Inicio de clases, con todo
En la conciencia colectiva de los oaxaqueños se debe entender que no hay cambio sin resistencia. Haber rescatado la rectoría de la educación para el Estado es un paso histórico, que debió haberse dado desde hace mucho, pero la abulia, la apatía o la simple complicidad de los regímenes anteriores, hizo cierta aquella sentencia del principio del liberalismo: “dejar hacer, dejar pasar”. Asumimos que no será tarea fácil cortar de tajo los privilegios de muchos que se regodeaban en la movilización para no cumplir su tarea docente; tampoco será simple habituarse al nuevo esquema en el cual será la evaluación el rasero para otorgar ascensos o mejoría económica. En el IEEPO todo estaba al revés: con el control de la Sección 22 se privilegiaba la politiquería barata; la mediocridad, no la capacidad ni la experiencia.
La dependencia citada era un mundo aparte. Era un gigantesco tianguis; una Torre de Babel. El único lenguaje eran los intereses y el dinero, tanto para funcionarios como para maestros comisionados por su Sección. Esa anarquía administrativa y financiera permitió excesos, sobregiros, corrupción galopante. Cada quien se servía –hasta antes del 21 de julio- con la cuchara grande.Fortunas labradas en la ignominia y la voracidad; una situación atípica y contra derecho, que el trabajador fuera a la vez patrón. Que la designación del director, subdirector, jefe de unidad o departamento, de la institución rectora de la política educativa del Estado, no fuera atributo de éste, sino del sindicato, era una bofetada a la misma ley, a cualquier principio de congruencia en el marco jurídico institucional.
No había contraloría interna, tampoco un órgano de control de las finanzas y del gasto. Aprovechando ese desorden y los resquicios de discrecionalidad, ahí hasta el más chimuelo mascaba clavos. Venta de plazas a granel, cobro de comisiones, emisión de cheques sin control, maestros con salarios de hambre ante otros con sueldos por arriba de cualesquier funcionario público o legislador. Esa disparidad e inequidad de la que el mismo magisterio democrático deplora en sus marchas y arengas. Este lunes inició el ciclo escolar 2015-2016. No faltarán aquellos que sigan dando de patadas; que continúen con sus anticuadas consignas. Lo cierto es que para muchos oaxaqueños al fin se atisba una luz en el túnel. Nuestro futuro, que son los niños y jóvenes merecen un mejor destino, cimentado en la calidad de la educación. Entre toda la podredumbre, reconozco que existen miles y miles de mentores, con el deseo sincero de contribuir a esta gran cruzada y que hoy se liberan del yugo fascista de sus dirigentes.
Hasta el más ignorante sabe que el Cártel-22 está boca abajo; que el intento de formar una estructura paralela al IEEPO en un edificio de su propiedad resultó un fracaso y que la mayoría de sus correligionarios sólo le apuestan a continuar en su labor docente, sin mayores sobresaltos de la amenaza, la presión y el chantaje de sus dirigentes. En el entorno social hay plena consciencia de que las cosas deben cambiar; que serán necesarias medidas de fuerza para acotar cualquier inconformidad, como actas de abandono de empleo, sanciones administrativas y hasta los ceses definitivos. Ningún maestro de los niveles representados en el nuevo IEEPO querrá perder sus derechos –en sí asegurados- y quedarse sin trabajo. Empero, los habrá que sigan empecinados en mantener sus privilegios aún a sabiendas de que la guerra con el Estado está perdida.
