Roberto López Rosado*
“El presidente Enrique Peña Nieto está cumpliendo su palabra empeñada, está moviendo a México”, escuché decir a una persona hace algunos días. Pregunté quién era ese personaje: “un empresario” me dijeron. Entendí el sentido y alcance de su afirmación.
Hace una semanas escribí un artículo que titulé “Voltear al Sur”, y hablé allí sobre la necesidad de que el Estado Mexicano cumpla con la deuda histórica que tiene no sólo con los pueblos indígenas, sino con la población más necesitada”. Por lo pronto, revisando la propuesta de Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2015 que ha enviado el Ejecutivo federal a la Cámara de Diputados, me dice que ni de reojo la administración peñista echó una mirada a lo que pasa en el sur del país.
Los hechos ocurridos, ya lo he dicho en otros momentos, no sólo en estos dos años del actual gobierno, sino al menos durante las dos administraciones anteriores, han enlutado al país, lo han llenado de fosas, por lo que deberían obligar al gobierno a repensar el objetivo que debiera tener el PEF 2015.
Chiapas, Guerrero y Oaxaca son las tres entidades más pobres del país, donde, por su puesto, se encuentran entre las consideradas con los mayores problemas de pobreza y pobreza extrema, además de desnutrición. Son entidades donde se enfrentan serios problemas de generación de empleos.
Por otra parte, como en su momento señaló el coordinador del PRD en la Cámara de Diputados, Miguel Alonso Raya, “el gobierno de Enrique Peña Nieto y los gobernadores priistas comenzaron a hacer “guardaditos” para financiar ilegalmente con recursos públicos las campañas electorales de su partido en 2015”. Efectivamente, además, existen bolsas discrecionales y recursos que no se ejecutan, lo que significa una simulación y un engaño a la población.
Con el regreso del PRI al gobierno federal, estamos viendo las viejas prácticas facciosas donde se aprovechan los recursos del presupuesto para ganar las elecciones y para ello el PRI y Peña Nieto han diseñado un presupuesto asistencialista para el 2015. De nueva cuenta el partido tricolor busca asegurar la mayoría en el Congreso gracias a estas prácticas marrulleras, amén de todas aquellas fórmulas que ya conocemos. Nadie olvida las famosas tarjetas Monex.
Nuevamente vamos a estar frente a un presupuesto que no tiene el propósito de fortalecer el desarrollo, de mejorar las condiciones de los sectores sociales más golpeados. Para los pobres, para los jodidos, políticas asistencialistas para que sigan siendo una beta de votos.
Por ejemplo, para el año entrante, un año electoral, en el PEF 2015 se le destinan a la Secretaría de Desarrollo Social 2 mil millones de pesos más. ¿Con qué fin? ¿Con el mismo fin de aquellas famosas “madres de la caridad”? No, no lo creo.
Otro ejemplo, se infla el número de adultos mayores indígenas que existen en el país, por lo que se le asigna un mayor monto a la Sedesol para este propósito, pero ¿por qué y para qué inflan dicho monto? Es claro, como ya lo señalaba, para destinar mayores cantidades a obras “sociales” pero para ganar votos para los candidatos del PRI.
El fin del presupuesto para el próximo año, no atiende en el fondo las necesidades más apremiantes de la población, sobre todo de aquella que vive en condiciones deplorables, que no tiene acceso a la seguridad social como el ISSSTE o el Seguro Social, que de por sí, su atención deja mucho que desear.
Revertir la “injusta situación” de los pueblos indígenas a las que se comprometió Enrique Peña Nieto no se va a lograr nunca mientras las políticas sociales partan de políticas asistencialistas, de entrega de migajas, de dádivas y no a partir del objetivo de un mayor desarrollo social. Debemos hablar de generación de empleos -y no sólo temporales-, de mejores salarios, de mejor educación, de que la población tenga acceso a la salud, no sólo a aspirinas, a paliativos.
La desigualdad en materia presupuestal es, en muchos casos, abismal. Si bien podemos entender que quien es el jefe del Ejecutivo federal requiere, por ejemplo de un avión que cumpla al menos las necesidades primarias que debe tener una aeronave que traslade a un Presidente, sin embargo, es insulso lo que se ha gastado en la compra del nuevo avión para el Presidente de este país, el nuevo TP-01. Se han derrochado miles de millones de pesos en un avión como si fuéramos la primera potencia del mundo, frente a las necesidades de millones y millones de mexicanos y mexicanas que no tienen un empleo, un techo, un pan, un taco qué comer.
Este gobierno, igual que los panistas, está decididos a no voltear al sur de nuestro país ni tampoco a todo aquel lugar donde la pobreza lastima, duele. Para esos “jodidos” está la Cruzada Nacional Contra el Hambre, el Seguro Popular, pero como una acción benevolente del gobierno.
Peña Nieto y su gobierno presumen en sus anuncios propagandísticos en la televisión y la radio de sus políticas sociales, de que está cumpliendo los compromisos que firmó. Sí, es obligación de todo gobierno, no es una acción bondadosa, de caridad.
Pero, lo que está ocurriendo, lo que ha salido a flote aún más, debe hacer repensar a este gobierno la conveniencia de seguir el mismo camino en materia social y en materia económica. El país en cualquier momento puede estallar y de poco o de nada le servirá sus políticas sociales asistencialistas. Así no se puede mover a México. México, por fortuna, se está moviendo en sentido inverso a los deseos del gobierno y de los grupos empresariales que quieren un México sumiso, no pensante, callado. Por fortuna México sí, sí se está moviendo. La sociedad se está empoderando, se está revelando y esto es muy bueno. En medio de las malas noticias que a diario escuchamos, Ésta es una excelente noticia.
