EDITORIAL
En conferencia de prensa, cuando estaba a menos de 12 horas de rendir protesta como Gobernador Constitucional del Estado, Alejandro Murat hizo un anuncio en verdad inédito: reconoció que recibía del anterior gobierno, una entidad colapsada, desde el punto de vista económico, político y social. Luego de actuar con civilidad y extrema cautela, durante el proceso de transición y de entrega-recepción, el ejecutivo estatal admitió con sinceridad el gravísimo estado de la administración pública, algo que, algunos medios e inclusive en REALPOLITIK, estuvimos manejando desde meses atrás.
La presión de maestros, transportistas y organizaciones sociales se exacerbó, justamente, porque sus dirigentes ya están acostumbrados a pervivir de nuestro magro presupuesto y lo exigen como si se les debiera. Poco tardó Murat Hinojosa en constatar nuestra triste realidad. Visitó el Hospital Civil “Aurelio Valdivieso”, para darse cuenta de la realidad tan lacerante en la que se otorgan los servicios médicos a la ciudadanía de más bajos recursos económicos. Admitió el nulo suministro de medicinas; la situación tan deplorable de las instalaciones y la pobreza en la que transita este histórico nosocomio. De inmediato giró instrucciones al titular de la Secretaría de la Contraloría y Transparencia Gubernamental, José Ángel Díaz Navarro, para iniciar las investigaciones pertinentes, pues ni siquiera los recursos del Seguro Popular se perciben en el citado hospital.
Tal vez lo sabía de oídas, pero no lo había constatado. Hay entre la ciudadanía una justificada indignación; coraje oculto y hasta frustración. En el comentario de café o la comidilla del día, se aplaude el requerimiento de la Procuraduría General de la República (PGR), para que el exgobernador Gabino Cué y camarilla no abandone el país. Y es correcto. Hay líneas de investigación que deben ser agotadas. Cué dejó hacer y dejó pasar. Fue omiso en el saqueo de recursos que los medios de comunicación denunciamos durante al menos los tres últimos años. Hasta que la situación fue insostenible solicitó la renuncia al ex titular de la Secretaría de las Infraestructuras y Ordenamiento Territorial Sustentable (SINFRA), Netzahualcóyotl Salvatierra. Lo mismo ocurrió con quien fuera Secretario de Salud, Germán Tenorio Vasconcelos.
Desde los primeros meses de su gobierno, sabía de los grandes negocios que hacía Jorge Castillo, en el suministro de medicinas; en la obra pública; en la adquisición de seguros de vida y en el aviatuallamiento de diversas áreas. Y pecó de omiso. Simplemente desoyó críticas, desestimó señalamientos y se encogió de hombros ante una evidente corrupción, tráfico de influencias, de las que tampoco fue ajeno el ex titular de la Secretaría de Turismo y Desarrollo Económico, José Zorrila de San Martín. Los cuates y las cuotas le cobraron la factura.
Ante este panorama preocupante, sin duda alguna y pese a la tersura de la transición gubernamental, Murat Hinojosa debe apelar a las instancias correspondientes para que ese quebranto financiero sea resarcido por quienes hicieron un mal uso del erario público. Los oaxaqueños estamos hartos de tanta impunidad. Es intolerable que con tantas carencias, como las que el ejecutivo pudo constatar en el sector salud, haya unos pocos que disfruten la rapiña de nuestras miserias. Quien haya robado que pague. Que las instancias estatales investiguen el quebranto y se proceda; que la Auditoría Superior de la Federación (ASF), haga lo propio para verificar el destino de los miles de millones de pesos que no llegaron al destino para el que estaban etiquetados.