Alejandro Lelo de Larrea / Mensaje Político
Si la burra número uno y directora general el Instituto Politécnico Nacional (IPN), Yoloxóchitl Bustamante se propuso reventar la reforma al Reglamento y a los programas de estudio de la institución, que ella misma impulsó, hay que felicitarla: lo logró.
Es claro que la bióloga adoleció de toda sensibilidad política, e incluso de sentido común para llevar a buen puerto la modificación que pretendía. Sus decisiones importantes de las últimas semanas, fueron completamente inoportunas.
Quizá no había peor timming en el año para aprobar estas reformas y proponer su entrada en vigor que, a finales del mes de septiembre, justo a unos días de lo que todos los años reúne a la actual, y a la vieja comunidad estudiantil aguerrida de las instituciones públicas: la conmemoración de la matanza del 2 de octubre de 1968.
Es obvio que este escenario no lo contemplaron, y que para los cambios planteados tampoco previeron una estrategia de comunicación, al exterior de la comunidad politécnica, ni mucho menos al interior, donde se satanizó su nuevo reglamento, al grado de que se creyó el cuento de que al término del nivel superior, los egresados ya no tendrían el nivel de ingeniería, sino de técnico superior.
Los desatinos no quedaron ahí. El jueves 25 de septiembre, justo al día siguiente de la primera marcha y del paro que hicieran tres escuelas del Politécnico, Bustamante dio un recorrido de medios en que minimizó el problema, y trató de hacer creer su versión de que ya se había resuelto el conflicto, que esas escuelas que habían hecho paro, ya iban a volver a sus actividades normales aquel viernes.
Pero no fue así. Y el hecho de haber minimizado el problema, pareció enfadar más a la comunidad politécnica, tanto, que al día siguiente se dio un paro en que participaron más de la mitad de las escuelas del IPN. El capital político de Bustamante, para estar al frente del IPN, se había terminado.
La todavía directora del IPN, cometería otro error de sensibilidad política: justo este miércoles, (cuando se dio otra gran marcha de estudiantes y académicos del IPN, que concluyó en las afueras de la Secretaría de Gobernación, e incluso con la participación del titular de la dependencia, Miguel Osorio Chong), Bustamante puso en la mesa su renuncia.
Obvio, Osorio Chong, hábil, no le aceptó su renuncia (políticamente hablando), porque no era el momento político para ello, debido a que la salida de Bustamante es una demanda de la comunidad politécnica que se ha manifestado.
El momento político para aceptar la renuncia de Bustamante, es precisamente cuando se alcance un acuerdo entre Osorio Chong y los politécnicos, lo que dejará al primero como el negociador, el que resuelve los conflictos que otros generan, como la directora del IPN, que incluso rebasó al titular de la Secretaría de Educación Pública, Emilio Chuayffet.