TONATIÚH MEDINA
Si pensábamos que esto no podía ir peor, nos equivocamos, la creación del presidente, aquella que lo llevó al poder no acaba de construirse y eso nos afecta, a propios y a extraños, no es en vano que los partidos políticos sean considerados entes de interés público.
¿Cómo es eso? Fácil de explicar, difícil de digerir. Hasta 2018 el ciudadano había evitado otorgar un bono democrático tan poderoso al presidente en turno, de alguna forma se construía un equilibrio que obligaba a todos a negociar, sin embargo, el votante, el convenio de coalición y el mismo Instituto Nacional Electoral, dieron como resultado una sobrerrepresentación nunca antes vista, poco faltó para que desapareciera la oposición.
MORENA es un crisol de corrientes políticas, internas y externas, es tanto el poder que se le otorgó que no son pocos quienes desean dirigirlo, pero contrario a los usos y costumbres de la política priista, el presidente no desea transparentar el sentido de su voto, aunque lo tiene, ello automáticamente encumbraría a uno de los actuales contendientes, conocido o por conocer.
Cada que alguien apuesta a decir que quién dirija MORENA influirá en la designación de candidatos en 2021 y 2024 se equivoca, lo hará el jefe del ejecutivo, pero tal parece que su paso por el PRI no fue lo suficientemente didáctico, o no tuvo la capacidad para aprender o desea guardar las formas.
Dado su comportamiento, se intuye que el presidente es un hombre de lealtades, lo mostró con Bejarano, con Ebrard, hoy con Bartlett, y todo indica que lo hará con Polensky a quien le ha dado la posibilidad de estirar la liga para mantenerse en la dirigencia de MORENA. Los demás contendientes parecen no entenderlo, el silencio del jefe del ejecutivo los alienta, eso nos afecta a todos.
El presidente necesita institucionalizar el caos que le dio vida a su partido, aglutinar a todos los grupos que deseen seguirlo en el legislativo e imponer su visión para la construcción de políticas públicas, así funciona y funcionará, al ciudadano no le gusta, a los intelectuales menos, es realpolitik y claro que es más fácil criticar desde el escritorio que militar, sus propias vivencias no les permiten asimilarlo.
Desafortunadamente para la república, afortunadamente para sus opositores y quiénes no compartimos su visión, no ha podido o no ha querido, hacerlo implica lastimar a los suyos y ser tachado de autoritario, ello deriva en que MORENA viva peleada consigo misma. Hemos visto todo tipo de violencia, traiciones y golpes bajos, quienes hemos desarrollado una carrera al interior de los partidos, triunfante o modesta da lo mismo, no nos asustamos, pero el ciudadano no lo digiere. MORENA carece de las vías institucionales para dirimir sus controversias, todo es por la vía de la fuerza.
¿Así empezaron los demás partidos? El PRI si, el PAN también, pero lo superaron, el PRD no ha salido de ese círculo vicioso, y hoy se juega su última elección, aunque los cuadros más violentos han emigrado a MORENA, es necesario decirlo. Todos los demás partidos no crecen o no figuran porque han nacido de la coyuntura y son francamente aburridos, de vez en vez es necesario sacudir el árbol pero no arrancarlo de raíz.
La balcanización morenista no arroja certidumbre, un día se les antoja una solución estalinista, otro día piensan en un Estado neoliberal, otras más sueñan con la horrorosa revolución cubana, algunos más fantasean con la dictadura bolivariana, tonterías. El estado mexicano merece de un mejor estado de derecho, libertad, libre mercado, más y mejor ciudadanía, educación, mucha democracia y más seguridad, también podían lograrlo desde la izquierda, pero están perdidos, son más claros sus defensores de oficio, sus aplaudidores, pero ellos no gobiernan.
En una fiesta navideña, un notable aliado del presidente compartió entre pocos, que es harto difícil negociar algo con ellos, la fuerza numérica los ciega, los ha perdido la soberbia.
En palabras de José Saramago, «es una estupidez perder el presente sólo por el miedo de no llegar a ganar el futuro»…
