El viento de la ira vuelve a amenazar Oriente Próximo. En un gesto tan simbólico como demoledor, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoce a la milenaria Jerusalén como capital de Israel y ordena un plan para trasladar ahí su Embajada. Aunque la mudanza tardará años y puede que nunca se materialice, la altisonante proclamación rompe con décadas de …