EDITORIAL
El martes 14 de mayo, se celebró la Primera Reunión Ordinaria del Consejo Estatal de Seguridad que encabeza el Teniente de Navío, José Manuel Vera Salinas. La reunión fue presidida por el gobernador Alejandro Murat Hinojosa. Ante representantes de diversas áreas y organismos de seguridad, la Fiscalía General del Estado, de las Fuerzas Armadas y otros organismos a nivel nacional, el ejecutivo estatal cambió radicalmente su discurso del Oaxaca seguro, para reconocer que la seguridad es un tema en el que todos tienen que entrarle. Ubicó dicho rubro como una de las prioridades de su gobierno, asumiendo que las familias oaxaqueñas urgen de seguridad y paz para poder desarrollar sus actividades y salir adelante en sus necesidades apremiantes.
Llama la atención la forma madura y mesurada en la que Murat Hinojosa abordó el tema. Y es que no hay un solo día en que la entidad no sea escenario de hechos de sangre. El mismo martes en que se llevó a cabo la citada reunión, por la mañana, aparecieron dos narco-mantas con amenazas evidentes hacia los custodios del Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO), ubicado en Mengolí de Morelos, Miahuatlán, advirtiéndoles que de “maltratar a sus muchachos”, iban a ser ejecutados “uno por uno”. Una de las mantas aludidas fue puesta frente a un campo deportivo de Miahuatlán, en tanto que la otra, fue colocada en un puente peatonal en la carretera 175, a la altura de la comunidad de Santa Lucía, Ocotlán. Un par de días antes en la zona del Mercado de Abasto, fue detenido un sujeto con 900 dosis de droga: cocaína, heroína y cristal.
Lo anterior se da, igualmente, cuando el ofrecimiento del Secretario de Seguridad Pública federal, Alfonso Durazo Montaño, respecto al arribo de la Guardia Nacional a San Juan Bautista Tuxtepec al gobernador, parece estar haciendo agua, pues a la fecha no se ha concretado y las ejecuciones son el pan de todos los días en esa cabecera de la Cuenca del Papaloapan. Sin embargo, los crímenes dolosos siguen en ascenso sin que haya de parte del gobierno estatal una estrategia de contención o reacción. Lo importante es que aquel discurso triunfalista de que “aquí no pasa nada”, ha transitado a un mensaje de madurez y reconocimiento de que las cosas no están bien. La semana anterior, la cifra de ejecuciones ascendió a casi 230 en lo que va del año. No es pues, para echar las campanas al vuelo o minimizar que el crimen organizado y sus operaciones son una realidad en la entidad, no un simple artificio o invención mediática.
