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Lazos rotos por el Covid-19

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La pandemia por el coronavirus también trastocó la vida de los niños de padres separados o divorciados, el distanciamiento social y el confinamiento para contener la expansión de los contagios, ha incidido en las visitas a los hijos del progenitor que no tiene la custodia, sin que hasta el momento se haya legislado sobre este caso; especialistas advierten que ante una crisis como la que estamos viviendo en el mundo por la emergencia sanitaria se debe privilegiar el interés de los niños a los conflictos de los adultos

 

 

Sustento legal

Los hijos habitarán con el ascendiente al que se encargue la custodia. Por lo que el otro progenitor estará obligado a colaborar en su alimentación y conservará los derechos de visita y convivencia con el menor, conforme a las modalidades previstas en el convenio o resolución judicial. (Artículo 429, tercer párrafo, Código Civil de Oaxaca)

 

“Le dije (a mi ex esposa) que estaba de acuerdo (en no ver a mi hija durante el confinamiento), más que nada, me da miedo que al rato sus papás se vayan a enfermar y digan que fue mi culpa”
Eduardo Loranca
Padre de familia

Yolanda PEACH

 

“Mi hija me ha dicho que ya quiere que acabe esto (la pandemia por Covid-19) ya quiere que pase por ella”, dice Eduardo Loranca. Divorciado, dejó de ver a su pequeña desde que inició la Jornada Nacional de Sana Distancia, a finales de marzo.

Los problemas legales sobre la custodia compartida o el derecho de visita son un añadido sin resolver en la legislación ante el coronavirus.

Los jueces que están de turno atienden principalmente casos de emergencia que involucran violencia doméstica y otros delitos graves.

Por ahora, no hay datos oficiales sobre denuncias o casos iniciados respecto a la imposibilidad de ejercer el derecho de visita a los hijos con el progenitor que no tiene la custodia, o incumplimiento en la custodia compartida.

 

LA EXCUSA PERFECTA

 

Su hija acaba de concluir la primaria. Pasaba por ella todos los viernes al salir de la escuela, se quedaba con ella durante el fin de semana y la llevaba de vuelta al colegio los lunes por la mañana.

Eduardo cumplió ocho años divorciado. El acuerdo era convivir con su hija, ahora de 12 años, los fines de semana y la mitad de las vacaciones escolares.

“Me llamó (mi ex esposa) para pedirme que no fuera por la niña, quería evitar que se enfermaran sus papás”.

Su ex esposa vive en el mismo predio que sus padres. Su ex suegro sufrió un derrame cerebral hace como un año, “quedó disminuido de sus facultades, sufrió daños debido a su enfermedad, está delicado, ya no puede manejar, le podría dar otra vez e incluso provocar un accidente”.

Su ex suegra sufre asma, “así, de repente, como si nada, se pone mal”.

Ambos comerciantes, son dueños de un botanero. Al iniciar la Jornada Nacional de Sana Distancia se vieron obligados a cerrar. “Supongo que tenían ahorros, les iba bien en su negocio”.

Aunque le pesó no ver a su nena durante un tiempo, aceptó. “Le dije que estaba de acuerdo, más que nada me da miedo que al rato sus papás se vayan a enfermar y digan que fue mi culpa”.

Al inicio se comunicaba con su hija a diario. Le había regalado un celular en su cumpleaños, “(ella) le quitó el celular, la castigó según porque no le obedece, ahora tengo más de 6 semanas sin hablar con mi pequeña”.

“La extraño mucho, ella me repetía que ya quería que acabara esto porque quiere que pase por ella”, confiesa.

“El coronavirus sólo dio la excusa perfecta para no permitir al otro progenitor poder ver a sus hijos”, asegura el abogado Virgilio Díaz.

Advirtió que no se debe utilizar la crisis sanitaria para mantener a sus hijos lejos de sus ex cónyuges o para eludir sus obligaciones de cuidado infantil pactadas.

Sin embargo, apuntó que, si alguno de los progenitores convive con sus padres, quienes se encuentran dentro de la población de riesgo, es lógico que el régimen de visitas no se deberá cumplir.

“Queda justificado que el régimen de custodia o de visitas no se siga cumpliendo normalmente y quede exonerado de responsabilidad quien, con base en tales circunstancias, justifique su no cumplimiento”.

 

“Una crisis como la pandemia del Covid-19 puede adicionar estrés a la paternidad compartida, pero siempre se debe privilegiar el interés de los niños a los conflictos de los adultos”
Dolores Morga
Psicóloga

 

 

OLVIDAN OBLIGACIONES

 

El abogado abundó que, en sí, el contagio de Covid-19 también impediría seguir el régimen acordado.

“Si uno de los progenitores se contagia, el sentido común indica que, en interés del menor, debe avisarle al otro lo ocurrido para que se haga cargo de los niños, éste no deberá negarse y se quedará con los hijos hasta que el afectado supere la enfermedad”.

Precisó que una causa para negarse a quedarse con los niños, sería, por ejemplo, que por razones laborales no tenga disponibilidad o porque en su vivienda convivan también, por ejemplo, los abuelos o personas que padezcan patologías susceptibles de agravarse con el contagio por el Covid-19.

Otro problema, ejemplificó, son las visitas a los abuelos, “desde que inició la pandemia se ha insistido que las personas mayores son más vulnerables a la enfermedad, especialmente si sufren alguna patología susceptible de agravar la enfermedad, si fuera así, más que el interés del menor se debe ponderar el interés del mayor, por lo que, la suspensión de la visita es la medida más adecuada”.

El otro opuesto, explica el abogado, son los padres que ocupan la pandemia para no cumplir sus visitas.

La educación, por ejemplo, se debe compartir, “la suspensión de clases presenciales no significa que los niños estén de vacaciones, deben desarrollar las tareas encomendadas por los profesores y es obligación de ambos progenitores velar porque sus hijos continúen su formación escolar, pese a que no los vean, existen medios de comunicación que permiten a ambos implicarse directamente en la realización de esas tareas”.

Lizbeth Santiago, empleada federal, indicó que su ex marido utilizó como pretexto la pandemia para no ir a ver a sus hijos.

“Antes de esta emergencia sanitaria ya lo hacía, más desde que empezó a vivir con otra mujer. No llegaba a verlos, los dejaba plantados o llegaba muy tarde”.

Ahora, simplemente dejó de ir a visitarlos. “Sabe que me puedo quedar en casa, así que me dejó toda la responsabilidad”.

Diego Hernández, quien se separó de su esposa hace 10 años, continuó con las visitas pactadas. “No me dejaba llevármelos al inicio, las primeras semanas, sólo pasar a verlos, conforme fue pasando el tiempo se relajó, otra vez me deja llevármelos tres días. Aprovecha que los tengo para salir con sus amigos”.

Él volvió a la casa materna tras su divorcio. “Mi mamá está enferma, por eso me cuido en extremo, sólo salgo para ir por los niños e irlos a dejar”.

 

 

“No se debe utilizar la crisis sanitaria para mantener a sus hijos lejos de sus ex cónyuges o para eludir sus obligaciones de cuidado infantil pactadas”
Virgilio Díaz
Abogado

 

 

TIEMPO COMPARTIDO

 

La psicóloga Dolores Morga, admitió que la crianza de los niños es difícil incluso cuando los padres viven en el mismo hogar. “Cuando viven separados, como en el caso de un divorcio, las cosas se complican mucho más”.

Explica que los padres pueden no ponerse de acuerdo sobre cosas básicas como la hora de dormir, la nutrición y disciplina, “son muchas emociones que interfieren con la capacidad para resolver conflictos”.

Abundó que llegar a un acuerdo cuando el matrimonio acabó, sobre todo si terminó mal, no es fácil. Menos ahora en tiempos de pandemia en los que el miedo al contagio, el cambio a la vida cotidiana y horarios y, la creencia de que uno mismo cuidará mejor del hijo, impide que las visitas o las custodias se desarrollen como antes.

En la inmensa mayoría de los casos tras el divorcio o la separación, la patria potestad se ejerce por ambos padres de forma conjunta, lo que implica que ambos toman decisiones que afectan a la vida del niño, desde la educación religiosa hasta si se le realiza un tratamiento médico.

“Una crisis como la pandemia del Covid-19 puede adicionar estrés a la paternidad compartida, pero siempre se debe privilegiar el interés de los niños a los conflictos de los adultos”.

La psicóloga señaló que son varios los puntos que se deben considerar al decidir quién se quedará con los niños durante el confinamiento.

“Se debe analizar, por ejemplo, quién está en mejor condición de ayudar al niño en el aprendizaje en casa, si tienen buen servicio de internet”.

Apuntó que también se debe considerar si alguno de los padres tiene un trabajo que tenga mayor contacto con el público que pueda incrementar el riesgo para los miembros del hogar o si viven con una persona mayor de 60 años o con el sistema inmune débil.

Indicó, que, pese a que no vean a los niños, se debe alimentar la comunicación abierta, llamar por teléfono, mandar mensajes, “mantenerse socialmente conectado durante el distanciamiento físico, programar visitas virtuales, llamadas de video”.

La pandemia obligó a todos a adaptarse a los cambios, “deben tranquilizar a los niños diciéndoles que es temporal, que son amados”.

Sobre todo, enfatizó, aplicar el sentido común y recordar que la salud del niño está por encima de su derecho a verlo, “en estos días, lo mejor que podemos hacer por nuestros niños es comprender que están asustados y tampoco entienden de qué se trata, contenerlos emocionalmente mostrándoles que para los adultos lo más importante es su seguridad”.

 

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