Seguridad en la mira
La crítica mediática al titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Alberto Esteva Salinas, no ha sido fortuita: se ha ido por la tangente en materia de seguridad, pero le ha dado mayor relevancia al aspecto social que, por lo visto, tampoco le ha funcionado. En una entrevista reciente reconoce que su meta es dignificar la labor policial. Por eso le ha dado una importancia vital a mejorar sus condiciones de trabajo. Ha usado el color anaranjado para patrullas y camiones, porque reconoció que es el color que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha sugerido en contra de la violencia, o el color blanco para los uniformes policiales. Sin embargo, como mucho se ha dicho, la realidad en Oaxaca es muy diferente para ver sólo el lado humano y superficial de las cosas. A la policía no le interesa tener alberca o asadores para su familia; un iguanario o aviario con tirolesa; ir a bailar danzón o demás, sino ganar más, tener condiciones dignas de trabajo: que sus patrullas sean avitualladas con suficiente combustible, que los uniformes sean decorosos y de las tallas adecuadas; que su ración alimenticia no sea puro huevo, tortillas y frijoles, etc.
Con todo este panorama, desde fines de agosto y antes, de forma esporádica, circularon en la red escritos respecto a protestas de policías inconformes con la conducción de la corporación y de la dependencia. Sólo hasta el viernes 12 de septiembre se inició una difusión masiva del paro que finalmente se realizó el domingo siguiente. Nada fácil ni para la SSP ni para el gobierno estatal, hacer frente al abultado pliego de peticiones de tipo económico de los jenízaros. Es un secreto a voces que el presupuesto para hacer frente a una serie de compromisos de carácter laboral y administrativo en el gobierno estatal, se ha supeditado al pago de la nómina del magisterio, que es la que materialmente chupa todo lo que llega de la Federación al estado y los magros recursos estatales. La idea de que no hay dinero permea en el imaginario colectivo, con un responsable: el magisterio afiliado a la Sección 22 y la voracidad de sus dirigentes.
Es importante subrayar que uno de los factores que han incidido en la crítica al desempeño de Esteva Salinas es su carácter arrebatado para emitir declaraciones al por mayor, tanto más imprudentes, más comunes. Ha defendido a ultranza al magisterio, de tal manera que ha quedado claro que durante la gestión actual, no se les tocará hagan lo que hagan, así incendien Oaxaca. La andanada mediática tiene mucho que ver con sus aspiraciones políticas, que parecen estar detrás de la impunidad del magisterio y la falta de sentido de responsabilidad al eximirlos de los abusos y atropellos en contra de la sociedad. No obstante, es innegable que la inseguridad, el catálogo de delitos como homicidios, feminicidios, asaltos carreteros, robos a casas habitación y otros, siguen creciendo en la entidad. Los homicidios han crecido de manera exponencial en ciertas regiones de la entidad, la Costa por ejemplo, ello sin soslayar que todo el territorio estatal no ha quedado a salvo de la comisión de delitos graves, como el secuestro, la extorsión y el asesinato de mujeres. El paro policial abona a nuestra endeble paz social, a la agitada vida política oaxaqueña, pero más aún, al deterioro de la imagen de la Secretaría de Seguridad Pública y del propio gobierno estatal. Sea movido por intereses ajenos o lo que sea, lo que puso en riesgo fue la propia seguridad de la ciudadanía.