EDITORIAL
Muy comentado fue hace un par de semanas, el manotazo que dio el gobernador Alejandro Murat, cuando el titular de la Coordinación Estatal de Protección Civil (CEPC), le informó que más del 50% de los titulares de las áreas no han dado respuesta al compromiso de informar sobre el “estado de fuerza” de cada dependencia en las diversas regiones de la entidad, para hacer frente a un caso de desastre natural. Es decir, salvo contadas excepciones, el compromiso de sus colaboradores, asumido frente al mismo ejecutivo, no había sido cumplido en ese momento. El titular de la CEPC reconoció que el único de los funcionarios que de inmediato respondió al requerimiento fue el titular de Caminos y Aeropistas de Oaxaca (CAO), quien informó de la maquinaria y otros equipos que mantiene de manera permanente en todo el estado.
Visiblemente molesto, Murat Hinojosa emplazó a sus colaboradores a entregar la información respectiva en un plazo no mayor de 24 horas, a menos que quisieran poner sobre la mesa su renuncia. Enfático dijo: “no venimos a calentar la silla sino a trabajar”. No obstante, hay quienes insistimos en que debe haber un nuevo manotazo para calmar en algunos –por cierto, los menos- las calenturas tempraneras. Se dice por ejemplo que en el círculo íntimo se están dando hasta con la cubeta y que de los que arribaron con él del INFONAVIT, hay algunos como Javier Lazcano, que de plano buscaron otros aires ante las intrigas de Vicente Mendoza Téllezgirón y Guillermo del Pozo.
Pero no es lo único que requiere el gobernador. Urge poner a trabajar a su equipo de colaboradores, a los que les funciona la cabeza, para integrar el Plan Estatal de Desarrollo, 2016-2022, que Celestino Alonso, hoy titular de la Secretaría de Salud, dejó a medias y del cual, su sustituto, Ángel Meixueiro, actual titular del Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado (COPLADE), no tiene ni la menor idea. No se trata de un hecho vago o fortuito. Todo gobierno, de acuerdo a lo que mandata la ley vigente en materia de planeación, debe entregar en un plazo no mayor a los seis meses, un plan de desarrollo. Al menos, desde Heladio Ramírez (1992-1998), todos los gobernadores lo han hecho en tiempo y forma.
Es posible que cuando esta revista esté en manos del lector, dicha exigencia haya sido cubierta. Pero tal parece que ni el gobernador ni los yupies que llegaron con él tienen la menor idea de lo que se trata. Muestra de ello es que jamás se dio difusión a los diversos foros de consulta sobre las diversas temáticas y rubros que podría contener el PED. Es más, el mismo Celestino Alonso se extrañaba de que ni siquiera se enviaran para publicar algunas líneas de parte de la dependencia responsable de la comunicación gubernamental. Hay pues, no sólo una ignorancia supina sino hasta un desprecio por el trabajo de quien sí sabe y no de aquellos que llegaron a la entidad, como si fuera territorio de conquista.
Es una lástima que a seis meses de distancia, haya algunos colaboradores en el círculo cercano al gobernador Murat Hinojosa, que sigan pensando de manera tan superficial y burda. Oaxaca requiere de funcionarios comprometidos con sus causas, no fantoches perfumaditos, trajeados y delicados, que pretenden con sus superficialidades, descubrir entre los jodidos, la piedra filosofal de la vida simple. Los oaxaqueños tenemos la mala suerte de que extraños vienen no solamente a pitorrearse de nuestras miserias, sino a veces, a llevarse lo poco que aún queda en pie.
