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Violadores están en casa

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Estadísticas proporcionadas por la Fiscalía General del Estado revelan que la mitad de agresiones sexuales se perpetraron en agravio de menores de edad, 45 por ciento en la casa de la víctima o agresor y al menos tres de cada diez ataques fueron cometidos por un familiar; dificultades para caminar o sentarse, rasguños, mordeduras, hematomas en el cuerpo y zona genital, manchas en la ropa interior, son algunos de los signos físicos para darse cuenta que un niño sufre abuso sexual, dice especialista

Recomendaciones
Conservar la calma y conversar con el niño en un lugar privado.
Mostrar control de las emociones, ya que agrava lo ocurrido.
Creer en lo que el niño dice y hacérselo saber.
No culpabilizarlo de lo que pasó, al contrario, felicitarlo por lo valiente que es al contar lo sucedido.
Expresar que lo sigue queriendo igual, que la relación entre ustedes no ha cambiado.
Hacerle saber lo importante que es no guardar el secreto, y que necesita de otras personas para protegerlo.
Buscar ayuda profesional, un caso de abuso sexual requiere presentar la denuncia, atención médica y psicológica.

Yolanda PEACH

Andaba en el monte. Esa mañana su tío Pedro había llegado a visitarlos. Margarito, su papá, le pidió que los llevara por leña.
Caminaban los tres a pasos dispares, mientras buscaban. Sorpresivamente, Pedro la jaló de la blusa y la arrastró entre los matorrales.
Horrorizada, la pequeña, de 14 años, comenzó a gritarle que la soltara, pero éste la golpeó con el puño en el estómago, lo que provocó que se le saliera el aire y cayera al piso.
Le quitó el pantalón y como estaba aturdida por el golpe, no pudo defenderse.
Justo en ese momento llegó su padre.
“Cuando descubrió que me quitaba el pantalón, lo ayudó; entre los dos me lo quitaron, así como mi pantaleta. Me alzaron la blusa y comenzaron a tocar todo mi cuerpo”.
Pedro se bajó su pantalón mientras Margarito la sostenía para que éste la violara.
“Me tenía agarrada de las manos para que no me quitara. Yo me asusté mucho y trataba de patear, lloraba y gritaba que me soltaran”, añade.
Ante la resistencia, Pedro la golpeó en la cara, pero después la agarró para que Margarito la violara; al terminar, entre los dos la limpiaron con un trapo y le pusieron su pantalón.
Ella no dejaba de llorar porque la lastimaron, pero sus agresores sólo le dijeron que no dijera nada y se apurara con la leña.

HORROR EN CASA

Datos de la Fiscalía especializada para la atención a delitos contra la Mujer por razón de género, señalan que, en la presente administración estatal, del periodo comprendido del 1 de diciembre de 2016 al 31 de agosto de 2019, han denunciado 997 agresiones sexuales, 369 por violación, 68 por violación equiparada, 10 por violación tumultuaria y 530 por abuso sexual y abuso sexual agravado, de los cuales, el 32.09 se cometieron por familiares de la víctima.
Los datos también arrojan que 230 delitos denunciados por violación, equiparado a la violación o violación tumultuaria se cometieron en la vivienda de la víctima o la vivienda del agresor, al igual que 222 delitos denunciados por abuso sexual y abuso sexual agravado, lo que significa que el 45.33 por ciento de las agresiones sexuales se perpetraron en el hogar.
Las estadísticas indican que, de estas 997 agresiones sexuales, 498 fueron cometidas en agravio de menores de edad, 205 infantes sufrieron violación y 293 abuso sexual agravado, lo que arroja que fueron atacados el 49.94 por ciento de niños y adolescentes.
La agente del Ministerio Público de Delitos Sexuales, quien pide omitir su nombre por no estar autorizada para dar entrevistas, indica que gran parte de los abusos sexuales en contra de los menores de edad ocurren en el hogar por un familiar directo y en la mayoría de los casos son los varones los victimarios.
Explica que la violación es una acción que lesiona, limita o violenta la libertad y la integridad sexual.
Abunda que todo contacto sexual de una persona adulta con una niña, niño o adolescente con el fin de obtener provecho, ventajas o placer es penado, pues lo somete mediante el ejercicio del poder físico o psicológico, que en todos estos casos es una violación a los derechos fundamentales y a la dignidad de los menores de edad.

SECUELAS DE POR VIDA

Entrevistada al respecto, la psicóloga del Centro de Justicia para las Mujeres (CEJUM), Liliana Patricia Morales Castellanos, indica que la misma cultura en que vivimos, no estimula para que los chicos hablen de los abusos que sufren, así que ellos se lo guardan para sí mismos.
Apunta que por ello se debe de crear un entorno que les permita sentirse seguros si tienen que contar un problema tan grave como un abuso sexual.
“El ser niña o niño es uno de los factores que hace mucho más probable llegar a ser víctima de abuso sexuales, así lo indican algunos estudios y coinciden en que son más las mujeres las que sufren el abuso sexual infantil”, agrega.
Señala que los abusos son más frecuentes en preadolescentes que ya tienen rasgos sexuales, pero que todavía no tienen mucha capacidad de autoprotección.
En tanto, la doctora del Sector Salud, Gabriela Geminiano, detalla que algunos de los signos físicos para darse cuenta que un niño sufre abuso sexual, son dificultades para caminar o sentarse, rasguños, mordeduras, hematomas en el cuerpo y zona genital, manchas en la ropa interior.
Aunque destaca que lo más relevante son los signos conductuales, como cambios de alimentación y sueño, disminución del rendimiento académico, conductas regresivas, erotizadas o sexualizadas, mentiras y robo, así como utilización del tema sexual en dibujos y juegos.
Advierte que existen consecuencias físicas, además de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, como son lesiones e infecciones genitales o anales, trastornos de ansiedad, depresión, trastornos severos de conducta y abusos de sustancias.

CASTIGOS SEVEROS

La fiscal detalla que para integrar la carpeta de investigación, la declaración de la víctima tiene valor probatorio preponderante, ya que el tipo de delito por lo regular se comete con ausencia de testigos, es decir en secreto, aprovechando que la víctima se encuentra sola e indefensa y cobra mayor relevancia si proviene de una niña o niño, a quien no se le puede tachar de malicia o mala fe; de manera que todo esto, al ser adminiculado con otras constancias de prueba hace verosímil su testimonio
Una prueba que puede relacionarse es un peritaje en psicología, mucho más si se tiene en cuenta que en la mayoría de estos casos, los responsables del abuso sexual son personas allegadas al menor, aún con vínculos de parentesco; es usual, además, que la víctima se encuentre bajo enormes presiones psicológicas y familiares al momento de rendir testimonio contra el agresor. Es por esto que es esencial comprender e investigar la dinámica familiar o social que subyace la denuncia.
Otra prueba importante es la pericial médica, que debe realizarse conservando la privacidad del paciente. Si es un menor de edad puede ser acompañado por uno de sus padres. “El examen debe ser voluntario y no traumático, no es posible obligar al paciente, donde se describan las lesiones que presenta la víctima, así como su peso y talla; en el caso de abuso sexual, se describen las zonas erógenas del cuerpo humano”.
Actualmente, por el delito de violación, se aplican penas hasta de 20 años de prisión, seis años si es violación, 27 años si es violación equiparada, pero se aumenta la mitad de la pena si fue cometida por un pariente de la víctima.
“Aumentarán en una mitad si (…) el delito fuere cometido por un pariente de la víctima sin limitación de grado en línea recta ascendente o descendente, o hasta el cuarto grado en línea colateral; por el tutor contra su pupilo, por el padrastro o madrastra en contra el hijastro o hijastra, por el amante del padre o de la madre del ofendido o por la persona que vive en concubinato con el padre o la madre del pasivo”.
“Los policías se llevaron a mi papá (…) Cuando le preguntaron si sabía por qué se lo llevaban mi papá dijo que sí, porque violó a su hija, pero que era su hija y a ellos qué les importaba. Se enojó. Golpeó a un policía en la pierna y a otro en la cabeza (…) Ahora está en la cárcel de Miahuatlán. Sé que está muy bravo, porque no quiere la comida que le van a dejar”.
Dictada la sentencia, se condenó a Margarito por violación agravada y violación tumultuaria. Purgará una pena de 52 años, seis meses de prisión y una multa de 111 mil pesos.
Se le condenó también a la privación de todos los derechos familiares y hereditarios que le pueden corresponder por su vínculo con la víctima.
La sentencia contra Pedro también fue condenatoria por los mismos delitos. Debe estar preso 40 años y seis meses y pagar una multa de 74 mil 425 pesos. Ambos deben pagar, además, la reparación del daño a la víctima.

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