Félix CORTÉS CAMARILLO/Excélsior
La docilidad con la que los argumentos e interpretaciones de las películas de Cantinflas se adaptaron al discurso político glorificando los oficios humildes ejercidos con modestia, dedicación y sacrificio sirvieron al sistema. El profe o el barrendero, el cura o el bombero, el limpiabotas o el portero fueron cosificados como votos duros.
Con sorprendente honestidad, Cantinflas se negó insistentemente a grabar un disco. Sabía de sus escasos talentos musicales, especialmente para el canto, como queda demostrado en las breves intervenciones de ese género como Oye, vale o las coplas de la boda en la película A volar, joven. En 1983 un productor convenció a Mario de grabar el único disco que hizo, con poco acierto y de esa colección es el título de esta columna.
La mitología mexicana nos ha hecho creer que el mejor cómico de todos los tiempos en el mundo entero se llamó Mario Moreno; la docilidad con la que los argumentos e interpretaciones de las películas de Cantinflas se adaptaron al discurso político glorificando los oficios humildes ejercidos con modestia, dedicación y sacrificio sirvieron al sistema. El profe o el barrendero, el cura o el bombero, el limpiabotas o el portero fueron cosificados como votos duros. Ya no se diga el 777, policía de barrio que todavía pertenece a la primera etapa de la comicidad cantinflesca todavía virgen. El temprano fallecimiento de Germán Valdés dejó vacío el sitio del mejor cómico mexicano, versátil, original, identificado con el pueblo.
Menciono todo esto porque, en la segunda mitad del siglo pasado, a la hora del cómputo de votos en cada elección presidencial, el número de votos emitidos por Cantinflas para Presidente era muy superior al de votos anulados o en blanco. Los políticos de entonces no se quisieron dar cuenta del mensaje que estas supuestas bromas estaban enviando al sistema, el mensaje del hartazgo.
En el supuesto caso de que las claudicaciones del gobierno surtan el efecto supuestamente pactado, y los dirigentes del magisterio bien organizado, esto es, el magisterio que no da clases y hace marchas, den su venia para que las elecciones de pasado mañana transcurran en relativa calma, estaremos siendo testigos de un fenómeno doble de hastío.
Los especialistas en esta materia estiman que, en el mejor de los casos, el abstencionismo será superior, este domingo, a sesenta por ciento. Los tiempos han cambiado, pero la convicción de la inutilidad del voto persiste entre la mexicanada. Los llamados a anular el voto son más insistentes y exitosos cada vez. Los líderes de opinión están convocando a asistir a las urnas, pero a emitir un voto de protesta. Como lo fue durante años el voto emitido a favor del cómico.
Se ha insistido, este año, en que cada sexenio y cada proceso electoral tienen como consecuencia una reforma más a las leyes y los procesos electorales. Los resultados que veremos a partir del lunes nos deben convencer de que, en lugar de los parches y remiendos, es necesaria una reforma política y electoral real. Un preludio a la reforma del Estado mexicano que está pidiendo a gritos, pasado mañana a votos presentes o ausentes, la sociedad mexicana.
PILÓN.-¿En qué rincón del retrato florido y optimista que nos dan todos los días de la economía mexicana en dramático y espectacular crecimiento se ubica el despido de cuatro mil quinientos trabajadores de Altos Hornos de México? La empresa siderúrgica de Monclova, Coahuila, anunció también la reducción de su producción en 20% y el no ejercicio de casi cuatro mil millones de pesos que tenía planeado invertir. Entre las causas de la medida ingrata está, desde luego, la desaceleración de uno de los motores de la economía, la construcción y, en consecuencia, la demanda reducida de acero. Otro motivo es la importación indiscriminada del producto a precios dumping, procedente de China.
México de jauja, pues.
