Si existe una palabra que identifica a la administración de Gabino Cué, ésa es ingobernabilidad. Desde el inicio y a cuatro meses de que cumpla su cuarto año de gestión, la protesta social se ha exacerbado pero, sobre todo, el magisterio se ha empoderado convirtiéndose en uno de los peores azotes de la sociedad. La muestra del “accionar” de los mentores durante las fiestas de julio es el ejemplo más visible de la forma tan burda y ruin, como este sector parasitario, solapado por el Gobierno de la alternancia, sigue poniendo de rodillas a la sociedad oaxaqueña que, inerme y en zozobra, sólo atisba un Estado doblegado, temeroso y presto a seguirle el juego al Cártel-22. Hasta en su período vacacional que se presume ganaron a medias, los mentores –siguiendo las consignas de sus manejadores- hicieron de las fiestas de julio un escenario deplorable.
Desde mediados del mes de junio se dedicaron a boicotear los llamados “Diálogos por la educación”, que pretendió llevar a cabo la bancada priista de la LXII Legislatura. Con la premisa de que lo único válido para elaborar la Ley Estatal de Educación, es lo que ellos obtuvieron en sus 37 foros regionales, en una práctica de fascismo puro, el Cártel-22 se ha cerrado a cualesquier propuesta o alternativa que no sea la suya. ¡Ésos son los demócratas y revolucionarios! He ahí el torpedeo constante a lo que se propusieron los priistas, habida cuenta del abandono de cualquier propuesta de consenso tanto de la bancada del PAN como del PRD. La segunda fase fue el cerco impuesto al Congreso, con el afán de crear un ambiente de intimidación y acoso, para la aprobación de la citada iniciativa.
Una de las medidas torpes y burdas adoptadas fue la amenaza permanente de bloqueo a La Guelaguetza, que cristalizó en el cierre de los accesos al auditorio el lunes 28 de julio, en ocasión de la Octava de dicho evento. Para crear el caldo de cultivo de la ingobernabilidad que vive Oaxaca en donde el magisterio lleva la voz cantante, instalaron su plantón en el Centro Histórico, debidamente arropado por cientos de comerciantes ambulantes, hippies y malvivientes, dando a nuestro Patrimonio Cultural de la Humanidad, una imagen triste y patética, en la que se regodeaba el appista, Adán Mejía. Pero ello no fue todo: también “accionaron” con el bloqueo a plazas comerciales y tiendas de autoservicio, sin soslayar la persecución a los diputados locales, hasta que, en comunión con el Gobierno de Gabino Cué, juntaron a todos en un mismo corral, para suscribir el segundo acuerdo político “por la educación de Oaxaca”, con el que ejecutivo estatal y legisladores, validan las arbitrariedades, los atropellos, pero sobre todo, las estupideces de una propuesta ideológica que quieren traducir en la Ley Estatal de Educación, que en absoluto armoniza con la ley federal recientemente aprobada.
Los disturbios recientes, como la quema de las oficinas del PRI, del senador Eviel Pérez Magaña y del diputado Samuel Gurrión, parecen no hacer reaccionar ni al Gobierno de Gabino Cué ni a los legisladores. Aún así y en torno a la sobada Ley Estatal, algunos diputados argumentan que haberse reunido no implica darles a los mentores un cheque en blanco, lo cierto es que ahí hay gato encerrado. Una vez más los maestros chantajistas y parásitos de la educación doblegan a ejecutivo y legislativo, poniendo en riesgo no sólo la aprobación de un instrumento que coadyuve a abatir los bajos índices educativos y el rezago, sino a poner en entredicho el papel de Oaxaca en el marco nacional, como si los maestros que han establecido aquí un poder fáctico, pretendieran jugar con el Pacto Federal, creyendo ingenuamente que somos una entidad aparte o una ínsula de poder autónomo. Las repercusiones de todo ello aún están por venir. De todo ello, no hay la menor duda, será el pueblo quien lleve la peor parte.
