El presidente catalán destituido Carles Puigdemont y los cuatro miembros de su gobierno buscados por la justicia española a raíz de la declaración de independencia se entregaron este domingo a las autoridades de Bélgica, donde se encuentran desde hacía una semana.
«Teníamos contactos regulares con los abogados de las cinco personas y habíamos convenido una cita en la comisaría» de la policía federal, explicó Gilles De Jemeppe, portavoz de la fiscalía en Bruselas.
Desde allí fueron trasladados al edificio de la fiscalía «rodeados de agentes en furgones de la policía», precisó.
Los cinco comparecerían durante la tarde ante un juez de instrucción belga, que debe decidir si los envía o no a prisión provisional a la espera de examinar su eventual extradición.
El ex primer ministro socialista belga Elio Di Rupo afirmó en Twitter que le «chocaría mucho si la justicia belga manda a prisión» a Puigdemont, pese a que se opone a la política del líder independentista catalán.
Cataluña, región del noreste de España con 7,5 millones de habitantes y un 19% del PIB nacional, celebró el 1 de octubre un referéndum de autodeterminación prohibido por la justicia española.
La consulta, realizada sin las garantías exigidas y marcada por violentas cargas policiales, atrajo casi exclusivamente a los partidarios de la separación: con una participación de 43%, el ‘sí’ obtuvo 90% de los votos.
Apoyándose en ese resultado, el parlamento catalán aprobó el 27 de octubre una declaración unilateral de independencia, a raíz de la cual la justicia española abrió investigaciones contra los responsables del legislativo y del ejecutivo regionales.
Ocho de los 14 miembros del gobierno de Puigdemont, que comparecieron ante la justicia en Madrid investigados por «rebelión», «sedición» y «malversación», fueron encarcelados. Otro, que había dimitido oponiéndose a una declaración unilateral, quedó en libertad bajo fianza.
La misma jueza emitió el viernes órdenes europeas de busca y captura contra Puigdemont y los cuatro consejeros restantes, que habían viajado a Bruselas en busca de «seguridad».