EDITORIAL
Desde hace 37 años, la ciudadanía oaxaqueña ha padecido los embates de un magisterio beligerante, enconado, parasitario. Su “lucha” ha sido siempre por conservar sus privilegios; sus canonjías; sus cotos de poder. No existe en el país algo similar. Si hubieran de contabilizarse los días laborables que desde entonces, pero sobre todo en la última década, han suspendido, podrían sumar varios ciclos escolares completos. Para los estudiosos del fenómeno magisterial oaxaqueño, eso no sería posible si no hubieran contado con la complicidad de algunos gobiernos. Hoy mismo, la Sección 22 y su matriz, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), han tomado fuerza desde que el subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, Luis Enrique Miranda Nava, hoy flamante titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), les volvió a dar vida y los subió al ring, con un afán pendenciero.
Hablar de los maestros ciertamente genera molestia a los oaxaqueños. Se han convertido en látigos de la sociedad; en los principales fustigadores de la economía; los depredadores de la educación. Cuando en octubre de 1992, a casi un mes de que concluyera su período de gobierno, el ex ejecutivo Heladio Ramírez López, le otorgó a su dirigente, Erangelio Mendoza González, el control cuasi total del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), el gremio sindical devino un verdadero poder fáctico. De ser una sección sindical, una representante estatal del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), se transformó en un ente dictatorial, autoritario, de corte fascista. Su divisa era: “estás conmigo o contra mí”. Otorgaba premios y castigos a discreción. Lucraba con las cuotas sindicales; con la venta de plazas, con las sanciones impuestas, vía pago quincenal, a quienes no asistieran a las marchas, bloqueos carreteros o movilizaciones. Una verdadera mafia.
De los 81 mil mentores que dice tiene entre su membresía, más de la mitad está harta del falso radicalismo de los dirigentes; de demagogia y el doble discurso. En apariencia se movilizan para torpedear al gobierno y la Reforma Educativa, sin embargo, los arreglos se hacen en lo oscurito; detrás de la puerta. Ahí van los millones para que los pulcros, honestos y consecuentes dirigentes, atenúen sus protestas y se hagan cómplices de las decisiones gubernamentales. Al menos los cinco o seis últimos dirigentes del Cártel-22 se han tasado con dinero. Si alguien lo duda que le pregunte a Luis Fernando Pacheco, Alejandro Leal Díaz (qepd), Enrique Rueda Pacheco, Ezequiel Rosales Carreño, Azael Santiago Chepi y Rubén Núñez Ginez.
El pasado primero de mayo, los mentores de los Valles Centrales realizaron una marcha para conmemorar el “Día del Trabajo” y presentar su pliego de peticiones, producto de los acuerdos de la asamblea estatal, realizada el sábado 29 de abril. Sus demandas son las mismas. La soterrada resistencia a la Reforma Educativa y al nuevo modelo educativo; la libertad de los presos políticos –incluyendo a los delincuentes del fuero federal, presos por secuestro, de los que sólo fue liberado Mario Olivera Osorio-. También solicitan una y mil canonjías, prebendas y dádivas, como plazas automáticas, mejoras salariales, etc. Para ello, siguen usando sus manidos métodos de bloqueos carreteros y los bloqueos a tiendas trasnacionales, supermercados y bancos. Un método del que todos los oaxaqueños abominamos desde hace mucho. Y con justificada razón.