El olvido de la Federación
La amenaza del magisterio oaxaqueño, de boicotear la visita del presidente Enrique Peña Nieto a la costa oaxaqueña, el pasado primero de abril y la cancelación de la misma, dejó entrever dos cosas: por un lado, la manipulación perversa de los dirigentes de la Sección 22, que ya están enfilados en la sucesión del 2016 y por otra, el desprecio que sigue prevaleciendo en el gobierno federal, ante todo lo que suene a Oaxaca, sus problemas, su régimen de la alternancia y la ingobernabilidad que la complacencia de éste ha propiciado en el magisterio.
En torno a la primera hipótesis, es importante subrayar que la visita presidencial estaría inscrita en la Cruzada Nacional contra el Hambre y que llegaría a la comunidad de Tututepec Villa de Ocampo, justamente a inaugurar un centro de acopio de leche. Este evento sería para muchos mal pensados, el espaldarazo para el oaxaqueño Héctor Pablo Ramírez Leyva, prospecto a la gubernatura del estado.
Justo cuando se ventilaba la visita presidencial, después de año y medio en que hemos sido abiertamente discriminados de los afectos de Los Pinos, trascendió un amplio reportaje sobre otro de los que han levantado la mano para la candidatura: el diputado federal por el distrito de Juchitán, Samuel Gurrión Matías, a quien afirma la nota, investiga el Sistema de Administración Tributaria (SAT), por su fortuna y el posible lavado de dinero. El legislador, ex socio del ex gobernador José Murat, cayó de la gracia de éste cuando dio inicio a sus giras anticipadas de proselitismo político, con el propósito de ubicarse en el ánimo del priismo oaxaqueño. Se sabe que la fortuna de Gurrión y hermanos, es investigada por el SAT desde hace más o menos diez años.
Sin embargo, más allá de los afanes sucesorios, para los oaxaqueños ha quedado claro que en tanto los maestros no sean acotados o al menos convencidos de que su tradicional beligerancia flaco favor le hace al estado, será difícil que la Federación vea por nosotros. Y hay una justificación en la conducta del magisterio: el gobierno de Gabino Cué jamás tocará sus cotos de poder ni, mucho menos, buscará su retorno a los salones de clase. El gobierno de la alternancia está sometido a los dictados de estos falsos revolucionarios. El discurso de Cué en torno a la Reforma Educativa y la importancia de la educación de los niños oaxaqueños, contrasta con su postura complaciente y hasta de sumisión, con el Cártel-22.
Entre los oaxaqueños hay decepción, desencanto y molestia. Nunca como hoy en el pueblo se ha percibido tal indignación, por la postura de sublimación que el gobierno estatal ha mantenido con maestros y normalistas. Lo peor de todo es que no lo reconoce y en un afán torpe, queriendo asumirse como un poder fuerte, lo único que ha logrado es perfilarse como el peor de las últimas administraciones. Desde Víctor Bravo Ahuja, pasando por los gobiernos efímeros e interinos de Fernando Gómez Sandoval, Manuel Zárate Aquino, el general Eliseo Jiménez Ruiz, Pedro Vásquez Colmenares y Jesús Martínez Álvarez, hasta los constitucionales de Heladio Ramírez López, Diódoro Carrasco Altamirano, José Murat y Ulises Ruiz, jamás se había percibido –un tanto en los dos últimos- el desprecio del gobierno federal hacia los oaxaqueños. He ahí el quid del dicho vulgar: ¡Pobre Oaxaca!, tan lejos de Dios y de la Federación.