Enrique ARANDA/Excélsior
Hoy, computados los comicios, las cosas para Romero Herrera parecen estar dando un vuelco que nadie pudo imaginar.
En más de una ocasión a él mismo, y no pocas más a sus cercanos, escuché afirmar al cacique azul capitalino, el impresentable Jorge Romero Herrera que, apenas garantizar el pase de estafeta en la delegación Benito Juárez a sudelfín Christian von Roehrich, volvería a centrar toda su energía a consolidar su ya garantizada imposición como coordinador de la exigua bancada panista en la próxima Asamblea —por parte de (su subordinado) Mauricio Tabe, claro— para, desde ahí, construir su candidatura a jefe de Gobierno el próximo 2018.
Nada entonces, en el horizonte del exmaderista y actual morenovallecista jefe delegacional, parecía poner en riesgo el promisorio futuro que, para sí mismo, se diseñó y, en buena parte, construyó ya; el ambicioso joven que, en cuestión de años, desplazó del poder, hasta convertirse en el “único e incuestionable dueño” de Acción Nacional en el Distrito Federal, igual a Obdulio Ávila que a su promotora Mariana Gómez del Campo, a Carlos Gelista y a toda suerte de liderazgos que, en mayor o menor medida, participaban en la definición del rumbo a seguir por el otrora partido de las derechas.
Hoy, en contraste, computados los comicios del pasado domingo, las cosas para Romero parecen estar dando un vuelco que nadie entre los suyos, ni en la peor de sus pesadillas, pudo imaginar: Acción Nacional amanece ya como tercera y/o cuarta fuerza política, según la base de medición que se tome, atrás de Morena, el PRD y el PRI… luego de recibir apenas un relevante 12 o 13% de la votación emitida que, ¡ojo!, derivará en la conformación de la más pobre representación de que se tenga memoria, desde la creación de la Asamblea Legislativa en 1988. Un estrepitoso fracaso…
(También al exdelegado y a sus afines en el comando del blanquiazul se les apareció una morena, un sol azteca e, incluso, un desteñido tricolor que le pusieron sumamente nervioso, comentaría alguien ayer mismo, más en serio que de broma, al interior del búnker azul de Coyoacán).
Y todo, amén de la presencia ahora de un personaje hasta hace unos meses inexistente en las previsiones del romerismo que, al margen de otras consideraciones, parece dispuesta a disputar el control al cacique del panismo capitalino, los reflectores primero y, luego, la eventual postulación por parte de Acción Nacional a la Jefatura de Gobierno en los próximos comicios: la hidalguense Xóchitl Gálvez, a quien, presumiblemente con apoyo del secretario Héctor Serrano y del jefe de éste, habría tratado de impedir que ganara la jefatura delegacional de Miguel Hidalgo, retirándole toda suerte de apoyos y “operadores” políticos.
Más pronto que tarde, en opinión de quienes conocen sobre la operación del blanquiazul, la puja entre los personajes citados por la hegemonía a nivel DF será una realidad y entonces la desunión, característica del panismo a nivel nacional, sentará sus reales en la capital nacional…
ASTERISCOS
* De no haber ocurrido nada extraordinario en los últimos días, que haya forzado un cambio de señales, las autoridades norteamericanas, particularmente del Departamento de Estado, estarían a punto de extender el (supuestamente) solicitado placet para Jaime Zabludovsky, exsubsecretario de Negociaciones Internacionales de Comercio y autor, en su momento, del TLC de América del Norte, como nuevo embajador de México en Estados Unidos. ¿Será?
* Definidas ya, de cara a la sociedad incluso, sus respectivas posiciones (políticas), autoridades federales y maestros –vándalos de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) parecen dispuestos a ir a una larga confrontación en la que, perdón, la sociedad nacional parece haber tomado partido ya: ¡por el gobierno… siempre y cuando éste se empeñe en hacer cumplir la ley y, en última instancia, salvaguardar el superior interés de millones de jóvenes y niños rehenes de la mediocre educación recibida —cuando ello ocurre— de los supuestos mentores!
