Tal cual
Decenas de mexicanos ilustres han recibido la medalla desde 1953. Sin embargo, en la última década y tal vez un poco antes se convirtió en un reparto de cuotas partidistas y pagos de favores a empresarios, a ex dirigentes partidistas o a personajes afines a la derecha, a la izquierda o al propio gobierno en turno.
Luis Carlos RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
La Medalla Belisario Domínguez, el máximo reconocimiento del Senado de la República y del Estado mexicano a “aquellos mexicanos que se han distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra patria o de la humanidad”.
Lo anterior señala el micrositio del Senado de la Comisión de la Medalla Belisario Domínguez que ha pasado en los últimos años de ser un reconocimiento merecido, con un escrutinio imparcial a los galardonados a una rebatinga política, un reparto de medallas a personajes afines al PRI, PAN o PRD, a la venta a empresarios y porque no decirlo este año en un verdadero circo, una chunga legislativa digna de TV Notas o de cualquier periódico de esos que exhiben en primera plana lo mismo nota roja que una chica en bikini.
Postular a la actriz y protagonista de narco-series, Kate del Castillo, es lo único que le faltaba a esta presea que nació, según el citado micrositio “de la estatura moral, cívica y ética del Senador chiapaneco -Belisario Domínguez- que coadyuvó al derrocamiento de la dictadura por medio del uso de la palabra”.
Vergüenza deberían tener el presidente de dicha comisión, el priista y aspirante a la gubernatura de Chiapas, Roberto Albores Gleason; así como los secretarios, el senador Zoé Robledo y la senadora del PAN, Sonia Mendoza, por llevar este nivel lo que se presume como la más alta presea que otorga el Estado mexicano.
Sólo falta que alguien postule a “El Chapo” Guzmán o al ex gobernador Javier Duarte como próceres de la nación. Este año la lista de candidatos es variopinta e incluye al cantante Juan Gabriel; el compositor Armando Manzanero; el empresario y dueño de Teléfonos de México y de las cadenas Sanborn´s, Carlos Slim; así como la maestra y fundadora del PRD, Ifigenia Martínez; José Woldenberg, ex presidente del IFE; también a su ex esposa, la bióloga y ex titular de Semarnat, Julia Carabias, entre otros.
Decenas de mexicanos ilustres han recibido la medalla desde 1953. Sin embargo, en la última década y tal vez un poco antes se convirtió en un reparto de cuotas partidistas y pagos de favores a empresarios, a ex dirigentes partidistas o a personajes afines a la derecha, a la izquierda o al propio gobierno en turno.
Gonzalo Rivas, llamado el héroe de Chilpancingo, los empresarios Alberto Bailléres y Gilberto Borja; el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, don Luis H. Álvarez; Carlos Castillo Peraza y Javier Barros Sierra, entre otros que incluyen a poetas, escritores y políticos.
Hace unos días Verónica Méndez, reportera de W Radio y el que esto escribe enviamos correos y mensajes al senador Zoé Robledo proponiendo a la niña Alexandra Arias Cordero, de 12 años de edad, quien de acuerdo a testimonios de compañeros y familiares, ya se había salvado de la tragedia del Colegio Enrique Rébsamen y cuando escuchó el llanto de niños de preescolar atrapados por los escombros, regresó al inmueble y salvó a cinco niños. Falleció con el sexto que rescataba en los brazos. ¿Eso no es heroico para Zoé Robledo o más bien no le reditúa nada para su futuro electoral. Aún no contesta los mensajes, ni le interesa esta historia.
En 2013 un grupo de jaliscienses propuso para recibir la “Belisario Domínguez” al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez quien durante 70 años en esa profesión diseñó obras como el Estadio Azteca, el Palacio Legislativo de San Lázaro, el Museo de Antropología, la Basílica de Guadalupe, así como cientos de obras en México y en el extranjero. Los méritos del llamado «Arquitecto de la Modernidad» no fueron suficientes para la comisión encargada de elegir y entregar dicha presea. Al final y como le correspondía al PAN decidir se le entregó a Manuel Gómez Morín, fundador de ese partido.
Por cierto y contrario a lo que muchos creen, Don Belisario Domínguez nunca subió a la tribuna del Senado a leer el 7 de octubre de 1913 su discurso en contra de Victoriano Huerta para denunciar el asesinato de Francisco I. Madero.
Fue su secretaria quien se encargado de elaborar copias del documento y distribuirlo, por lo que el monumento al prócer chiapaneco en el patio central de la Vieja Casona de Xicoténcatl donde se ve leyendo el manifiesto en la máxima tribuna de la nación y lo cual citan y aluden cada año nuestros sabios senadores, nunca ocurrió. Tal Cual.