Por Ernesto Salayandía García
Yo Mismo
Agua que no has de beber… Déjala correr
Comencé a incursionar en los medios periodísticos desde los 12 años de edad, fui el mensajero de la Agencia Nacional Periodística, ANPE, propiedad de mi señor padre, el ilustre periodista, don Domingo Salayandia Nájera, en aquella época, algunos reporteros me encargaban ir a la tienda de abarrotes, donde la dueña estaba de acuerdo con ellos para que yo fuera por las “noticias frescas” que eran las Tecates y entre tarde y tarde, yo iba dos o tres veces a la licorería y un día, acepté la invitación de echarme una noticia fría, después, lo mismo sucedió al día siguiente y después al otro día, hasta que diariamente me empinaba de una a dos tecates, así como crecí periodísticamente hablando, crecí como alcohólico, ya para los 19 años de edad, cuando me casé por primera vez, ya era todo un borracho y como suele suceder, yo no veía ni reconocía que tenía un serio problema por mi manera de beber, por supuesto que las consecuencias en mi carrera alcohólica, no se hicieron esperar, toqué fondos, me hice adicto a la cocaína, la morfina y los antidepresivos, me volví loco por mi paranoia y sufrí mucho, pero un buen día, yo mismo, busqué ayuda y así como me hundí en el infierno a consecuencia de mi enfermedad, la que llamo, La Saliva del Diablo, yo mismo, me comprometí, a que solo por hoy, no me drogaba, solo por hoy, no me deprimía, ni sufría y éste solo por hoy, me ha llevado a celebrar, ya casi, mis primeros 15 años limpio, libre de drogas y libre de dañarme y de dañar a otros.
El que quiera azul celeste, que le cueste
Hace 19 años tuve mi proceso en Oceánica, Mazatlán, República Mexicana, y no le entré, regresando a casa de mis papás, en México, me reventé con un pase de cocaína. Mi cuñado, me dijo -Eso de Alcohólicos Anónimos, es pura jalada- Me dio el pase y me dijo -Bienvenido- Ahí me prendí más del polvo blanco y recuerdo que iba a las juntas de mí grupo de San Agustín en Polanco y entraba al baño a sustanciarme cada 20 minutos, igual, me fumaba cerca de 7 cigarros en hora y media que duraba la junta, jugué la parte y mi adicción a la cocaína creció y creció, hasta que me descalcificó los huesos, género en mí, delirios de persecución, delirios auditivos y visuales, me volví loco con mi celotipia infernal, caí en depresión y por el fuerte dolor de huesos, cuando la anestesia de la coca se iba, caí en las garras de otra droga sumamente adictiva, la morfina sintética, después llegaron los antidepresivos y la botella diaria de vodka, yo mismo, elegí el camino del drogadicto, y la droga provocó que me corrieran de mi programa de radio, La Voz de CHIHUAHUA, perdí a mi esposa, me refugié muchos meses en casa de mi mamá, emborrachándome y drogándome todos los días, me dejé perder, vivo de milagro y no valoraba nada, no quería salir del hoyo que cada día se hacía más negro y profundo, ese abismo fue mi cárcel y el mar de mis lamentos, por ello, ahora que un adicto llora cuando lo abrazo y me moja el hombro con sus lágrimas, sé de lo que está hablando -Cualquiera que quiera, ahí no se queda-.
Mi diario Vivir
Yo mismo, echándole humildad, hago el mayor de mis esfuerzos, lucho contra mi enfermedad, segundo a segundo, desde que me levanto, trabajo en mí, tomo el baño como si fuera mi templo, de rodillas le doy gracias a Dios por todo lo que me regala, a veces, disfruto mucho la compañía de mí esposa, que debajo de la regadera, me abraza el cuello y yo tomo sus manos cuando entro en oración y meditación; disfruto también, cuando mis hijos, mi princesita y mi Neto Salay, se bañan conmigo y de rodillas me acompañan a esta hermosa acción, yo mismo, como los pilotos de avión, elijo mi plan de vuelo, me lleno de armonía y le pongo acción a la vida, salgo de mi casa con las pilas bien puestas y en casi 15 años de haber vuelto a nacer, no he abandonado mi gratitud hacia Dios y hacia mi mujer, mi familia y hacia infinidad de personas que me han ayudado mucho, que con su amistad, compañía y consejos me han sacado adelante y hoy, es como si fuera el primer día en que salí de mi proceso de rehabilitación, soy feliz con lo que hago, el ir a dar servicio a los centros de rehabilitación, a grupos de auto ayuda, dar el mensaje en las colonias, en las escuelas, a través de la radio y la televisión, en las redes sociales, en Youtube, el estar presente semana a semana en más de 100 periódicos de Canadá, Estados Unidos, prácticamente toda la República Mexicana y América Latina, me hace enormemente feliz, yo mismo, estoy saliendo, al menos, solo por hoy, de ese abismo profundo y negro en que me hundí, vivo de milagro, y hoy, mi elección es vivir este día intensamente feliz, libre de sufrimiento y libre de todo aquello que me haga daño -Vivo y dejo vivir- Hoy, yo mismo, soy responsable de mis actos, mis pensamientos y de mi recuperación.