El magisterio: Ese mal social
Desde hace 34 años, los habitantes de la ciudad de Oaxaca no pueden pasar un mes de mayo en santa paz. No se concibe este mes sin las clásicas movilizaciones, los plantones, los bloqueos, las amenazas y ahora se ha instrumentado algo nuevo: la toma de medios de comunicación, que permitan “coberturar”, las negociaciones. La dirigencia de la Sección 22, que encabeza Rubén Núñez Ginéz, alcohólico irredento, sabe a ciencia cierta que todo lo que haga para ablandar al gobierno de Gabino Cué, para obtener más prebendas de su sobado pliego de peticiones, será un intento fallido; que ya no habrá espacio para acuerdos estatales y parciales; que todo se tendrá que ver en la capital del país y con autoridades federales. Pero ha insistido en sus manidos métodos de chantaje y manipulación.
El pasado lunes, los citadinos amanecimos casi con oficinas públicas tomadas por los mentores; canales de televisión públicos y privados, bloqueados y con una caravana de moto-taxis del Frente Popular Revolucionario (FPR) –el brazo ejecutor y porril de la Sección 22- para proteger el “accionar” de los mentores. Esta última organización, una de las más beneficiadas en el gobierno de Cué Monteagudo, se ha caracterizado por ser de las más beligerantes y corrompidas de cuantas se conocen. Manejada tras bambalinas por el “revolucionario” Germán Mendoza Nube, maestro egresado de la Escuela Normal de El Mexe, Hidalgo y su cómplice, también maestro, Macario Otalo Padilla, pero operada por dos pájaros de cuenta: Pedro García y Florentino López, está señalada de tener nexos directos con el Ejército Popular Revolucionario (FPR).
Al menos lunes y martes, los ciudadanos tuvimos que sorber el trago amargo de la frustración y la indignación, frente a los abusos, los atropellos y los manidos métodos de cerrar comercios y oficinas públicas; el boicot al flujo informativo en los medios de comunicación; el aberrante cierre de vialidades y oficinas públicas. Todo ello en un entorno de impunidad, gracias a la abulia gubernamental para salvaguardar los derechos ciudadanos y la parálisis legislativa, que no tiene ni el propósito ni, mucho menos el proyecto de iniciativa de Ley Estatal de Educación, cuyo plazo para presentarla venció desde el 12 de marzo pasado. Los llamados han provenido desde la Iglesia hasta los organismos empresariales; desde los mismos padres de familia hasta maestros conscientes de que el Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación en Oaxaca (MDTEO), está desfondado, sin base social de apoyo, sino caracterizado como un movimiento desfasado de la realidad política del país y de la entidad.
En la opinión pública oaxaqueña, ya no hay espacio para un comentario favorable a los maestros. Todo mundo los abomina. Y es obvio que hay miles de maestros que tienen plena consciencia de lo que ocurre en su entorno y de la urgencia de retomar los principios elementales de la docencia y la responsabilidad de enseñar. Pero se topan con una barrera de intereses gremiales, abanderados por los dirigentes, pero manejados detrás por grupos radicales y guerrilleros, que aprovechándose de la ignorancia de los mismos, siguen atizando el fogón para pulverizar todo arreglo institucional. Ahí está el FPR, que a menudo es utilizado como punta de lanza para acciones radicales, con lo cual se reivindica ante sus patrones de los grupos en la clandestinidad.