Somos seres de carne y hueso, con tristezas y alegrías, señala el Suboficial del Honorable Cuerpo de Bomberos en Oaxaca
José HANNAN ROBLES
Fotos: Jairo ARAGÓN
Un Bombero es un ser humano, un hombre como cualquier otro, susceptible a las alegrías, tristezas, triunfos y fracasos. Es un hombre que disfruta de su familia, del día de descanso, del saludo o agradecimiento de alguna persona.
A pesar del ímpetu de muchos ellos, por su juventud, actúan con serenidad teniendo en cuenta las recomendaciones de sus superiores.
En entrevista, el suboficial Alfonso Hipólito Morales, encargado de la tercera guardia de la Estación Sur de Bomberos, quien el pasado mes de junio cumplió 21 años de pertenecer al Heroico Cuerpo de Bomberos, al cual ingresó cuando tenía 22 años, narra con emoción su trabajo realizado al paso de los años.
¿Cómo es un Bombero?
Como tú, como cualquier gente. Tiene familia, proyectos, sueños. Se emociona con sus hijos. Vive la emoción del ulular de las sirenas.
¿Es casado? ¿Tiene hijos?
Sí soy casado. Tengo dos hijos, un niño de siete años y una niña de 13. Están estudiando para que se superen y tengan mejores condiciones de vida. El sueldo de Bombero sí da para que los hijos se preparen, la mayoría de nosotros cuando salimos francos tenemos otros trabajos.
¿En qué otros oficios se desempañan cuando descansan como bomberos?
Hay taxistas, albañiles, plomeros, jardineros. Yo me dedico a cortar árboles de riesgo, previo permiso de Ecología.
¿Se ha visto en riesgo su vida?
Sí, no recuerdo en que año sucedió, fue en un rescate en un pozo.
Metieron una bomba de combustión interna dentro del pozo que despidió gases venenosos, a pesar de que se ventiló el lugar con cilindros de aíre persistieron los gases.
Ingresé por medio de cuerdas para hacer el rescate de un hombre, al poco tiempo me sentí mareado pidiendo a mis compañeros que me sacaran, pero en el trayecto perdí la conciencia.
Sufrí raspaduras en varias partes del cuerpo, aún tengo marcas en el hombro y la rodilla. Gracias a que mis compañeros están capacitados, entrenados para hacer recuperaciones me salvaron la vida.
En lugar de ser rescatador fui víctima en esa ocasión. Me llevaron al Instituto Mexicano del Seguro Social, donde permanecí dos días.
¿Qué pensó en ese momento?
La verdad no da tiempo de pensar, lo que uno quiere es salir, buscar aíre. Después es cuando reacciona uno, al darse cuenta que la vida se puede ir en un instante, cuando uno menos lo espera. Entonces es cuando uno piensa cómo va a dejar a la familia, en qué condiciones, qué problemas.
Viene una cuestión de miedo por la familia más que nada, pero se aprende.
Actualmente el ingreso a esos lugares se hace con más seguridad, se cuenta con equipo de respiración autónoma, pero sobre todo no hay que confiarse.
¿Pensó en abandonar el trabajo de bombero, después de este accidente?
No. Por el contrario, creo que de los errores se aprende, a veces hay cosas que se tienen que aprender de los errores y aquí no se trata de correr sino de aprender y hacer un buen trabajo.
Lo curioso de los bomberos es que cuando toda la gente corre de un peligro, los bomberos están entrando en él. Pero aquí se prepara hay conocimiento y equipo.
La gente como desconoce el peligro por eso corre a salvar la vida, nosotros entramos ya con seguridad y equipo.
¿El peligro hace más humilde a las personas?
La labor que se hace en incendios, rescates de personas entre fierros retorcidos de accidentes automovilísticos y peligros vividos a lo largo de nuestro trabajo nos hace, creo, más bondadosos y humildes que las demás personas.
¿Por qué escogió este trabajo?
El trabajo de bombero es muy noble, es un concepto totalmente diferente.
¿A qué edad ingresó al Cuerpo de Bomberos?
A los 21 años, en junio cumplí 22 años de servicio.
¿Había tenido otros trabajos antes?
Trabajé en la milicia, en la Policía Estatal, pero quería darle un cambio a mi vida a través del trabajo, me llamaba la atención el trabajo que hacían los bomberos, y me decidí a ingresar.
Esta labor es muy noble, me capacité y aquí estamos al servicio de la sociedad.
¿En cuántos incendios y rescates ha participado?
En muchos, no llevo la cuenta. No solamente en incendios sino en rescate de altura, en pozos utilizando cuerdas, en estructuras de edificios, ríos.
Desafortunadamente la gente tiene el concepto de que solamente atendemos incendios, pero nuestra actividad abarca un aproximado de 35 tipos de emergencias, que va desde bajar un gato de un árbol, retirar un árbol en vía pública, tratar abejas, fuga de gas, rescate de accidentes de vehículos, agua, prestar prevención elementos masivos, materiales peligrosos.
Precisamente hoy en la mañana acudimos a atender una fuga de amoniaco al rancho Sangre de Cristo, con el equipo se hizo posible el trabajo ya que sin este no se puede ingresar a esa área, es peligroso.
¿Les agradece la gente sus acciones?
Sí, de manera general vienen nos felicitan, nos dan las gracias. El Día del Bombero nos ofrecen un pastelito, alguna comida, mucha gente manda, no sabemos si por agradecer un servicio o por la admiración que nos tienen.
Me ha tocado estar en otros municipios donde llegan los afectados a agradecer en forma inmediata, otros esperan un evento o el Día del Bombero para hacerlo.
¿Qué siente después de salvar una vida o apagar un incendio?
En primer lugar satisfecho, a gusto porque la preparación que se tiene es agotadora, constante, solamente se ve el nivel de capacitación cuando uno realiza bien un trabajo, entonces se da uno cuenta que si valió la pena el sacrificio, que si sirve lo que vimos, con más ganas sigue uno aprendiendo porque esto nunca acaba, año con año cambian las reglas, el material, la tecnología necesitamos estar actualizados constantemente.
¿Qué impacto provoca atender un accidente donde se pierden vidas?
El bombero de alguna manera se prepara psicológicamente para atender estos eventos. La verdad en lo personal, en el primer muerto que atendí no dormí y no comí porque ahí es cuando se siente un poco feo ver a otro semejante en esas condiciones, la sangre, deformado.
Con los años, con la práctica y conocimiento que se adquiere se hace uno a la idea de que va a ver cosas feas, y se va uno acostumbrando, está uno consciente de que va a ver personas desmembradas, lo vemos con más normalidad, más tranquilo, con todo respeto, estamos conscientes que tenemos que moverlos, entregarlo al Ministerio Público. Sí impacta pero es un servicio, hay que hacerlo bien para que no afecte de forma psicológica.
Nuestra misión es ofrecer un mejor y mayor esfuerzo cada vez que suena la alarma.
Valoramos más la vida porque conocemos el gran poder de las fuerzas violentas sin control.
¿Son buenos los sueldos que perciben?
Sí, en los últimos años hemos tenido incrementos, aunque uno quisiera ganar un poco más o se tuviera un aumento año con año, desafortunadamente tenemos años difíciles, estamos conscientes de que la situación no está muy bien, pero nosotros trabajamos afuera, buscamos otras opciones en lugar de estar pidiendo y ser negativos.
¿Qué calificación da a su jefe, Manuel Maza Sánchez?
Ya tiene años con nosotros, gracias a él hemos conseguido muchas cosas, un cambio radical en cuestión de tecnología, equipo, prestaciones, entre otras cosas.
La mentalidad de la gente es difícil de cambiar, pero se ha conseguido poco a poco. Poco a poco se han ido cambiando los vicios, la mentalidad negativa de la gente que es lo más difícil, lo de menos es cambiar el equipo pero la mentalidad del ser humano es difícil, sin embargo, se ha logrado.
Gracias a él tenemos más estaciones, contactos con el extranjero y otros logros muy importantes que repercuten en el Cuerpo de Bomberos, en el Servicio, en nosotros, pero sobre todo en la ciudadanía.