Desde 1990 la Asociación Nacional del Rifle ha beneficiado a 319 congresistas. Entre otros, muchos latinos que hoy, después de la masacre de Florida, se rasgan las vestiduras, evaden a la prensa o como Donald Trump, buscan culpables en otras partes, en otros motivos como la salud mental de los francotiradores y asesinos, las fallas en el FBI o cualquier otro pretexto que no afecte a la industria armamentista.
Luis Carlos RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
A menos de 50 millas del Instituto de Parkland, en Florida, donde el pasado miércoles 14 de febrero murieron 17 personas por un tiroteo, se instaló una feria de armas, donde se pueden comprar rifles y ametralladoras de asalto como las que utilizó Nicolás Cruz, un joven de 19 años.
“Disfrutarán un enorme despliegue de armas de fuego, munición, cargadores, cuchillos y mucho más», promete a los visitantes la página web del evento denominado “Florida Gun Show” que se realizó este fin de semana en Miami.
Así de paradójico es el tema de las armas en Estados Unidos. Uno puede entrar a cualquier Wall Mart o a tiendas de deportes en prácticamente cualquier condado para comprar pistolas, rifles, ametralladoras, cargadores y balas de cualquier calibre.
Es un tema de negocios, de dinero, de política, de alianzas, de apoyo a campañas, como los 30 millones que entregó la Asociación Nacional del Rifle (NRA por su siglas en inglés) al entonces candidato republicano y hoy presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La Asociación Nacional del Rifle ha “invertido” más de 130 millones de dólares desde 1990 para que no se prohíba la venta de arsenales, aún con el riesgo de que puedan llegar a manos de personas como Nicolás Cruz.
No sólo Trump ha sido de los beneficiarios de esos “donativos” sino senadores, representantes y gobernadores lo mismo republicanos que demócratas. Tan sólo en las elecciones de 2016 repartió más de 50 millones de dólares en donaciones a campañas.
Dicha asociación invierte en promedio cada 4.5 millones anualmente entre la clase política estadunidense lo cual les ha permitido que en el vecino país existan más armas que habitantes, es decir más de 357 millones de armas frente a los 317 millones de personas.
Desde 1990 la Asociación Nacional del Rifle ha beneficiado a 319 congresistas. Entre otros, muchos latinos que hoy, después de la masacre de Florida, se rasgan las vestiduras, evaden a la prensa o como Donald Trump, buscan culpables en otras partes, en otros motivos como la salud mental de los francotiradores y asesinos, las fallas en el FBI o cualquier otro pretexto que no afecte a la industria armamentista.
Destacan entre los beneficiarios de esos donativos el representante demócrata por Texas, Henry Cuellar; los republicanos de Florida Mario Díaz-Balart, Carlos Curbelo e leana Ros-Lehtinen.
Asimismo el senador republicano por Texas, Ted Cruz quien recibió 75,000 dólares para su campaña y Marco Rubio, de Florida, con 3.3 millones de dólares.
La NRA presume que ha educado a 30 millones de niños menores de nueve años sobre los riesgos de las armas. Pero no habla acerca de los 1,300 menores que en promedio mueren en Estados Unidos a causa del mal uso de las mismas.
Así las masacres, los negocios y la política en Estados Unidos en el tema de la venta de armas. Hay muchos intereses de por medio y un presidente Donald Trump, que por más que lo cuestionen sobre el tema o los jóvenes sobrevivientes de la última masacre escolar le manden videos y mensajes, seguirá volteando para otro lado, diciendo que reza por la víctima porque al final “business are business”. Tal Cual.