Después de la jornada
Luego de dos meses de campaña, de descalificaciones, dimes y diretes, finalmente se llevó a cabo la jornada electoral el pasado cinco de junio. El electorado tuvo la oportunidad de escoger en un abanico de posibilidades y candidatos, algo más que los dos que puntearon desde el principio: Alejandro Murat Hinojosa, de la coalición “Juntos Hacemos Más” y José Antonio Estefan Garfias, de “Con Rumbo y Estabilidad por Oaxaca” (CREO). En el período de proselitismo, se recurrió a los mismos métodos que se despliegan asimismo para desacreditar al adversario; los trascendidos y filtraciones. No faltaron en el período de campañas, las grabaciones telefónicas y los obuses mediáticos, sobre todo, en las semanas previas al cinco de junio.
Sin embargo, la nota negativa en el proceso electoral la puso, como cada seis años desde el 2006, el magisterio oaxaqueño afiliado a la Sección 22, con sus adláteres de otras organizaciones, como el Frente Popular Revolucionario (FPR), que crearon el caldo de cultivo para el boicot, o al menos para torpedear la jornada del domingo pasado. El juego de Rubén Núñez Ginéz y Francisco Villalobos Ricárdez, Secretario General y de Organización del gremio, quedó al descubierto, como en su momento se descubrieron los propósitos de Enrique Rueda Pacheco en el 2006 y de Azael Santiago Chepi, en el 2010: servir como viles mercenarios de partidos y candidatos. A la ciudadanía, que poco tiene que ver con el magisterio le quedó claro: en tiempos electorales, dirigentes y maestros, dejan atrás ideología o la lucha sindical, para manipular a las bases en pos de la rentabilidad. Su movimiento pues, no es genuino.
Si bien es cierto que se vaticinaban enfrentamientos y violencia, en realidad, salvo incidentes menores, la jornada electoral se llevó a cabo con tranquilidad y paz social. Incluso, hasta participativa, habida cuenta de que votó más del 55 por ciento de los ciudadanos inscritos en el padrón. Bajo esa premisa y a poco de haberse cerrado las casillas, las primeras encuestas de salida dieron el triunfo a Alejandro Murat Hinojosa, candidato de la coalición “Juntos Hacemos Más”, conformada por los partidos: PRI-PVEM-PANAL. Aunque en el equipo contrario, el de la coalición “Con Rumbo y Estabilidad por Oaxaca”, (CREO), que llevaron como candidato a José Antonio Estefan Garfias, también festinaban el triunfo, la tendencia en la medición del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), que operó el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (IEEPCO), aún con lentitud, siguió dando una ventaja considerable a Murat, arriba de los cuatro puntos porcentuales.
Hasta el cierre de esta edición, el panorama electoral se advertía en calma relativa, sin la crispación social de las manifestaciones, el zócalo invadido o la permanente amenaza de los bloqueos. Al fin la ciudadanía puede respirar tranquila luego de la “guerra de lodo” que a través de las redes sociales, fue el sino de las campañas a la gubernatura, creando un ambiente de expectación inusual; un clima nocivo y de terror, que mucho incidió para llevar a cabo una jornada electoral con ribetes de zozobra y preocupación. Lo sorprendente es que la escalada mediática no era particularmente para exhibir a los contendientes ya citados, sino a algunos de sus promotores financieros e incluso, coordinadores de facto de ciertas campañas.
Medios y sociedad civil hicieron en su momento los llamados prudentes a la ciudadanía, a fin de contribuir con su participación a abatir el pernicioso abstencionismo; a emitir el sufragio y el voto razonado; a participar en el voto útil, que permitiera elegir al mejor candidato, al menos el que conlleve más esperanzas para el cambio necesario en el estado de cosas en Oaxaca.