Para reducir el costo de las elecciones, se requiere replantear todo el modelo de organización electoral
Agustín Castilla
@agus_castilla
La reacción de buena parte de la sociedad ante la obtención del registro de tres nuevos partidos políticos en nuestro país, distó mucho de ser positiva y por el contrario fue objeto de un sin número de críticas principalmente por el costo que van a representar. Tan sólo para los últimos cinco meses de este año recibirán poco menos de 100 millones de pesos, aunque esta cantidad se le va a descontar a los demás partidos por lo que en realidad no representa un incremento.
Para nadie es desconocido que el sistema de partidos enfrenta una crisis importante, como lo demuestran los resultados del “Informe País sobre Calidad de la Ciudadanía” elaborado por el Instituto Nacional Electoral y El Colegio de México en que el nivel de confianza de los institutos políticos apenas alcanza el 19 por ciento.
Sin duda casos como el del Partido Verde Ecologista de México perteneciente a la familia González Torres, o el tristemente célebre Partido de la Sociedad Nacionalista de la familia Riojas han generado la percepción de que todos los partidos políticos, pero sobre todo los más pequeños o de reciente creación, constituyen lucrativos negocios para unos cuantos y poco o nada representan a la sociedad.
Tampoco ayuda mucho la noticia de que, aprovechando la reforma electoral, los partidos se auto recetaron mil 300 millones de pesos adicionales vía financiamiento público local.
Sin embargo, no debemos perder de vista que más allá de las críticas no es fácil cumplir con los requisitos que establece la Ley General de Partidos Políticos, pues se requiere contar con 3 mil militantes en un mínimo de 20 entidades federativas o 300 en 200 distritos electorales, y no pueden tener menos del 0.26% del padrón electoral lo que da un número de 219 mil 608 afiliados además de mantener por sí mismos el 3% de votación en las próximas elecciones.
Esto significa que cuando menos un segmento nada despreciable de la población mayor de 18 años considera a Morena, al Partido Encuentro Social (PES) y al Partido Frente Humanista, como una alternativa a los partidos tradicionales (PRI, PAN y PRD) que se han enfocado más a construir alianzas rentables electoralmente con los partidos pequeños y a fortalecer sus estructuras y su capacidad de movilización, pero se han olvidado de la gente y por tanto han ido dejando de ser opción para muchos.
Por otra parte, es cierto que el mantenimiento de los partidos a través del financiamiento público que se calcula multiplicando el número total de ciudadanos inscritos en el padrón electoral por el 65% del salario mínimo vigente en el Distrito Federal, mismo que se incrementa en un 3% para actividades específicas y en un 50% para la obtención del voto en año electoral,representa un costo muy importante sobre todo en un país con tantas necesidades, pero esto no se resuelve limitando en la ley el número de partidos que deben existir pues representaría un atentado contra la pluralidad.
Tampoco basta con disminuir la cantidad de dinero que reciben (ya se han presentado en el Congreso iniciativas que van en ese sentido pero obviamente han sido congeladas), pues es sabido que en no pocas ocasiones partidos y candidatos gastan mucho más de lo permitido en sus campañas aunque no lo reportan a la autoridad electoral.
Estoy convencido que para reducir el costo de las elecciones, se requiere replantear todo el modelo de organización electoral y desde luego que los partidos cumplan las reglas que ellos mismos han determinado. Mientras sigamos instalados en la simulación, jugando en los límites y buscando salidas para darle la vuelta a la ley, no habrá medida que funcione para tener una democracia de mayor calidad y a menor costo.
