EDITORIAL
El gobierno de Alejandro Murat está en vísperas de iniciar su tercer año de administración. La ruta, en efecto, no ha sido nada fácil. El arranque fue inédito. Recibió de su antecesor, Gabino Cué, un erario público saqueado, endeudado y sin los elementos para mantener la gobernanza. Los efectos nos siguen lacerando. Se percibe descapitalización por donde quiera. No hay circulante y el comercio se queja de falta de dinero. Como corolario, la tragedia se volcó sobre Oaxaca. Primero fue la sequía, luego las intensas lluvias que devastaron la red carretera y, finalmente, como si fuera la cereza en el pastel, los sismos del 8 y 23 de septiembre de 2017.
Si bien es cierto que en el 2018 no hubo tragedia natural que lamentar, salvo el desafortunado desplome del helicóptero de la Armada de México en Santiago Jamiltepec, que cobró 14 vidas, que ni siquiera el sismo de 7.1 grados había cobrado, todo se mantuvo en calma aparente. Sin embargo, hubo algo más: las campañas electorales fueron una locura para el equipo de gobierno. Unos con deseos de participar; otros, reacios a hacerlo. Se dieron renuncias al por mayor. Áreas sustantivas quedaron acéfalas y de hecho no tienen titulares formales. Se echó mano de compromisos emergentes para poder suplir las vacantes. La administración pública estatal estuvo prácticamente paralizada y, con el argumento de la veda electoral, durante al menos tres meses nada se supo de acciones de gobierno.
Por ello decimos, que el primer tercio del gobierno de Murat Hinojosa fue una especie de salto al vacío. Si bien hay opiniones que ven con optimismo el incremento en la afluencia turística, en las inversiones que se estiman en 36 mil millones de pesos, en materia de salud, hay también quienes en los medios de comunicación y fuera de ellos, han llamado la atención sobre la galopante inseguridad, la incapacidad de quienes tienen a su cargo la delicada tarea de la seguridad pública y el tema de salud. Existen rubros de los que poco se quiere hablar. Uno de ellos es el del sector primario: la agricultura y la productividad agrícola. La Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Pesca y Acuacultura (SEDAPA), parece ser sólo un elefante blanco.
Este primero de diciembre pues, el joven Murat inicia su segundo tercio que, bien visto, puede ser el de la consolidación de su administración o el inicio de su debacle. Aunque muchos lo vean con optimismo, hay una realidad: será un gobierno de la oposición ante el equipo de la “Cuarta Transformación”, que inicia al mismo tiempo. Las dudas expresadas por analistas políticos y líderes de opinión en México, dan pormenores de lo que nos espera. La falsa consulta sobre el destino del NAÍM o quitar las comisiones de los bancos, que hizo caer estrepitosamente la Bolsa Mexicana de Valores, da cuenta de la serie de actos de mal juicio del gobierno que viene. No es un juego. Oaxaca tiene que responder a las expectativas que le ha marcado su gobierno. Apelar al Pacto Federal y Murat gobernar desde la oposición. No hay que confiar demasiado en las expectativas de que AMLO será “el presidente del Sureste”, ni nada parecido. Hay que esperar sorpresas desagradables que más tarde que temprano nos ubicarán en la verdadera realidad.