Yuriria SIERRA/Excélsior
“¿Es con miras a 2018?”, le pregunté ayer, en entrevista para Cadena Tres Noticias, al jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera respecto de los cambios en su gabinete que anunció ayer, un día después de que se hicieron efectivas las renuncias que solicitó hace un par de semanas. “Es mirando a 2015. Ya nos pusimos a trabajar”, respondió risueño. Aunque, claro, todos sabemos que la contienda por la sucesión presidencial comenzó tras la jornada del 7 de junio. Él mismo hizo pública su intención (igual que Margarita Zavala) una semana después de la elección: quiere ser candidato a la Presidencia. Y la renovación de su gabinete está enmarcada en esa lógica.
Lo cierto es que los movimientos ajedrecistas que hizo son bastante curiosos: Patricia Mercado deja la Secretaría del Trabajo, la excandidata presidencial suena —ahora sí— con más fuerza para convertirse en aspirante a la jefatura de Gobierno en 2018. Sin duda, la mejor noticia de quienes se quedan en el equipo del GDF. Ella ocupará el lugar que deja Héctor Serrano en la Secretaría de Gobierno. Lo raro es que, contra todo pronóstico (y las críticas emitidas por “tirios y troyanos”), éste permanece: despachará en la Secretaría de Movilidad, sale Rufino León. Sólo Mancera sabrá las razones por las que decidió conservar a quien fuera su más cercano (y criticado) colaborador; se las pregunté y sólo precisó que “ya no estará en terreno de conflictos políticos”. Que Serrano trabajará en conjunto con Laura Ballesteros, quien del PAN saltó al PRI para ser candidata a la jefatura en Miguel Hidalgo, tomó vuelo y dio otro salto hasta llegar al gabinete del GDF; ocupará la Secretaría del Nuevo Modelo de Movilidad.
Los nombramientos que sorprendieron: Amalia García llega a la Secretaría del Trabajo (que ocupaba Mercado), y Alejandra Barrales, a la Secretaría de Educación, donde se queda una vara muy alta, establecida por el excelente trabajo realizado por Mara Robles (quien se incorpora al grupo de asesores de Mancera). Amalia y Barrales son dos nodos políticos hacia el PRD, en tanto que la cercanía y el trabajo de Rosa Icela Rodríguez para López Obrador (y su alegada “traición” de ayudar a que Morena consiguiera tantas delegaciones), claramente no fueron “castigados” por Mancera. Acaso el jefe del GDF tampoco quiere cerrar esa otra puerta y considere que tres años son un buen plazo para decidir si va “con melón o sandía” y, seguramente, de ser posible, con los dos…
También nombró a Manuel Granados (su consejero y colaborador desde hace años) en la Consejería Jurídica, quien ha tenido un importante desempeño en la ALDF, y a José Ramón Amieva en la Secretaría del Desarrollo Social.
La mayor y muy grata sorpresa es que de los cambios anunciados, hoy sabemos que el gabinete de Mancera contará una importante presencia de mujeres nunca antes vista en una entidad federativa. “Hay una experiencia probada en los cuadros de las personas que hoy estarán ocupando estos cargos en el gabinete. Yo tengo claro que los cuadros que corresponden a las mujeres tienen un compromiso con la Ciudad de México. Hay retos, sin duda, pero estoy convencido de que hay capacidad y hay voluntad”, respondió Mancera.
Todo con miras al presente, me dijo. Pero es evidente que esta mezcla de personalidades y filias es una alineación que tiene la mira puesta en 2018… Y de paso, darle un primer “llegue” al gobierno de Enrique Peña Nieto: algo así como si le dijera “yo sí, a diferencia tuya, sé cuándo hacer cambios en mi gabinete”… Primer round de sombra.
ADDENDUM: La Secretaría del Nuevo Modelo de Movilidad se estrenará con la regulación que se anunció para las plataformas de movilidad vía aplicaciones. Uber y Cabify se quedan, pero deberán cumplir con determinados requisitos: 1.5% de cada viaje al Fondo Público para el Taxi, la Movilidad y el Peatón —que apenas va a crearse—, pagar un permiso anual para dar servicio de transporte de pasajeros; además, los autos deberán ser calcomanía cero, tener cuatro puertas, bolsas de aire, cinturones de seguridad e ID del conductor dentro del auto. Con esto, el DF se convierte en la primera ciudad de Latinoamérica en regular el transporte no concesionado y que responde a una demanda y adaptación tecnológica que comienza a labrarse con evidente mirada al futuro. Serrano y Ballesteros serán los encargados de hacer que esto funcione.
