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RAC y el regreso del PAN  

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Ivonne MELGAR/Excélsior

Para el amado Sebastián Beltrán,
en el gozo del entendimiento y la felicidad construida.

descargaAl igual que su antecesor Gustavo Madero, el presidente nacional del PAN,Ricardo Anaya Cortés —RAC, para los suyos—, repite en cada oportunidad que su partido es el único que puede ganarle al PRI en las elecciones de 2018 y regresar a Los Pinos.

¿Es una ilusión? ¿O se trata de la frase obligada en la retórica de una fuerza política opositora? ¿Asistimos a la declaración candorosa de un buen deseo? ¿O es el pronunciamiento de un estratega?

A juzgar por los movimientos asumidos por RAC en la construcción de su dirigencia, el queretano se ha tomado en serio su papel de restaurador del partido a través de un liderazgo centralizado.

Con la obsesión de mantener una imagen aprobatoria en los medios y en la opinión pública, el nombrado Joven maravilla asumió acciones riesgosas para abonar en la idea de que no era el títere de la continuidad, mote que le endilgó en la campaña su competidor, el senador Javier Corral.

Así que RAC incurrió a mediados de agosto en un acto de parricidio, al negarle las riendas de la bancada en la Cámara de Diputados a su antecesor, quien entre otras oportunidades le dio ese cargo, el de la presidencia de la Mesa Directiva de San Lázaro y la secretaría general del PAN.

Si bien algunos incondicionales de Madero montaron una supuesta rebelión hacia el nuevo presidente, en los hechos el audaz deslinde legitimó su llegada, al activar en los blanquiazules los genes culturales de la fascinación por las demostraciones de poder.

Acto seguido, a finales de agosto, vino la incorporación de Margarita Zavala, quien se define como aspirante presidencial, a la Comisión Permanente, instancia máxima en la toma de decisiones, incluida la definición de candidaturas. Fue una manera de hacer las paces con los panistas afines al expresidente Felipe Calderón.

A lo largo de septiembre, RAC se concentró en marcar distancia con el gobierno y el presidente Enrique Peña, desplegando el mensaje de que su oposición va en serio.

Y fue hasta este miércoles —dos meses después de ganar la contienda— que presentó a su equipo, una gama plural de perfiles, destacando dos de los más críticos de la gestión de Madero: el exdirigente del PAN y exsecretario particular del presidente Calderón, Luis Felipe Bravo Mena, al frente de la Comisión Anticorrupción, y el senador Ernesto Ruffo en la Comisión de Transparencia, que habrá de depurar el padrón de militantes.

En esta inventada estructura de coordinadores VIP, RAC incluyó a la excandidata presidencial Josefina Vázquez Mota, quien estará al frente de Vinculación con la Sociedad; a Santiago Creel en la Comisión Electoral y al gobernador de Puebla,Rafael Moreno Valle, en la Comisión Política, quien se convirtió en la nota sorpresiva.

Dado que el mandatario poblano está apuntado como aspirante presidencial a 2018 y despliega una estrategia bipartidista —también opera en el PRD—, su nombramiento centró los reflectores de la prensa.

“Estuvo muy duro”, resumió RAC ese miércoles 7 de octubre en referencia al tiroteo de preguntas que los reporteros le hicieron por la incorporación de MorenoValle: que si era su gallo, que si la ley bala, que cómo avalar a quien opera contra las candidaturas independientes, que si es una mala compañía…

Anaya se defendió: “Hacia el 2018 habrá piso parejo”. Dijo que los panistas designados representan la unidad y el compromiso con el partido.

Lo cierto es que RAC tuvo el cuidado de repartir la baraja del nuevo juego a tal grado que pocos tendrían cara para reclamarle por qué Moreno Valle lleva ese rimbombante encargo.

Y es que cuentan los cercanos a la presidencia blanquiazul que el compromiso de crear esa Comisión Política para el gobernador poblano se asumió desde la gestión de Madero, cuando ambos se aliaron para bloquear las aspiraciones deMargarita Zavala a dirigir el partido.

Pero en los hechos, a diferencia de su antecesor, RAC les da su lugar al expresidente Calderón y a su esposa; tiende puentes con todas las expresiones panistas; y le ha cerrado la puerta a los enviados de Moreno Valle al CEN del PAN, una práctica que fructificó durante las gestiones maderistas.

Por el contrario, Anaya ha centralizado el manejo del timón azul al pequeño círculo que integran su secretario general, Damián Zepeda; Fernando RodríguezDoval, responsable de Comunicación; el tesorero Edgar Mohar Kuri; su consejero y operador Santiago Creel; y el ahora encargado de la estrategia digital panista,Juan Pablo Adame, entre otros.

Pretende RAC una arriesgada apuesta: diseñar un camino hacia 2018 sin quedar rehén de los gobernadores, figuras clave en el regreso del PRI a Los Pinos.

Porque a diferencia de hace seis años, hoy la partidocracia está herida por las candidaturas independientes y las maquinarias electorales de los estados no garantizan la recuperación de la confianza y la legitimidad pérdidas. Y el joven dirigente lo sabe.

En el intento, RAC tiene el reto de no ceder al canto de las sirenas, el mismo que perdió a Madero cuando se sintió presidenciable.

El tiempo juega en contra del dirigente panista, mientras López Obrador se afirma como referente opositor.

Pero la apuesta está ahí: ciudadanizar al PAN, volver a las calles, entusiasmar a la gente. Le quedan 33 meses para intentarlo.

 

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