Al frente del contingente las madres a quienes se les ha violentado el derecho al acceso a la justicia; las que llevan dos, tres, siete años peregrinando entre juzgados y ministerios públicos buscando sentencias acordes a la gravedad y crueldad con la que les arrebataron a sus hijas.
Lizet Soriano González, es madre de una de ellas, lleva en mano la fotografía de su hija y cruz con el nombre de Grecia Guadalupe Ortiz Soriano asesinada el 2 de abril de 2013.
“Tiene siete años que a mi hija la asesinaron, la envenenaron y no hay justicia. Mi hija no se encontraba en la calle vendiendo drogas, ella estaba en la casa”, explica con la voz llena de fortaleza, aquella que se requiere para luchar contra la burocracia, insensibilidad y corrupción de quienes integran el sistema de procuración e impartición de justicia.
El proceso -señala- ha estado plagado de irregularidades. Emitida la sentencia se ordenó una reposición del procedimiento con lo que se pone en riesgo la permanencia en la cárcel de la persona detenida.
Zoyla Bengochea, madre de Dafne, cuyo caso constituyó la primera sentencia de femicidio en Oaxaca, va al frente. Para ella tampoco hay descanso a pesar de los más de 70 años de cárcel para el feminicida de su hija, quien a partir de una apelación busca reducir la sentencia.
“Lo de Dafne aún no termina y no sé cuando vaya a terminar este proceso tan doloroso y desgastante. El mes que entra Dafne cumplirá siete años de haber sido asesinada, Alejandro Rivera López sigue intentando disminuir su sentencia”, explica mientras avanza en el contingente conformado por más de mil mujeres, adultas mayores, jóvenes, estudiantes, profesionistas, niñas, niños y activistas.
“Bienvenida, te estábamos esperando”, es el recibimiento que dan a las mujeres que por primera vez participan en la marcha. Ellas se funden en abrazos, algunas se emocionan hasta las lágrimas contagiadas por la emoción cuando al unísono retumba ¡Mujer, escucha, esta es tu lucha!
Elvira, madre de Lesly Wilson también exige justicia pues su caso refleja la indiferencia o quizá corrupción del sistema de justicia pues todas las personas que en su momento estuvieron detenidas por el asesinato de las jóvenes fueron puestas en libertad y ahora prófugas.
«México feminicida»
Un mosaico de consignas se empalma ente las calles principales del Centro Histórico. “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, “América latina será toda feminista”, “Mujer, escucha, esta es tu lucha”.
A su paso, las intervenciones hechas por el contingente reflejan el contexto: ¡México feminicida!, ¡Estamos hartas!, ¡Ni una menos!, “No estamos todas, nos faltan las asesinadas!
“Mi hija se llamaba Ivone Berenice, fue asesinada el 21 de diciembre de 2014. Yo tuve que luchar porque el asesino que es José Manuel Luis Durán siempre se ha encubierto porque tiene familiares comandantes uno activo y otro jubilado. Yo he sufrido mucha corrupción, mano negra. Ahora estamos en espera de acabar los interrogatorios, seguimos luchando, seguimos de pie y esta marcha es en memoria de mi hija y de todas las mujeres que al igual que yo estamos pasando por esta terrible experiencia”.
Niñas, niños, mujeres en sillas de rueda siguen avanzando.
Al paso algunas mujeres se suman de manera espontánea, otras aplauden la furia oaxaqueña. La batukada suena con ritmo. ¡Alerta, alerta que camina, la lucha feminista por américa latina!”.
Queman «corrupción e injusticia»
Mujeres con antorchas y una bandera de México resguardan el contingente y pegan carteles en las paredes con los nombres de personas señaladas por abuso sexual, violación y encubrimiento de los delitos.
Felícitas, sobreviviente de feminicidio, va gritando ¡Justicia, justicia!, en el rostro lleva las marcas de la defensa de su vida y en la voz el coraje frente a un proceso sin enfoque de género.
Además de la falta de reparación del daño, su agresor podría ser favorecido con la reducción de sentencia.
El contingente se detiene frente a la Catedral, encienden fuego a un monigote que representa la corrupción e injusticia.
Consignas, reclamos, cantos, las voces de mujeres unidas conmemorando el ocho de marzo, día de una lucha que cada vez se oye con más fuerza.