Alejandro Lelo de Larrea / Mensaje Político
Si se tratara de una partida de ajedrez, en las últimas semanas, Eruviel Ávila habría perdido su dama, sus dos torres, un caballo, y estaría en una posición de inminente derrota, en la que cualquier ajedrecista optaría por lo que llaman “abandono”, para no ser humillado con un jaque mate.
Sí, Eruviel Ávila va perdiendo, y feo, esta partida de ajedrez en el Estado de México, y no ante otro rival más que él mismo y su incompetencia como gobernador, pues durante su administración la entidad cayó en una profunda crisis de seguridad, a tal grado que debió remover en las últimas semanas a la responsable de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, al de la política interna mexiquense y al encargado de la procuración de justicia. Ah, y de pilón quitó hasta al responsable del DIF.
Esos funcionarios habían sido nombrados por Eruviel Ávila con toda libertad, sin la más mínima sugerencia de algún personaje del gobierno federal. Pero todos, como su jefe, fallaron. Por eso desde la federación tuvieron que entrar al rescate de la entidad más poblada del país, la misma de la cual es originario y gobernó el hoy presidente Enrique Peña Nieto.
El 31 de marzo, Rocío Alonso dejó la titularidad de la Seguridad Ciudadana, y desde la Secretaría de Gobernación federal le mandaron al relevo: Damián Canales, un policía de larga trayectoria, que en su haber tiene logros importantes en la materia tanto en el Distrito Federal, en los tiempos de Andrés Manuel López Obrador, como en Hidalgo, en la etapa de Miguel Osorio Chong gobernador.
En vez de reconocer las fallas en su equipo de seguridad y corregir, la reacción de Eruviel Ávila fue la de construir alianzas y lanzar guiños a los adversarios del grupo gobernante federal, como el caso de Andrés Manuel López Obrador que cuando realizó una gira por la entidad, en abril, contó con inusitadas facilidades y vigilancia del gobierno mexiquense.
Desesperado, Eruviel Ávila también se acercó a su vecino, el gobierno de Miguel Mancera en la Ciudad de México, con quien realizó una serie de acuerdos para combatir el crimen en la zona conurbana de la capital del país. Incluso hubo actos públicos a visita recíproca entre el gobernador mexiquense y el jefe de Gobierno de DF.
La clase política se sorprendió cuando Eruviel Ávila anunció la “renuncia” de su secretario de Gobierno, Efrén Rojas, relevado por el diputado federal José Manzur, quien en el primer trienio del gobierno de Peña Nieto en el Estado de México fue el presidente del Congreso del Estado, y actualmente presidía la Comisión de Presupuesto dela Cámara de Diputados, clave para el gobierno federal. Evidentemente una posición del grupo gobernante a nivel federal.
Eruviel Ávila también anunció la “renuncia” del titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM), Miguel Ángel Contreras. Para el relevo, designó a Alejandro Jaime Gómez Sánchez, quien fuera subprocurador Jurídico de la misma dependencia en los tiempos que fue encabezada por Alfredo Castillo, durante el gobierno de Enrique Peña en el Estado de México.
Gómez Sánchez formaba parte del gobierno federal, como consejero adjunto de Consulta y Estudios Nacionales del presidente Peña Nieto.
Eruviel Ávila también anunció la “renuncia” de la directora del DIF del Estado de México, Cristina Sáenz Vargas. Al relevo llegó Carolina Alanís Moreno.
Con estos cambios, Eruviel Ávila perdió a la dama (secretario de Gobierno), a dos torres (Seguridad Ciudadana y PGJEM), y un caballo (DIF), con lo que sus posibilidades reales de ganar esta partida son prácticamente nulas. Ya la perdió. Es imposible que remonte.
En este panorama, y luego de que durante el último año y medio se ha mencionado hasta el cansancio en los corrillos de la política, que Eruviel Ávila va a ser llamado al Gabinete presidencial, queda una interrogante de ajedrecista: ¿Esperará al jaque mate o como los grandes recurrirá al “abandono”?, porque lo evidente es que le quedó muy grande el cargo de gobernador del estado de México.
