EDITORIAL
En un boletín de prensa, que circuló el lunes de la semana pasada, se dio a conocer que el 75% del presupuesto asignado al Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO), el financiamiento público para el sostenimiento de actividades ordinarias permanentes y actividades específicas de los partidos políticos para el ejercicio 2020, será por un monto total de 164 millones 286 mil 735 pesos con 14 centavos. No obstante, el descrédito que tiene el sistema de partidos políticos y de los constantes aspavientos del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), resulta que es una farsa, lo que hace realidad la sangría al erario que representa mantener a esta casta política, tan improductiva como inútil.
Paradójicamente y amén del doble discurso, MORENA, el partido de reciente cuño que fundó el presidente Andrés Manuel López Obrador, se chutará la nada despreciable suma de 59 millones 937 mil pesos, en tanto que el PRI, se llevará 31millones 003 mil pesos. Bueno, hasta los partidos “morralla”, como es el Partido del Trabajo (PT), franquicia del diputado Benjamín Robles Montoya y familia, así como el Partido Unidad Popular y los membretes conocidos como Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Partido Nueva Alianza (PANAL), se llevan su buena tajada de nuestros impuestos. Lo grave es que la misma LXIV Legislatura, con mayoría de diputados (as) del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), han sido los principales promotores -¡claro, de dientes para afuera!- de la política de austeridad. En sentido contrario, el presupuesto destinado a partidos políticos tuvo un incremento superior al 6%.
La molestia ciudadana es que cuestiones prioritarias como es el caso del Hospital de la Niñez Oaxaqueña, le autorizan un presupuesto irrisorio o a la Comisión Estatal de Protección Civil (CEPCO), se lo reducen en casi dos millones de pesos, respecto al del año pasado. Cuando aún en la Cámara federal se pretende discutir la reducción a prerrogativas, en nuestra flamante legislatura nuestros diputados (as) se despachan con la cuchara, haciendo de la promesa de austeridad de López Obrador, sólo una parodia. Ya hemos dicho que, desde noviembre de 2018, un grupo de legisladores (as) del partido mayoritario, habían ofrecido en oro y el moro en materia de austeridad, pero al darse cuenta que era como hacerse el hara kiri dieron marcha atrás y simplemente congelaron sus intenciones. Es la doble moral; el doble discurso, tan de moda en estos tiempos de la 4T.