Luis Carlos Rodríguez G.
Tal Cual
México es un gran cementerio clandestino, con cientos de fosas donde el crimen trata de ocultar sus delitos, donde miles de familiares de más de 22 mil desaparecidos buscan algún indicio que les permita encontrar a sus seres queridos.
El caso Iguala y la desaparición de 43 estudiantes normalistas, ponen en evidencia la debilidad del Estado mexicano y sus autoridades de los tres niveles de gobierno, para garantizar no sólo la seguridad de los habitantes del país, sino para lograr encontrar a miles de desaparecidos en el sexenio de Felipe Calderón y en el actual de Enrique Peña Nieto.
De los tiempos del llamado “Pozolero”, Santiago Meza López, quien trabajo para el Cartel de los Arellano Félix, y quien “desintegró” más de 300 cuerpos, pasando por las Fosas de San Fernando, de Veracruz, con cientos de migrantes secuestrados y asesinados, hasta las fosas de Iguala, han transcurrido muchos años e impunidad, por la falta de especialistas y bancos de datos confiables en materia forense.
Paradójicamente, México, el país de los “daños colaterales”, de los más de 70 mil asesinatos en el sexenio de Calderón, de los 22 mil 322 desaparecidos oficialmente desde el sexenio anterior y los del actual, el de los canales de aguas negras del estado de México, donde flotan decenas de cadáveres, sobre todo de niñas y jovencitas asesinadas, no cuenta con un sistema de identificación forense eficaz.
Lo más cercano que estamos los mexicanos de este tipo de técnicas e instituciones, son los programas estadunidenses como “La Ley y el Orden”, “Bones” o el más popular llamado “CSI” o Crime Scene Investigation, donde con un diente, una mancha de sangre, un trozo de ropa, una huella digital o cualquier pequeño indicio se localiza al victimario, se identifica a la víctima y otros detalles del crimen.
México tiene una “CSI Región IV” o Made in México, donde se tiene que traer a expertos forenses de Argentina ante la falta de credibilidad, de tecnología o de preparación en el país, lo cual es paradójico porque nuestro país, no de uno o dos años para acá, se encuentra inmerso en una espiral de violencia, de impunidad, con decenas de matanzas de estudiantes en Juárez, de albañiles en La Marquesa, de apostadores en Monterrey.
La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) que trabaja en la localización de familiares de víctimas halladas en fosas en Guerrero, reconoció hace unos días la urgencia de contar en México con un registro nacional forense, que facilite el reconocimiento de restos encontrados en fosas en Guerrero y en otras entidades.
El comisionado del CEAV, Julio Hernández Barros, dijo que no se trata sólo del tema de los normalistas desaparecidos en Iguala, sino de la identificación de 28 cuerpos encontrados en decenas de fosas de Iguala.
“México tiene un serio problema. Miles de familiares buscando a sus hijos a sus hermanos, a sus padres desaparecidos y cientos de cuerpos encontrados, y que no pueden ser identificados por la carencia de un registro nacional forense que contenga datos con el ADN, rasgos físicos, entre otros”, apuntó.
Desde el 2012, se presentó una iniciativa en este tema en el Senado, que se encuentra en la “congeladora” por no ser un tema que reditué votos. Dicho proyecto señala que se debe dar “nombre y rostro a las víctimas es un imperativo desde que la violencia criminal y de Estado se desbordaron”.
El entonces senador, Armando Contreras, planteó que este banco de datos forenses fuera coordinado por el secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y en el mismo se establece la obligación de que federación, estados y municipios, incorporen la información de víctimas de delitos que hayan fallecido y que no han sido identificados.
El Registro Nacional de Datos de Forenses, contará con datos de las víctimas, tales como: edad, lugar donde se originó la muerte, nacionalidad, origen étnico, sexo, discapacidad (si la hubiere) y en general, cualquier otro dato que resulte relevante para la identificación de las víctimas.
Al gobierno mexicano, ni a los gobiernos estatales y municipales, tampoco al Congreso de la Unión le interesa el tema. Es más fácil seguir dejando a miles de víctimas en el olvido, ocultos en fosas, a los familiares seguir peregrinando en busca de sus seres queridos, importando médicos forenses del extranjero, y que el pueblo siga viendo las series gringas como CSI o Bones.