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Santa Lucía, el gran lupanar

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La esperanza del cambio no llegó a Santa Lucía del Camino ni con la llamada Cuarta Transformación que pregona Morena, el municipio se mantiene como sinónimo de corrupción, una gigantesca zona de tolerancia, donde los vicios, la prostitución, las drogas y el crimen organizado se perpetúan a través de los giros negros que conviven con los pobladores; a inseguridad y la delincuencia son los males que se han arraigado como un cáncer que corroe a las agencias y colonias

 

 

Luis RAMÍREZ / Yolanda PEACH

 

SANTA LUCÍA DEL CAMINO.- Ni el PRI, ni el PRD, mucho menos Morena han podido meter orden en este municipio convertido en un cinturón del vicio, la prostitución y la inseguridad.

Gobernar esta demarcación, que forma parte de la zona metropolitana de Oaxaca de Juárez, se ha convertido en un codiciado botín por el gran negocio que representan los giros negros.

Actualmente presidido por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Santa Lucía del Camino sigue destacando por su corrupción, inseguridad, violencia, crimen organizado, vicio, prostitución, desempleo, atraso social, pobreza y abandono.

Sus calles se han convertido en el paraíso de la perdición: centros nocturnos, casas de cita, bares, cantinas y lupanares por doquier. Es un santuario del vicio.

Con el PRI llegó la corrupción a este municipio, con el PRD se acentuó y con Morena se consolidó. La perversión encontró aquí tierra fértil para florecer, todo bajo el amparo de la autoridad municipal encabezada por Dante Montaño Montero.

El presidente municipal lejos de atender la problemática que agobia a Santa Lucía está inmerso en conflictos sentimentales y en confrontaciones con integrantes de su Cabildo, como es el caso del pleito que protagonizó con la regidora de Equidad de Género y Grupos Vulnerables, Nallely Ortiz Jiménez, quien lo acusó públicamente de orquestar una campaña de desprestigio en su contra.

 

PERDICIÓN ANTES QUE EDUCACIÓN

 

Santa Lucía del Camino es sinónimo de una gigantesca zona de tolerancia protegida por la corrupción de autoridades.

Centros nocturnos, casas de cita clandestinas, lupanares y vinaterías conviven con los vecinos, por cada uno de los 23 centros de educación básica, hay 20 giros negros, que operan como vinaterías, depósitos, tiendas Oxxo, centros botaneros, restaurantes-bar y centros nocturnos.

Producto de la corrupción de las autoridades y el vacío de poder que ha prevalecido durante los últimos 14 años, en Santa Lucía del Camino existen más puntos de venta de alcohol que escuelas.

Al menos 450 establecimientos cohabitan en lo que se ha convertido en la zona de tolerancia más grande de la zona metropolitana de la ciudad de Oaxaca.

Cifras oficiales del propio Ayuntamiento indican que en el municipio registraban 380 giros negros entre casas de cita, centros nocturnos, cantinas, bares, centros botaneros y depósitos de cerveza.

Muchos de esos establecimientos se han convertido en centros donde se ejerce la prostitución sin ningún control sanitario y en tiraderos de droga.

En Santa Lucía del Camino hay un total de 24 centros educativos: nueve jardines de niños, siete escuelas primarias, cuatro secundarias, tres escuelas de educación especial y el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBTIS) 123, según datos proporcionados en la Regiduría de Desarrollo Social.

“Si se tuvieran que visitar cada antro por día, el año no alcanzaría”, afirma un policía municipal. Al recorrer el lugar se observó que muchos antros están ubicados a menos de 500 metros de las escuelas, algunos incluso frente o a un costado de los centros educativos.

El tema de inseguridad ha sido, durante años, el reclamo prioritario de los vecinos a las administraciones municipales.

Incluso, combatir este flagelo, fue una de las promesas de campaña del morenista Dante Montaño, un político que en 2015 fue acusado por el municipio de Oaxaca de Juárez de operar de manera ilegal el bar “La Martina”, en la agencia municipal San Felipe del Agua, mismo que fue clausurado por el Ayuntamiento capitalino.

El político-empresario emanado del PRI se registró en 2016 como precandidato de aquel instituto a la presidencia municipal; sin embargo, la dirigencia del tricolor le dio preferencia al hoy ex munícipe Raúl Cruz, lo que provocó su renuncia y adhesión a la coalición Morena-PES-PT, bajo el padrinazgo del diputado federal, Benjamín Robles Montoya.

 

VIDA DESENFRENADA

 

Santa Lucía del Camino tiene dos agencias municipales: Santa María Ixcotel y San Francisco Tutla, así como la agencia de policía Rancho Nuevo. Agrupa a 28 colonias donde se concentra una población aproximada de 60 mil habitantes.

La venta descontrolada de alcohol es uno de los principales detonantes de la inseguridad que predomina en la mayoría de las 28 colonias que integran aquella demarcación.

Vecinos señalan que, en la última década, han sido múltiples los enfrentamientos entre pobladores y los dueños de los establecimientos, debido a la ruptura de las normas de convivencia social: altos niveles de ruido en horarios no permitidos, escándalos y accidentes protagonizados por personas en estado de ebriedad, quienes, además, se orinan en jardineras y banquetas, y sostienen relaciones sexuales en la vía pública o en el interior de los vehículos.

Trabajadores de centros nocturnos, quienes han sido tiroteados e incluso asesinados en las instalaciones de los establecimientos.

En las calles se observan a decenas de alcohólicos crónicos reunirse y deambular.

“Los Oxxos y ahí están; (los clientes en estado de ebriedad) se están orinando y hasta sosteniendo relaciones sexuales en las calles”, condena Arturo Jiménez, vecino de una de estas tiendas.

Nativo del lugar, rememora que Santa Lucía del Camino se convirtió en territorio sin ley desde la administración del priista Alejandro Díaz Hernández (2008-2010), quien otorgó permisos para la instalación de depósitos, vinaterías, bares y prostíbulos.

A pesar de la inconformidad de un amplio sector de los pobladores, a partir de entonces comenzó a girar un negocio millonario para los funcionarios del Ayuntamiento; principalmente, para el edil y sus más cercanos colaboradores.

Entrevistado al respecto, un ex regidor que permaneció en el cargo el trienio pasado, junto con Raúl Cruz, y quien pidió no ser identificado, señaló que las contribuciones al municipio por los giros negros, sobre todo antros y centros nocturnos, no pasan por la Tesorería, sino que son administrados de manera directa por una persona “cercana” al presidente municipal.

Debido a esas prácticas, asevera que era imposible determinar el monto de los recursos que se generan a partir de esos establecimientos.

“No tengo esa información (sobre los montos que pagan los bares) porque, generalmente, (esos conceptos) no los cobra ni siquiera el director (de Comercio), sino alguien muy cercano (al Presidente Municipal)”, insistió la fuente, quien autorizó hacer pública la información proporcionada.

Sin embargo, como referencia, señaló que los grandes centros comerciales y las tiendas medianas y grandes que operan en aquella municipalidad, como la Macro-Plaza, Abarrotes La Soledad, Elektra, La Asunción, entre otras, generan alrededor de 40 millones de pesos al año en impuestos y pago de derechos, monto equiparable con los recursos que obtiene Santa Lucía del Camino por concepto del Ramo 28 –Participaciones Federales–.

Después de Alejandro Díaz, llegó a la alcaldía Pedro Cabañas (del PRD), Galdino Huerta (PRI) y finalmente, Raúl Cruz.

A pesar de que la venta de bebidas alcohólicas se multiplicó durante esas gestiones, son nulos los proyectos con los que se ha visto favorecida la población de las colonias donde operan esos establecimientos.

En la colonia Felipe Carrillo Puerto, por ejemplo, a pesar de padecer los estragos de dos bares, “Aquí Me Quedo” y “El Puentecito”, que operan fuera del reglamento, las peticiones de obra pública de los pobladores han sido ignoradas durante 12 años.

En las últimas cuatro administraciones, han solicitado sin éxito la construcción de un muro de contención que evite los desbordamientos del arroyo San Luis y el río Jalatlaco, que atraviesan el asentamiento y que en varios tramos sirven como frontera natural entre las colonias Carrillo Puerto, Gómez Sandoval y Aquiles Serdán.

A pesar de que, prácticamente año tras año, alrededor de 500 casas –de los tres asentamientos mencionados– sufren anegaciones de hasta un metro de altura, el municipio nunca ha respondido a la petición de los ciudadanos.

“Dicen que no tienen dinero, que el dinero que les llega viene de la Federación y no viene asignado para este tipo de obra, pero eso es porque (las autoridades) nunca solicitan la implementación de esos proyectos”, lamentó el ex presidente de la colonia, Abel Hernández.

En cambio, los pobladores tienen que lidiar a diario con pleitos de cantina y la inseguridad que se ha apoderado de sus calles.

Se ha vuelto común la disputa entre lugareños y el bar “Aquí Me Quedo”, que en múltiples ocasiones recibió el aval de las autoridades pasadas.

“En 2018 estuvimos viendo que (el bar) se cerrara, pero el mismo Director de Comercio nos decía que no lo pueden cerrar porque ya tiene licencia.

“Lo que pedimos fue que, entonces, se regularizara porque los vecinos se quejaron porque funcionaba hasta altas horas de la madrugada e incluso se amanecía…. hacía mucho ruido y no dejaba dormir… se armaban broncas y salían a la calle”.

Todos los días, prácticamente sin excepción, los vecinos se enteran de un robo a casa habitación y de asaltos en contra de jóvenes y adolescentes que transitan en las inmediaciones del río San Luis y del río Jalatlaco.

Los márgenes de los ríos, debajo de puentes, son ocupadas como guaridas por grupos de pandilleros y adictos a los estupefacientes que arriban provenientes de otras zonas de la ciudad, como la Central de Abasto o Cinco Señores. Eso incrementa la inseguridad.

En ese perímetro se reporta venta de estupefacientes y asaltos a transeúntes, sin que la autoridad haya hecho algo por los habitantes.

“La policía recorre la colonia dos veces al día; en la noche, no se sabe cuántas veces, pero es cuando ocurren los robos en las casas”.

En la colonia 25 de Enero, afamada en antaño por los altos niveles de inseguridad que prevalecía, las demandas son las mismas.

Aunque sus representantes vecinales indican que los problemas con los bares no son álgidos como en otros sectores, sí reclamaron que la inseguridad y la realización de obra pública no ha sido atendida.

La mala planeación de las obras por parte de las autoridades, se ha traducido en que en esta población también se sufra inundaciones, ocasionadas por el río Salado.

Hasta un metro a ascendido el agua en cada uno de los domicilios situados en las cercanías, sin que exista la atención debida

A ellos no les asombra ni ilusiona la llegada de Morena a Santa Lucía, pues al final de cuenta, y a pesar de que otorgarán el beneficio de la duda al nuevo Ayuntamiento, aseguran que todos los políticos son iguales.

Y mientras los vecinos padecen las consecuencias directas de este gran lupanar en el que se ha convertido Santa Lucía del Camino, el edil y su Cabildo se pelean por el dinero, haciendo pública la ambición que los mantiene.

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