vendan a ese precio la casa —la cual no incluyó en la declaración patrimonial que presentó al portal #3de3—.

En entrevista al programa Frente al País, la candidata argumenta que ella hizo esa declaración patrimonial de manera voluntaria y que la compra se hizo con recursos producto del trabajo de su familia.

Como tantos otros políticos, Velázquez confunde una iniciativa no vinculante al creer, primero, que ya nos hizo un favor por “desnudarse” al darnos la información y, segundo, que, por ello, la declaración no tiene que ser verídica.

Ejemplifico con el caso de Velázquez, pero, desgraciadamente, el suyo no es una excepción. Tenemos una clase política que cree que nos hace el favor de trabajar para nosotros; que cree que, por ello, no debe rendir cuentas; que cree que los recursos públicos son para ellos, si están a su alcance; que cree que los recursos heredados o de sus familiares no tienen por qué ser escrutados públicamente.

México es un país con amplios recursos, un país demasiado generoso. Un país que puede dar y dar y dar para que nos roben a manos llenas, con absoluto cinismo y sin consecuencias para quien lo hace. Por eso, ahora que se empiezan a transparentar, vemos a nuestros políticos encuerados… y sin vergüenza de lo que tienen que mostrarnos.

Twitter: @AnaPOrdorica

 

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