No es tiempo todavía para hacer un balance sobre el regreso a clases; sin embargo, hay pistas para tener una idea de lo que está pasando y lo que pudiera pasar.
El hecho a destacar es que casi la totalidad de los estudiantes y maestros pudo regresar a clases la semana pasada; independientemente de filias y fobias, es una buena noticia. El inicio se había convertido en un dolor de cabeza en algunas ciudades.
Los maestros buscaban la manera de hacerse ver a sabiendas de que en los primeros días los ojos están puestos en los estudiantes, profesores y en general en la dinámica escolar. Este inicio parece diferente al de otros años.
Como sea, habrá que esperar las reacciones de la CNTE y también lo que pueda ir pasando, particularmente en el renglón de las evaluaciones, aunque el llamado al paro general no tuvo eco.
El gran reto está por venir. Si bien la primera etapa va avanzando, no se puede perder de vista que está incompleta. Debe venir una segunda etapa, a la cual el titular de la SEP llama segunda generación de reformas.
Lo que ahora debe ponerse en la mesa es la definición del trabajo en el aula, la relación maestro-alumno y el nuevo papel de los padres de familia; todo esto en el marco de un nuevo diseño del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Éste es el nuevo reto. Todos estaremos en medio de la evaluación —sociedad, maestros, y alumnos— porque de nada va a servir la reforma si no es para crear e impulsar nuevas condiciones de vida para el país con mejores mujeres y hombres.
Si a los maestros, uno de los ejes del proceso, no se les actualiza en cuanto a conocimientos y metodologías nos volveremos a quedar estancados.
Esto es parte de la necesidad de cambiar mentalidades de los maestros. Los niños y los jóvenes son más susceptibles y moldeables y tienen una mayor predisposición al cambio, a lo nuevo e incluso a lo desconocido.
A las y los profesores les puede costar más trabajo el cambio. Si alguien entiende la importancia de la evolución y el cambio son ellos y ellas, pero también saben por experiencia que sin apoyo externo todo es inalcanzable.
El regreso a clases pareciera que trae nuevos vientos. El nuevo reto, diríamos más bien el gran reto, es el cómo entrar en la siguiente etapa. Sin resolverlo, la reforma no va a avanzar más allá de los cambios administrativos.
Si en esto nos quedamos, la esencia de la reforma y el cambio quedarán congelados y en la lamentable frustración.