S-22: Contra todo
Las últimas acciones de presión, intolerancia y terrorismo han exhibido a la Sección 22 de cuerpo entero. Primero fue el acoso y la persecución del presidente de la organización “Mexicanos Primero”, Claudio X. González y, posteriormente, el boicot a los “Diálogos por la Educación”, que lleva a cabo el Congreso del Estado para no casarse con la propuesta de ley que hará el ejecutivo estatal, de consuno con la Sección 22, y que recoge “la filosofía” de los 37 foros temáticos que Rubén Núñez Ginéz y secuaces llevaron a cabo a modo, para imponer el Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO), como la única alternativa aplicable en la entidad. El magisterio mal llamado democrático –lo hemos dicho hasta el delirio- no busca mejorar la calidad de la educación, ni está de acuerdo con la Reforma Educativa. Lo que busca en seguir manteniendo sus privilegios, sus cotos de poder.
Es impresionante la forma tan burda en la que el gobierno de Gabino Cué se cierra a entender que el Cártel-22 es un organismo cuasi-criminal, que mantiene aterrorizados a gobierno, autoridades educativas, funcionarios, padres de familia y alumnos. La S-22 ha instaurado una verdadera dictadura, por lo que ha obstaculizado cualquier otra alternativa que no sea la suya; que no contemple la protección a ultranza de sus intereses; que pretenda siquiera poner en tela de juicio el triste papel que han desempeñado durante los 34 años de existencia del Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación en Oaxaca (MDTEO).
Desde que se inició el llamado Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación, allá en los años ochenta, una de las banderas ha sido la libertad de expresión. Marchas, movilizaciones, bloqueos, cierre de escuelas y violaciones al derecho a la educación, se dan desde hace 34 años, con el argumento de que hacen uso de la libre expresión. Ante la demanda ciudadana con las autoridades y legisladores, de regular las manifestaciones; de ubicarlas en el contexto de que violan los derechos de terceros; que dañan la economía, la estabilidad y la paz social, los mentores se han llenado la boca con la queja de que la lucha social se criminaliza. Es decir, por el lado que sea defienden su derecho a estar en la calle y no en las aulas.
Entre sus consignas reiteran su postura contra el Estado, contra el gobierno burgués, en contra de la política neoliberal. Se asumen depositaros de las libertades; de la reivindicación de las causas del pueblo; de la educación crítica y popular; de la gratuidad de la educación, la misma a cuya privatización ellos han influido de manera notable, pues si ésta ha crecido es justamente por el desapego docente en la educación que imparte el Estado. Para defender su supuesta lucha social, han desplegado un lenguaje plagado de retruécanos y vicios gramaticales como masificación, accionar, coberturar, de manera contundente, etc. Con ello, lo mismo atentan en contra de las libertades del ciudadano, cuando bloquean centros comerciales, bajo la consigna de que son representantes del neoliberalismo o cuando obstaculizan las operaciones bancarias e incluso el flujo de vehículos en las casetas de cobro.
Pero en este universo de excesos y atropellos, hay una contradicción flagrante, que hace suponer que se asumen como revolucionarios y demócratas cuando les conviene; en otras circunstancias devienen los peores fascistas. Un ejemplo demoledor: ¿cuál fue la causa del acoso y persecución del presidente de la organización Mexicanos Primero, Claudio X. González, la semana pasada, al tratar de boicotear una conferencia en donde dio a conocer el estado triste y lamentable de la educación pública en Oaxaca? ¿Cuáles son sus justificaciones –si es que las hay- del boicot a los “Diálogos por la educación “, que han instrumentado diputados locales de diversos partidos por toda la entidad?
