Las decisiones paliativas, unilaterales e impositivas, tarde o temprano terminan por caerse, por fastidiar a la ciudadanía, no conduce a la solución de los problemas: Lázaro García Saavedra
José HANNAN ROBLES
Al asegurar que Oaxaca enfrenta un problema serio de inseguridad que urge de una solución planeada, el perito en desarrollo urbano, Lázaro García Saavedra se atrevió a afirmar que la Central Camionera, además de ser un “nido de malvivientes, está metido el narcotráfico”, amén del ambulantaje, cáncer que ha minado a la ciudad.
En entrevista, el ex presidente del Colegio Libre e Independiente de Arquitectos detalló que los otros puntos que dañan a la ciudad son el transporte urbano, la falta de agua potable y alcantarillado, el sistema de vialidad, la basura o desechos sólidos.
El también ex presidente de la Agrupación Colegiada de Profesionales del Desarrollo Urbano del Estado de Oaxaca, precisó que la Central de Abasto, la Central Camionera de Segunda Clase, y su perímetro, se han convertido en un problema, incluso de seguridad nacional por todo lo que ahí se da.
Con este panorama adverso en los puntos que el entrevistado refirió, se le cuestionó:
¿Qué es lo recomendable en estos casos?
Todos estos problemas tienen que resolverse con un enfoque metropolitano, y con un umbral mínimo de 25 a 30 años.
A eso se le llama resolver los problemas con planeación, sin embargo, la mayoría de los gobiernos no apuestan a la planeación, y solamente dan soluciones paliativas a cada una de estas dificultades.
¿A qué me refiero cuándo digo soluciones paliativas?…A que no se sientan las bases para un desarrollo continuo, para una planeación que dure un buen tiempo, es decir, se van dando soluciones casi al día a estos problemas, y la forma que tiene cada gobierno para enfrentarlos es diferente, por muchas razones.
¿Quiénes son los responsables de esta política fallida?
No quiero señalar como directo responsable al Gobierno municipal o a los gobiernos estatal o federal, esto es algo que tiene que ver con los tres niveles. Estos problemas no se pueden resolver si no se tiene la participación activa de la ciudadana.
¿De qué manera puede participar la ciudadanía?
Lo puede hacer a través de los colegios de profesionistas, las asociaciones, de la sociedad civil organizada. Esta planeación se tiene que hacer de manera conjunta entre ciudadanía y gobierno, porque se debe que buscar un mecanismo en el que se puedan oír los planteamientos ciudadanos. Por ahí alguien dijo que la voz del pueblo es la voz de Dios.
Las decisiones paliativas, unilaterales e impositivas, tarde o temprano terminan por caerse, por fastidiar a la ciudadanía, no conduce a la solución de los problemas.
¿En materia vial que necesita la zona metropolitana?
En este sentido, el área metropolitana requiere un plan maestro de vialidades, porque cada día nos enfrentamos a embotellamientos por diferentes partes de la ciudad a raíz de que contamos con un sistema vial completamente desarticulado, obsoleto y en mal estado.
Este plan, debe contemplar rutas rápidas, vías cortas que puedan atenderse de forma profesional y que respondan a las necesidades actuales de movilidad del centro de población.
¿Hay que romper con el monopolio camionero?
Por supuesto. Se necesita una reestructuración del transporte urbano, porque desde hace años hay rutas que ya no responden a las necesidades actuales.
Se requiere sacar el transporte urbano del centro de la ciudad, porque no es posible que de las 300 rutas que existen 80 por ciento pasen necesariamente por el centro lo que origina congestionamiento, pérdida de tiempo-hombre que cuesta a la sociedad muchísimo.
La autoridad y los concesionarios no han querido o no han tenido la suficiente voluntad política para entrarle y resolver este problema.
¿Respecto al agua y drenaje, cuáles son las medidas que deben observarse?
En cuanto al agua potable y drenaje, necesitamos una planeación verdaderamente consiente, y tener una cuota de servicio, es decir, que quién rebase una determinada altura, contar con mecanismos para inhibir los asentamientos humanos hacía las partes más altas que generalmente son ocupadas por pequeños lotes que cuesta mucho llevarles los servicios básicos.
En la mayoría de los países, sobre todo del primer mundo, en las partes altas viven quienes verdaderamente pueden pagar tomando en cuenta lo que cuesta llevar a esas alturas los servicios.
“No cuesta lo mismo que un carro se desplace en una superficie plana a que tenga que trepar a esas altura, ahí donde las águilas se atreven. Llevar los servicios a esos lotes se vuelve mucho más caro, es gente que generalmente no puede pagar lo que cuesta llevar los servicios hasta allá arriba.
¿En materia de seguridad?
No solamente en el centro de la ciudad existe mayor demanda de seguridad, y no se trata de cuidar solamente a los turistas o a la gente que vive en esta área. Todo ciudadano tiene derecho a la seguridad, a vivir en paz, a una vida digna, tranquila, sin embargo, no cuesta lo mismo darle seguridad al Centro Histórico, que a toda la periferia y a las colonias donde muchas veces ni la misma policía se atreve a entrar.
¿Su opinión sobre el ambulantaje?
El ambulantaje es un cáncer que mina las ciudades. Es un monstruo de mil cabezas, le cortan una y le aparecen 10 más. Se tienen que encontrar los mecanismos para su solución.
Se deben encontrar soluciones que nos permitan vivir en paz, vivir en armonía, que todos puedan hacer negocio, pero sin que las calles se conviertan en un cochinero. Sin que las banquetas sean invadidas y todos podamos transitar, ya no se puede caminar en las banquetas del centro porque todos los comercios se están saliendo.
Todo esto va en detrimento de los centros de población, que están a punto de un colapso. En la ciudad estamos en el límite, en el que todavía se puede inhibir o arreglar algunas cosas. Si dejamos que esto vaya creciendo, en unos cinco años no habrá quien lo pueda controlar.