Radicales quieren otro 2006
Como producto del desalojo de los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en el Distrito Federal, en su mayoría de la Sección 22, de inmediato se encendieron en Oaxaca las luces amarillas. Y es que desde que fueron detenidos los mentores, acusados del secuestro de los hermanos Álvarez Benfield, grupos radicales provenientes del Frente Amplio de Comunidades Marginadas del Estado de Oaxaca (FACMEO), pugnaron por reactivar la tristemente célebre Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO). Y lo hicieron a través de un llamado Frente Único de Lucha (FUL). Desde el 19 de agosto en que la S-22 acordó lanzarse al paro indefinido en contra de la Reforma Educativa y las leyes secundarias, el FUL al igual que la Coordinadora de Escuelas Normales del Estado de Oaxaca (CENEO), ha promovido disturbios, secuestro de autobuses, el cierre de la caseta de cobro de Huitzo y otras acciones.
El viernes 14 de septiembre, los grupos señalados volvieron a arremeter, en una supuesta protesta en contra del desalojo. Y amenazaron en boicotear los festejos patrios. Quitaron las vallas que protegían el zócalo de la capital oaxaqueña y aún desarmaron a los mandos policiales. Esta situación ha creado molestia entre la ciudadanía, pues se advierte que, ante el camino sin retorno en el que ha entrado la CNTE en la capital del país, no faltarán los grupos adláteres, como la FUL-APPO, que buscarán por todos los medios, crear el caldo de cultivo de un conflicto similar al del 2006. Es evidente que pensar en algo similar, definitivamente ha creado un ambiente de aversión y zozobra entre los diversos sectores sociales. Nadie estaría ya dispuesto a que Oaxaca se incendie ni estará de acuerdo a esperarlo pasivamente.
Por comentarios en los comederos y cafés políticos, hay el pleno convencimiento de que el gobernador Gabino Cué no renunciará tan fácilmente a la alianza y complicidad que ha tenido con el magisterio. Hay evidencias de que si no les han pagado las dos quincenas no es una decisión que de motu proprio haya tomado el ejecutivo estatal, sino que la Federación no le ha hecho los depósitos para tal fin. Tampoco hay claridad respecto a la postura del gobernador en torno a la posibilidad de disturbios propiciados por maestros radicales y los remanentes de la APPO que hemos mencionado. Visto así, no hay duda que los sectores productivos, empresariales y comerciales harán sus peticiones ante el gobierno federal para que disponga lo que competa conforme a derecho, para evitar que de nueva cuenta grupos radicales, vinculados con guerrilleros y demás, pretendan incendiar Oaxaca como ocurrió en el 2006.
En contra del magisterio existe ya una amenaza latente: la indignación de autoridades municipales y padres de familia, que están molestos pues el ciclo escolar 2013-2014 ni siquiera ha iniciado, además de la aplicación de la ley: con tres días injustificados ausentes de sus labores, se levantarán las actas de abandono de empleo correspondientes. Se espera que el paro se levante pronto y que las labores inicien la semana que entra. No hay que soslayar que el Secretario de Educación Pública, Emilio Chuayfett fue categórico: la CNTE no es el interlocutor del gobierno federal. Por tanto, se aplicará la ley vigente en materia de permanencia en la plaza. Visto así, sólo faltará la voluntad política del gobierno de Gabino Cué para meter al orden a la Sección 22 y aprovechar, en la medida de lo posible, esta oportunidad que brinda el nuevo marco jurídico, para recuperar la rectoría del Estado en la educación. Además de que, en las nuevas condiciones, ya no tendrá sentido tener una dependencia –el IEEPO- en donde el sindicato sea quien tenga el monopolio de los cargos oficiales que, obviamente no son una conquista sindical, sino la torpeza de gobiernos anteriores.
