El presidente municipal de Santa Catarina, Juquila, Manuel Léon Sánchez confirmó que los días 7 y 8 llegará el jerarca de la iglesia católica
José HANNAN ROBLES
Fotos: Jairo ARAGÓN
El nuncio apostólico Cristopher Pierre viajará a Santa Catarina, Juquila para presidir la ceremonia religiosa que se celebrará el próximo 8 de octubre al cumplirse un año de la coronación pontificia de la Virgen de Juquila, informó el presidente municipal de este lugar, Manuel León Sánchez.
Indicó que el Nuncio apostólico permanecerá en Juquila los días 7 y 8 de octubre, acompañado de sacerdotes y obispos de diferentes partes del estado y país.
Ante la llegada de miles de fieles se prevé que el Gobierno del Estado ponga en práctica acciones de protección civil, anotó.
El Municipio se encarga de mantener limpia la comunidad, ofreciendo los servicios básicos y trabajando en lo que le corresponde en materia de seguridad, agregó.
El Alcalde afirmó que después de la coronación pontificia, hace un año, se ha trabajado para capacitar a los elementos de la Policía Municipal para garantizar la seguridad pública; los caminos y carreteras presentan mejores condiciones para coadyuvar a que los visitantes realicen su peregrinar al santuario con más tranquilidad y confianza.
Aseveró que, durante una reunión llevada a cabo en días pasados, se superaron las diferencias entre presidentes de barrios y agentes de pastoral, acordando trabajar todos para contribuir a la paz y reconciliación de Juquila.
Como representantes de los presidentes municipales de la microrregión chatina, ha platicado con otros alcaldes para trabajar coordinadamente, anotó.
Historia de la Virgen de Juquila
De acuerdo a la Arquidiócesis de Oaxaca, el 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX, promulgó un documento llamado Ineffabilis Deus en el que estableció que en el alma de María, en el momento en que fue creada, estaba adornada con la gracia santificante.
La virgen María fue dotada por Dios con dones a la medida de su misión tan importante. El ángel Gabriel pudo saludar a María como llena de gracia porque ella estaba totalmente llena de gracia de Dios.
En Oaxaca se tiene un profundo respeto y veneración a dos imágenes de María: la virgen de la Soledad y la virgen de Juquila, que es la imagen de la inmaculada Concepción.
No hay que confundirse con la virgen de Guadalupe, de Zapopan o de diversos lugares, a quien se celebra en todas estas advocaciones es a mamita María, la mamá de Jesús.
La imagen, mejor conocida como la virgen de Juquila, perteneció primeramente a fray Jordán de Santa Catalina, que cuando llegó el momento de regresar a su lugar de origen tenía que pagarle a un campesino, un indio natural de Amialtepec, entonces le regaló en recompensa una imagen de la Purísima Concepción, la cual fue tallada en España, mide 30 centímetros y el grueso es de 4 centímetros, Advirtiéndole que tenía que venerarla como le había enseñado.
El humilde campesino, piadoso y gran devoto de María, se llevó la imagen a un jacal de Amialtepec, sus vecinos iban a verlo y la imagen fue venerada y así con singular afecto fue adquiriendo un gran cariño en la comunidad, así mamita María fue visitada con frecuencia y era invocada su intercesión ante las necesidades.
Sin duda aquellas peticiones fueron bien acogidas por la reina de los cielos, pues se contaban maravillas obradas por su intercesión, y tanto, que pronto la fama voló por los pueblos circunvecinos y aún llegó a lugares distintos de donde partían devotos peregrinos para visitar el jacal de Amialtepec que guardaba la santa imagen.
La noticia de tales acontecimientos llegó al cura del lugar, don Jacinto Escudero, persona instruida y sensata, quien para evitar abusos fáciles de cometer con pretextos de devoción en una casa privada, la trasladó al templo. Ahí la devoción creció y los peregrinos aumentaron considerablemente.
Corría el año 1633 cuando llegó el invierno, los nativos pusieron fuego a la hierba seca del monte, como es costumbre entre ellos, para lograr en la primavera pasto verde para los ganados, esta vez, el fuego se propagó rápidamente y ayudado del viento muy en breve hizo presa de los jacales de Amialtepec.
Los habitantes huyeron y desde un crestón cercano de su montaña vieron sus casas devoradas por las llamas, y el templo mismo donde estaba la imagen de la virgen, por el voraz incendio templos y casas desaparecieron.
Pasado el peligro y repuestos los indios del susto, al volver sobre el ennegrecido suelo para recoger lo que de sus cosas hubiese perdonado el fuego, vieron con sorpresa que era en efecto un montón de cenizas, pero que sobre esta quedaba entera, con sus vestidos intactos y aunque ligeramente ahumada, la imagen de María. De ese acontecimiento quedó memoria.
Como sabemos el único que hace milagros es papito Dios, pero mamita María intercede por todos nosotros.
