Por Ernesto Salayandía García
Experiencia Espiritual
Luchando por la vida
Salud, familia, esperanza, amor, comunicación, convivencia, buenas vibras y armonía, son mis mejores deseos para ti y los tuyos, lo demás, es lo de menos, habiendo armonía, todo llega por añadidura.
Comienzo el año: satisfecho, contento, recordando que no tengo todo lo que quiero pero quiero todo lo que tengo, sabiendo que no soy monedita de oro, consciente de que los mejores días ya llegaron, claro que hay pruebas de ácido, hay limitaciones, provocaciones, y a veces, mala vida, mala fe de personas mal nacidas, hay, sin duda, más cosas buenas que malas, hay más días en armonía, que días amargos, la lucha por la vida es a diario, la recuperación de mi enfermedad, es un compromiso fijo, diario, constante, de actitud positiva, trabajando en mí, como si fuera el primer día, tratando de ser mejor persona, erradicando mis patrones de conducta equívocos, luchando contra mis defectos de carácter, mi soberbia, ansiedad y en sí, contra el cavernícola emocional y todo lo que me desmorona emocional y espiritualmente.
Nunca antes, ni después, siempre justo a tiempo
Dejé de consumir y así dejé de dañar mi cerebro, perdí mucha energía por mi ansiedad, por estar piense y piense, por mis celos patológicos, mis pensamientos sicóticos, por mis miedos, mi inseguridad, mis resentimientos, mi mente estaba sumamente ocupada y ahora, después de haber abandonado ese dinamo de generador de energía negativa, ya sin contaminación, tengo, gracias a Dios, una mente libre y no platico de mis despertares espirituales, por “temor” a que se burlen de mí y digan -Mira, cómo lo dejó la droga- Gozo esa vida que es sensacional, fuera de serie, como la fue aquella noche cuando estábamos tomados de la mano cerca de 200 personas, los que hicimos la experiencia y todos los compañeros que generosamente nos apoyaron y cuando el guía dijo -miren hacia el cielo y abran sus ojos- Yo, me impacté, vi un cielo saturado de estrellas, logré contar más de cuatro cometas, hubo lluvias de estrellas por todos lados, mis ojos, no daban crédito, no lo dieron y comencé a buscar el cañón de donde salían esas proyecciones fascinantes. No creí que se trataba de un despertar espiritual.
Como santo Tomás, Ver para creer
Al día siguiente, muy tranquilo y pensativo, miré una pared cacariza, blanca, de repente, apareció la imagen de un hombre de color, con ojos azules, un color de ojos azules intensos, mi miró con ternura, luego, apareció una fuente en movimiento con un sonido sumamente agradable, algo fuera de serie, sentí una paz intensa, profunda, me llené de emoción, jamás de los jamases había sentido una sensación tan agradable como esa, lloré sin cesar, de alegría, de gratitud, el ser me llenó de luz y ese, fue para mí, mi segundo despertar espiritual, esa agradable sensación que ningún tipo de droga me había dado, ahora, día con día, tengo infinidad de sensaciones, de despertares que guardo en mi intimidad y en mi anonimato, solo yo sé lo que estoy viviendo y vivo mis mejores tiempos, tiempos de luz, tiempos de Dios y esta vida en libertad, me permite trabajar mi recuperación con amor, comprometiéndome a ser mejor en todos los sentidos, ya sufrí bastante, ya dañé y me dañé a mí mismo, ya sé lo que es vivir en las tinieblas, sé lo que es esta maldita enfermedad perversa del alma, que es progresiva, mortal, incurable, burlona, contagiosa, es severamente agresiva y no he visto a nadie que le gane o le haya ganado.
Año nuevo, vida nueva
Si realmente quieres dejar de sufrir, si eres codependiente, neurótica, alcohólico, drogadicto, fármaco dependiente, adicto al sexo, ludópata, adicta a los aparatos electrónicos, a la comida, el azúcar, a las relaciones destructivas, al sufrimiento, si realmente quieres ser libre, dejar de fumar, bajar de peso, dormir en paz sin el ruido intenso que genera el insomnio, si realmente quieres vivir en paz y volver a empezar, vive tu experiencia de Cuarto y Quinto paso, hay grupos de auto ayuda en todas partes, búscalos y, después, continúa trabajando en ti, es solo por hoy y para toda la vida, vale la pena dejar de sufrir, y comprender que no tienes derecho de fastidiar a nadie, que no se vale que grites, insultes, denigres, humilles, ridiculices, que no eres nadie para meterte en lo que no te importa -Vive y deja vivir- Te darás cuenta de tu dimensión exacta, podrás comprender la magnitud de tu enfermedad, podrás erradicar defectos de carácter, el machismo, la tendencia a andar mal y de malas, serás libre y disfrutarás de la vida como nadie y como nunca, pero recuerda -El que quiera azul celeste… que le cueste- Puedes engañar a cualquiera, pero jamás podrás engañarte a ti mismo. Como siempre a tus órdenes.