Enrique ARANDA/Excélsior
La SCJN desestimó la posibilidad de avalar la legalización de la práctica criminal del aborto a nivel país.
Ayer, cuarenta y ocho horas apenas después de que, por mayoría de 9 votos a favor contra sólo uno, el del ministro Eduardo Medina Mora en contra, decidieran anteponer el (inexistente) derecho de los padres, las parejas del mismo sexo incluidas a adoptar, sobre el natural y universalmente reconocido derecho del menor a ser adoptado para ofrecerle las ventajas del entorno familiar, la Suprema Corte de Justicia desestimó la posibilidad de avalar la legalización de la práctica criminal del aborto a nivel país.
En su sesión de ayer, efectivamente, los ministros de la (Tremenda) Corte dejaron atrás su (casi) inalterable posición en contra de la institución familiar y del matrimonio —contra el formado por un hombre y una mujer, al menos— para, sin más, sobreseer un recurso promovido por la Comisión de Derechos Humanos de Tlaxcala que, en su caso, podría haber abierto la puerta a la privación “legal” de la vida de miles, millones de niños mexicanos en el seno de sus madres.
Ello, que constituye un avance en el reconocimiento de los derechos de la familia tradicional y de la unión hombre-mujer o, más importante, de la defensa de la vida del no nacido, desde la concepción hasta la muerte natural, vale destacar, contrasta con posicionamientos como el que el martes apenas externó el exministro presidente Juan Silva Meza, que ayudó a convencer a sus pares para votar la “liberalización” de la adopción por parte de parejas gay en Campeche… cuando en esa entidad no existe una sola sociedad de convivencia registrada desde que tal figura jurídica se incluyó en la legislación.
Posicionamientos que, insistamos, pretenden imponer la convicción de que la familia, diría Silva Meza, “es un concepto dinámico” que exige una “interpretación amplia” o, por sólo rescatar otra parte de su intervención, aquello de que “este alto tribunal ha dejado atrás la concepción tradicional de la familia ideal, conformada por un padre y una madre, cuyo fin es la procreación. (Pues) Hemos resuelto que el constituyente no defiende a ese tipo de familia…”.
Más allá de lo contradictoria que pudiera parecer la postura que los diferentes ministros de la Tremenda, resulta a todas luces evidente que la misma no goza ya, como en otro tiempo, del pleno y acrítico apoyo de una sociedad que, igual por consideraciones religiosas que filosóficas y/o políticas, o de otro orden, está sometiendo la misma a un análisis detallado que, aquí y allá, deriva en manifestaciones públicas de rechazo —marchas multitudinarias en 16 estados del país al cierre de julio, por ejemplo— que en denuncias formales de autoridades comprometidas en tales procesos.
Ayer, por lo pronto, un avance en la defensa de la vida de los más indefensos de la sociedad a nivel general… aun cuando en la capital se sigan sacrificando a miles de pequeños al amparo de la ley.
ASTERISCOS
* *Un hecho, a decir de quienes dicen saber lo que realmente ocurre en el califato azul que en el Distrito Federal lidera Jorge Romero Herrera, que apenas tome posesión de la coordinación de la (mínima) fracción panista en la próxima Asamblea Legislativa capitalina, el cuestionable exdelegado designará a Rafael Medina Pederzini, uno de sus excolaboradores en Benito Juárez detenido en Brasil, luego de escenificar una bronca tras la derrota del Tri ante Holanda, en Fortaleza, y a quien no pocos tipificaron como “el único inocente del grupo…”, como secretario de la bancada.
**Todo un mensaje, la resolución del Juzgado Octavo de Distrito en Oaxaca, de rechazar el amparo interpuesto por la impresentable Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que pretendía suspender el decreto por el cual se ordenó la desaparición y posterior reestructuración del Instituto Estatal de Educación Pública de esa entidad, el IEEPO, argumentando que, de hacerlo, “se afectaría el orden público…¡una de cal!, finalmente.