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De Adicto a ADICTO

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Por Ernesto Salayandía García 

 Susana: Niñez empañada 

La gente es cruel  en los cruceros

Uno de mis fondos más crueles fue la soledad, andar en los cruceros, sentir rechazo de la gente, incluso odio repugnante de las personas, traía a mi hijo conmigo de tres años de edad, me dedicaba a limpiar vidrios, la mayoría, me corrían y me decían que no con las mano, enojados casi me aventaban el carro, me sentía impotente, frustrada, con un chorro de resentimientos hacia todo y hacía la vida, hacia la gente, en busca de dinero limpiando los parabrisas para comprar droga y darle de comer a mi hijo, pero nadie me ayudaba, ni porque veían al niño con hambre y en el sol. Muchos hombres se aprovechaban de mi necesidad, me tiraban la onda, diciéndome que si me iba con ellos, me daban para comer, para mi hijo y para mí, pero siempre con ventaja, claro que lo hice muchas veces, me prostituí a cambio de dinero para la sustancia, me humillé, porque no tenía otra manera de conseguir dinero. La mayoría de los hombres, son ojetes porque te tratan como si fueras un animal, así me hacían sentir, algunos me golpearon o no me pagaban o me obligaban a hacer cosas que a mí no me gustaban, otros, estaban drogados y alcoholizados, no me importaba que mi hijo estuviera conmigo.

 

Violencia doméstica, alcohol y drogas

Nací en un hogar disfuncional, fuimos tres mujeres, soy la más chica, yo vivía en El Callejón Uranga, ahí estaba lleno de cholos, prostitutas, traficantes y mi papá vendía las drogas que se usaban hace 20 años, que era, marihuana, pastillas, resistol, cocaína y él se drogaba con heroína y con otras drogas delante de nosotros y donde fuera, me tocó ver muchas veces, cómo violaba a mi mamá, golpeándola, gritándole y humillándola, mi madre le tenía miedo, pero para mí, era impactante ver todo ese proceso enfermizo, mis hermanas le tenían mucho miedo y cada vez que él llegaba, ellas se escondían debajo de la cama, en mi casa eran gritos y mucha violencia, él la golpeaba todos los días, algunas veces la picó con un cuchillo, otras con unas tijeras, le aventaba el plato en la cara con la comida caliente cuando no le gustaba, era extremadamente celoso, era macho y muy soberbio, toda esta inestabilidad me dañó severamente por todo lo que le hacía a mi mamá, pero yo estuve muy confundida, porque conmigo era muy cariñoso y me daba muchas cosas, yo desde los cuatro años, quería ser drogadicta y prostituta y tristemente, se cumplió.

 

Luego no puedes parar

Mi primer contacto con la droga, fue cuando empecé a querer buscar a mi papá, iba a lo más bajo del barrio, conocí a un hombre que me llevaba 30 años, yo tenía 15 cuando empecé; recuerdo, que la primera vez, no me gustó, la heroína me la inyecté en el brazo, pero el efecto no fue muy grato para mí,  sentí un bienestar, la puerta falsa, físicamente no me sentí bien, pero emocionalmente sí me gustó, a esa edad, comencé con cocaína inhalada y fumada en piedra, también con alcohol  y marihuana, me prendí de la heroína 15 días después de que la probé, no pude parar, el precio que pagué fue muy alto y comencé a sufrir las consecuencias de mí adicción. Este hombre, fue mi primera relación sexual, quedé embarazada y seguí consumiendo, mi hijo nació mal con los pulmones tapados por la goma y por el cigarro, cada dos horas le sacaban sangre para evaluar su intoxicación por mí culpa, únicamente vivió tres días, ese dolor no fue suficiente, aunque paré unos meses y volví otra vez a las andadas.

 

Empecé por necesidad, luego me hice adicta al sexo

Me denigré muy feo, me subía en los carros de la carretera, con quien se parara y quien fuera, cobraba 200 pesos, tenía 16 años, no me importaba si era hombre o mujer, lo único que me importaba era el dinero y hacia cualquier cosa y complacencia, iba de unos brazos a otros, entre más dinero, más droga y entre más droga, más quería, tuve infinidad de violaciones entre tres y cinco hombres, me llené de resentimientos, parecía el escorpión amargado; un hombre me violó amenazándome con una pistola y después de que lo complací, me humilló más, no me pagaban, me gustó la relación con las mujeres, no soy lesbiana, pero sí me llegó a gustar en el momento, pero después, quedaba más sola, más frustrada y vacía conmigo misma. No podía salir de este hoyo debido a la compulsión de la droga, me hago adicta al sexo, me gustaba prostituirme y fui una pasada de lanza, cuando podía les robaba a las personas, dinero, celulares, joyas y lo que se pudiera, lo malo era cuando se daban cuenta y me daban una santa madriza. Diario me anestesiaba con heroína y cocaína, me metía en promedio unas 17 o 18 dosis al día, más o menos de 900 a mil pesos, lo equivalente a 5 o más clientes, porque muchos no me pagaban.

 

Se puede vivir limpia

La droga me robó, mi infancia, mi inocencia, mi dignidad, me robó mi familia, mi imagen, me hizo trizas, me robó mi libertad, llevo 15 años activa y he estado 20 veces internada, en procesos de tres meses cada uno, la primera vez fue en AMAR y gracias a ello estuve limpia dos años, pero me reventé, todo iba muy bien, me embaracé de mi hijo, que ahora tiene 11 años, no me drogué, luego encargué al segundo, que tiene 10 años, tampoco me drogué, y mi niña, tiene 7 años ahí sí me drogué, andaba muy mal, no me di cuenta de que estaba embarazada hasta los ocho meses, la heroína te quita la regla y estaba muy flaca, pero regresando a los dos años limpia, recuerdo que tenía problemas con mi esposo debido a que me fue infiel, no supe manejar mis emociones y el día menos pensado, me reventé y así he estado saliendo y entrando en la adicción, a veces, bien, a veces mal, a veces de la patada

 

Cruda realidad

No he logrado nada, mis tres hijos están en una casa hogar bajo la custodia de mi madre, los veo cada vez que se puede, los vi ayer, me duele el tiempo que no he estado con ellos, sé que puedo reparar daños, pero no puedo recuperar el tiempo, no conozco a mis hijos, cuando los veo me los quiero comer, pero ellos no están acostumbrados al cariño ni a nada, me arrepiento de la vida que he vivido, de lo irresponsable que fui, sé que es solo por hoy, conozco el programa de los doce Pasos de Alcohólicos Anónimos, trato de aplicarlo y ahora le voy a echar ganas a mi recuperación, vivir un día a la vez y ocuparme.

 

El tiempo perdido, jamás se recupera

Un adicto pierde infinidad de tiempo, lo echa por el caño de la basura, Tiré dinero, salud, sano juicio, me refugié en crudas y en depresión.Los fondos que toqué, no fueron suficientes, tuve que ir más abajo del sótano, tocar lumbre, volverme loco y derrotarme ante mi enfermedad, hoy cambié de espejo, le sonrío a la vida y ella me sonríe, no tengo todo lo que quiero, pero quiero todo lo que tengo, sé que no soy el único adicto recuperado, pero sé también, que le echo todas las ganas a la vida, que por mí no queda, que se me cierra una puerta y se me abren mil, no claudico y tengo el ánimo de seguir firme en mi recuperación y aprovechar ésta segunda oportunidad de vida que Dios me ha regalado.

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