Rainer Bock mira hacia otro lado mientras la aguja penetra entre su pulgar y su índice. El chip integrado bajo su piel le permitirá ahora interactuar con objetos conectados, una novedad que suscita debate en el salón de la electrónica IFA de Berlín. «No me ha dolido tanto», dice el voluntario de 36 años, empleado de la empresa de seguridad …