El sector cafetalero del estado espera este año alcanzar una producción de mil 850 toneladas del grano, luego de superar en parte los graves daños que dejó la plaga de la roya y que prácticamente aniquiló a este cultivo en la entidad; ahora enfrentan otros problemas como la falta de inversión, los bajos precios del mercado internacional, carreteras en deplorables condiciones y la inseguridad. Dentro de toda esta tragedia, 10 productores oaxaqueños fueron galardonados en 2017 con el premio internacional denominado la Taza de la Excelencia, por la calidad de su producto
Alonso PÉREZ AVENDAÑO
Aunque los cafeticultores de Oaxaca comienzan a recuperarse de la roya, la plaga que causó una de las peores crisis en la historia del campo mexicano afectando a más del 50% de las plantaciones del país, la falta de inversión pública, los bajos precios del mercado internacional e incluso el mal estado de las carreteras de la entidad mantienen atado al sector, uno de los más ricos del país.
Entre 2006 y 2016, México registró una caída en la producción del grano de 45.74% al pasar de un millón 519 mil toneladas a 824 toneladas. Oaxaca fue el estado que con mayores pérdidas acompañó esta catástrofe nacional. En 2002 el estado produjo 235 mil toneladas del aromático y solo 66 mil en 2016. Las cosechas bajaron más del 70% en este lapso y 2018, de acuerdo con la proyección de la Coordinadora Estatal de Productores de Café de Oaxaca (CEPCO), será el primer año en el que se observe una mejora considerable; el cálculo es que este cultivo genere hasta mil 850 toneladas.
La coordinadora, que trabaja con 3 mil 500 productores de la entidad, muestra como prueba de su optimismo un logro de nivel internacional: seis de los productores a los que apoya obtuvieron la Taza de Excelencia, un reconocimiento que cada dos años se le da a los mejores cafés del mundo. En 2017 de los 27 productores independientes o comunitarios galardonados en México, 10 fueron originarios de de Santa María Yucuhiti, región Mixteca, cuatro obtuvieron la quinta mejor puntuación nacional, 90.10, y seis, 88.25 puntos.
La puntuación es otorgada por catadores de más de 20 países y los cafés seleccionados son comprados a precios especiales en el mercado internacional. De igual forma, para este año, la coordinadora ha logrado contratos con empresas internacionales que interactúan bajo el esquema de comercio justo.
A pesar de estos logros, las carencias que aún enfrentan los cafeticultores se asoman de inmediato. CEPCO hace evidente que la construcción de infraestructura y la mejora del equipamiento técnico para los productores es un requisito indispensable si se quiere que el café recobre la importancia que tuvo décadas atrás en el estado.
En Oaxaca, asegura Antolín Cruz Zúñiga, secretario de la mesa directiva de CEPCO, aunque el monto del equipamiento que permitiría a los productores mejorar procesos como el despulpamiento y el secado de los granos del café es relativamente bajo, de alrededor de 11 mil pesos, el 50% de ellos carece de los recursos para su adquisición.
De igual forma, en El Beneficio, como bautizó la coordinadora al lugar ubicado en Soledad Etla donde almacena el café recolectado en más de 100 municipios del estado, hace falta la construcción de una nueva bodega que impida que el trabajo se detenga cada vez que la capacidad del actual almacén se ve superada.
Caída y crisis
En el año 2002, de acuerdo con estadísticas de la Sagarpa, se recogieron del campo oaxaqueño 235 mil 994 toneladas de café, 23.9% más que en 2001, cuando se produjeron 179 mil 447 toneladas. Una década después, en gran parte por la plaga de la roya y por el envejecimiento de los cafetales, la producción se desplomó.
Para 2015 la Sagarpa reportó que en Oaxaca se cosecharon 85 mil 513 toneladas, con una caída de 36.4% respecto a 2014, la más grave registrada entre los cuatro principales estados productores. Chiapas, el principal cafeticultor de México, perdió en ese lapso 4.6%, cosechando 383 mil 060 toneladas; Veracruz, segundo en la lista, obtuvo 22% menos toneladas; solo Puebla resistió e incrementó sus números. La caída nacional en el periodo 2014-2015 fue de 12%.
En el ciclo 2016-2017 Oaxaca volvió a contabilizar pérdidas, esta vez del 19.5% recogiendo 66 mil 451 toneladas de café, 71.84% menos si se compara con las cifras de 2002.
“En un principio fue bastante complicado porque los productores veían por completo destruida su parcela, hubo muchos que se desmoralizaron y dijeron ‘el café ya no nos va a dar para el sustento’, no sabíamos por dónde iniciar”, explica Cruz.
Tras esa etapa de crisis, con un trabajo de animación para los productores por parte de CEPCO y con recursos oficiales se inició la ruta para mejorar la producción.
En 2013, cuando el gobierno federal lanzó la Política Nacional Cafetalera para mejorar la productividad se apoyó a 134 mil cafeticultores con 40 millones de plantas para la renovación del cafetal y asesoría técnica de 400 especialistas. Oaxaca fue el tercer estado con mayor número de productores beneficiados, con 26 mil 460 que recibieron 86.5 millones de pesos.
En 2016 para atender las afectaciones por la roya, la Sagarpa destinó a través del Plan Integral de Atención al Café (PIAC) recursos para el control de la plaga y para la renovación de suelos, siendo nuevamente Oaxaca uno de los estados que mayores beneficios logró. De 60 millones de pesos para la adquisición de herramientas de trabajo, 16.4 fueron entregados a la entidad; para el control fitosanitario se etiquetaron 147.2 millones de pesos, de los cuales recibió 33.4; para nutrición de suelo, de 316.1 millones 23.7 se repartieron en el estado.
“Respecto al tema de renovación de cafetales nos han apoyado, por tres años se hizo el proyecto del PIAC a través de Pro Café, hemos sido beneficiados la mayoría de los productores, si lo sigue haciendo el gobierno vamos a hacerle frente al problema de la roya, explica Cruz, quien no obstante advierte que el siguiente paso del gobierno federal debe ser atender la falta de infraestructura y de equipamiento para el sector cafetalero.
“Hemos querido hacer un proyecto de infraestructura para construir patios de secado y tanques para el beneficiado húmedo, tenemos un proyecto integral desde 2015-2016 para construir dos bodegas regionales, comprar también despulpadoras, ahí no hemos tenido respuesta hasta ahorita, para nosotros es de lo más importante para que la cafeticultura vuelva a ser lo que era antes, a nivel de los estados cafetaleros Oaxaca era el tercer lugar en producción, por la roya bajó al cuarto lugar”.
La proyección de la CEPCO es que este proyecto de infraestructura se concrete si se reasigna el 50% de los recursos etiquetados para la renovación de cafetales. Para la construcción de una segunda bodega en El Beneficio también han solicitado el apoyo de 50% de la inversión a la Secretaría de Economía estatal, de la que se espera que este año se logre la respuesta favorable que no entregó en 2017. Hasta que esa obra se concrete, las pérdidas y paros en la producción continuarán sucediendo.
“En ocasiones, cuando se almacenan tres o cuatro lotes se para el trabajo de recolección hasta una semana, hasta que se logre desocupar el espacio, no se avanza, son seis trabajadores en la bodega, hemos tenido pérdidas porque aunque no se trabaja se les tiene que pagar”, asegura Cruz.
Comercio justo
Otro de los obstáculos que enfrentan los cafeticultores en el estado es el establecimiento de precios en el mercado internacional. El valor monetario de cada onza de café se decide no en las regiones productoras, sino en el distrito financiero más poderoso del mundo, Wall Street. Esos precios, que obedecen a la ley de la oferta y demanda, excluyen el costo real de producción y factores como si los cafeticultores cuidan el medio ambiente, si utilizan químicos o mano de obra ilegal en el proceso. El mecanismo es simple, si por ejemplo, Brasil o Vietnam –el principal exportador de café del mundo- produjeron grandes cantidades de café, sin importar su calidad, la oferta crece y el precio baja. Con el mercado no se discute sobre ética, conservación ambiental o derechos laborales.
Actualmente el precio de café en el mercado internacional es de 120 dólares las 100 libras, “pero con ese precio no cubrimos los gastos de producción”, asegura Cruz.
“Es preocupante porque en cada grano de café, en cada kilo está sumado un gran esfuerzo, con el tema de la roya se aumentaron varias actividades que han hecho que los costos de producción aumenten, a veces encuentras personas que te quieren comprar el café pero al precio del mercado internacional”, agrega.
La alternativa a este obstáculo es el comercio justo, una práctica de la que Oaxaca es pionero desde que en 1988 la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI), acompañada por la ONG holandesa Solidaridad creó la marca de café Solidaridad con el sello Max Havelaar. El nombre del sello es tomado de la novela Max Havelaar o las subastas de café de la Compañía Comercial Holandesa en la que el protagonista lucha para combatir las prácticas corruptas que su país desarrolla en las plantaciones cafetaleras de las colonizadas islas de Java.
Con este sello, los compradores del café tienen la garantía de que proviene de parcelas de pequeños productores organizados de forma democrática y que además tienen un buen manejo de las finanzas del grupo.
Este año, la CEPCO, que además de trabajar solo con pequeños productores produce café orgánico, ha establecido a través del esquema de comercio justo compromisos comerciales con al menos dos de las principales empresas dedicadas a la compra de café de calidad. A la empresa Intelligentsia Coffee entregará a partir de abril cuatro lotes, cada uno con 275 sacos de café tipo oro, un saco tiene 69 kilos. También entregará un microlote con café de varios productores que han obtenido más de 88 puntos en sus cultivos.
La diferencia entre vender en el mercado internacional o con el esquema de comercio justo son 70 dólares, que implican que el productor obtenga mayores ganancias por su trabajo.
Actualmente, dependiendo de la zona a la que pertenezcan los productores obtienen entre 39 y 48 pesos por kilo vendido a CEPCO. En la zona A, a la que pertenecen municipios de la Mixteca Alta como Yucuhiti y Nuyoo y de la Sierra Sur cercanos a Putla y los Loxicha, reciben el pago más alto; la zona B la conforman localidades de las sierra Mixe y Norte, del distrito de Ixtlán; y la C, Huautla de Jiménez.
Malos caminos e inseguridad
A los problemas del cultivo de café se suman problemas generales del estado como la mala condición de los caminos y la inseguridad.
“Mover café desde las comunidades hasta El Beneficio ha aumentado los costos, hay organizaciones que juntan grandes cantidades de café y quieren contratar un tráiler, que sale más barato, pero los caminos que tienen no son adecuados y se mueven en carros más pequeños, lo que aumenta el costo por kilo”, asegura el representante de la coordinadora.
Esta situación ha generado que, aunado al incremento en el precio del combustible, transportar una carga proveniente de Putla que hace un año costaba 13 mil pesos ahora cueste 16 mil.
En 2014 a camiones repletos de café provenientes de Ejutla y la Sierra Sur les robaron una carga con valor de 500 mil pesos. Asimismo, en diciembre pasado, productores que llevaban el pago de una entrega de café, aproximadamente un millón de pesos, fueron asaltados en la zona entre Miahuatlán y los Loxicha, sin que hasta ahora se haya dado con los responsables.