Reflexiones constitucionales
Alfredo RÍOS CAMARENA
Carlos Marx no se equivocó en su concepción científica de la teoría económica, claramente estableció la relación entre la estructura y la superestructura y dejó claro que a cada estadio económico corresponde un régimen jurídico y un estado de derecho diferente.
En el esclavismo, el privar de la vida a un esclavo era jurídicamente aceptable, como en el feudalismo los privilegios de los señores feudales sobre los siervos de la gleba, al igual que en México las prerrogativas de los hacendados sobre los peones acasillados; en el capitalismo esencialmente se protege la propiedad de los instrumentos de su producción y su fin último es la acumulación de la riqueza, este sistema produjo la democracia liberal, los derechos humanos y los avances tecnológicos más importantes de la historia del género humano y también la brecha social más grande de la humanidad.
En México, se pudo desarrollar exitosamente una política social, porque las teorías keynesianas que surgieron en el interior del capitalismo, propiciaron un Estado benefactor en contrapropuesta a la utopía que proponía la Unión Soviética.
Sin embargo, a partir del triunfo de las teorías neoliberales encabezadas por la escuela austriaca de Von Hayek y la de “los Chicago Boys” de Milton Friedman, se produjo un cambio estructural que ha tenido, y tiene graves dificultades por la enorme desigualdad que ha producido.
El Estado de derecho mexicano se convirtió, en virtud de los paradigmas constitucionales de 1917, en un Estado social de derecho que requería, para sus objetivos, un Estado fuerte, rector de la economía (artículos 25, 26, 27 y 28 constitucionales) que pudiera convertir en realidad las denominadas garantías sociales (artículos 2,3, 27 y 123 de la Carta Magna).
El proyecto mexicano tuvo resultados importantes, pero con el acceso del neoliberalismo se ha convertido en una contradicción constitucional, pues no se puede concebir un Estado fuerte, frente a un mercado dominante y tampoco se pueden garantizar los derechos sociales en una igualdad y libertad absolutos.
Por todo esto, la próxima elección presidencial tendrá que definir fundamentalmente el carácter de la Teoría Económica que adopte México para solucionar sus problemas y, como parte esencial de esto, será la relación hacia el futuro inmediato con Estados Unidos.
Los partidos políticos se pierden en la telaraña de sus intereses cortoplacistas y la realidad es que solo se puede hablar de diferencias cuando se discute el fondo de la Teoría Económica y del Estado social de derecho.
No se puede concebir un Estado fuerte frente a un mercado dominante y tampoco se pueden garantizar los derechos sociales en una igualdad y libertad absolutos
Crear un programa de gobierno entre dos ideologías antitéticas es, prácticamente, imposible, de ahí que las alianzas de un Frente Democrático Nacional sean simplemente el reflejo de ambiciones políticas inmediatas; el tema de fondo es qué proponen los distintos candidatos y partidos para mejorar la relación con el Imperio y evitar la terrible pobreza e inseguridad que nos afligen.
Todo mundo habla de programas y proyectos, pero no existen propuestas claras sobre lo que significa retomar fines del Estado social de derecho o simplemente dejar que el mercado siga dominando el escenario nacional, con consecuencias de una desigualdad imposible de detener.
Es tiempo de reflexionar a fondo sobre el futuro del país; por encima de los intereses de los partidos políticos, la academia, los científicos sociales, los politólogos y los juristas tendrán mucho que aportar en esta etapa oscura y sin brújula hacia el futuro inmediato.