Martín MORENO/Excélsior
¿Por qué nadie se traga eso de “domar a la condición humana” ..?
La frase de Enrique Peña Nieto sorprende y aturde. Palabras dichas sin ningún sustento de gobierno, ni histórico ni palpable. Si en México hubiera una cruzada anticorrupción eficaz e imparcial, se creería lo dicho por el Presidente. Sin embargo, no hay tal. La impunidad sigue marcando nuestros días.
“(En el combate contra la corrupción), el Estado mexicano y su sociedad, lo que estamos haciendo es domar auténticamente la condición humana, llevarla por nuevos caminos, estableciendo parámetros, límites, controles…”, dijo Peña Nieto.
Difícil. Muy difícil concebir a Peña en su papel de “domador de la corrupción”. Cuando un priista habla de lucha anticorrupción, es como si Putin o Maduro hablaran de libertades democráticas.
¿Por qué brinca lo dicho por el Presidente? Pero, sobre todo, ¿por qué nadie cree eso de “domar a la condición humana” como parte de la lucha en contra de la corrupción en México?
Por una serie de hechos y razonamientos irrebatibles:
1) Porque lo dice un Presidente con nueve propiedades, algunas —de acuerdo a su declaración patrimonial— donadas y otras compradas. Podrá ser legal. Sin embargo, ¿es ético o da autoridad moral a un mandatario hablar de transparencia cuando reconoce que a los 16 años de edad compró su primera casa en 900 mil viejos pesos? En 1982, Peña ni siquiera trabajaba. Su primera chamba fue hasta 1984, en la firma de abogados Laffan, Muse y Kaye. ¿De dónde salió ese dinero?
2) Porque declara que seis de sus propiedades, donadas o heredadas, provienen de sus padres. Su papá era electricista y su madre maestra, labores respetables y dignas. No obstante, ¿qué matrimonio con estas profesiones, al menos en México, puede acumular tantas propiedades? Invitamos en esta columna a que se nos presente un ejemplo de ello.
3) Porque la adquisición de la Casa Blanca por parte de su esposa, por siete millones de dólares, fue conocida vía una investigación periodística, y no por ser declarada patrimonialmente.
4) Porque en la compra de la Casa Blanca, hay un innegable conflicto de interés con el Grupo Higa, vendedor de la mansión a la familia presidencial y, a la vez, beneficiario con contratos millonarios en el Edomex y durante la administración peñista.
5) Porque la compra de una casa en Malinalco, propiedad de Luis Videgaray, también tiene el sello del “conflicto de interés” porque fue intermediario, otra vez, el Grupo Higa, según reveló The Wall Street Journal. Videgaray no sólo es el secretario de Hacienda, sino el colaborador más cercano del Presidente de México y amigo personal. Peña nada ha dicho sobre esta adquisición.
6) Porque cuando era gobernador mexiquense, Peña Nieto no convenció al investigar a fondo el origen de la fortuna multimillonaria de Arturo Montiel, su mentor político. Si bien se nombró una “Fiscalía”, ésta fue a modo y carente de imparcialidad, a pesar de que existía la averiguación previa TOL/DR/I/1434/2005. Allí están las propiedades de escándalo, a la vista de todos, de Montiel.
7) Porque en el gobierno peñista, nada se ha movido en contra de exgobernadores priistas, como el coahuilense Humberto Moreira —que endeudó con 33 mil millones de pesos a la entidad— o el tamaulipeco Eugenio Hernández, a quien una Corte Federal de EU acusó, esta semana, de lavado de dinero para ocultar sobornos del cártel de Los Zetas durante su gobierno (2005-2010). El gobierno ha guardado silencio.
Por eso nadie le cree a Peña Nieto cuando habla de “domar a la condición humana” como parte de la lucha anticorrupción. Por su enriquecimiento propio. Por sus actos. Por sus omisiones.
Twitter: @_martinmoreno