EDITORIAL
Pese a la notable enjundia del joven gobernador Alejandro Murat; de sus méritos académicos; de sus cinco ejes básicos para el gobierno, que perfiló en su campaña por la gubernatura, justo cuando se cumplieron los seis meses que marca la ley, el pasado 31 de mayo, se presentó el proyecto de Plan Estatal de Desarrollo (PED), al Congreso del Estado, para su análisis y validación. Es decir, a última hora. Dicho documento representa una guía en la que se cimentan los principios del buen gobierno. Sorprende que se haya omitido entre la agenda oficial, la difusión oportuna de los trabajos que dieron como resultado el documento que se entregó al Congreso, que si bien no es un proyecto cerrado sino flexible a las circunstancias del estado, debe ser objeto de los consensos obligados entre los diversos sectores sociales y productivos.
Igual que ocurrió con el informe de los cien días, jamás se presentó un plan mínimo de acción para dicho período. El día que se cumplieron se convocó a una reunión en el Palacio de Gobierno. No obstante, hay que subrayar que desde el inicio del actual régimen, los foros temáticos para la formulación del citado PED, no formaron parte de las prioridades gubernamentales. Se llevaron a cabo sin difusión alguna; en la opacidad y discrecionalidad, de lo cual sólo estuvieron enterados los cercanos a quien fuera el primer titular del Comité de Planeación para el Desarrollo Estatal (Coplade), Celestino Alonso Álvarez. Sin objetar la experiencia y seriedad, con años haciendo dicha labor, el hoy titular de la Secretaría de Salud, por lo que se sabe, no emitió ninguna declaración al respecto, cuando dejó el COPLADE.
El análisis del citado Plan Estatal, pasa necesariamente por la Cámara de Diputados local. Son los y las legisladoras quienes lo validan y discuten. Después se presenta al pueblo oaxaqueño. Es usual que sea en un acto republicano en donde se dan cita actores políticos, representante de los partidos, legisladores, miembros de la sociedad civil, empresarios, presidentes municipales, universidades, etc. Se trata de que en su presentación sume el consenso de los diversos sectores de la sociedad. Al menos deben cumplirse con las expectativas que marca la ley. Insistimos: no es un asunto menor ni, mucho menos, algo innecesario o que pueda omitirse a voluntad. Quienes hayan sido designados por el gobernador Murat Hinojosa para elaborar el multicitado PED, deben haber entregado al Congreso local, un documento congruente con el proyecto de gobierno, cimentado en un diagnóstico, estadísticas, objetivos y metas.
Sería muy lamentable y de pésima lectura, que luego del acto protocolario de entrega, se siga postergando de manera innecesaria dicho instrumento de planeación. Emprender el periplo de la gobernabilidad requiere de orden y sistema. No se puede gobernar sólo con ocurrencias o buenos propósitos. El lastre que dejó el antiguo régimen requiere de un estudio a fondo; dónde existen mayores debilidades y en dónde fortalezas. Oaxaca necesita de un proceso articulado y sistematizado de planeación, que vaya más allá del simple protagonismo de los funcionarios. Los programas sociales, por ejemplo, deben dejar de ser inventos artificiosos que sólo sorprenden la buena fe de nuestra gente, pero jamás contribuyen a paliar un poco la pobreza en la que siguen viviendo poco más de un millón y medio de oaxaqueños.
Desde Heladio Ramírez López, pasando por Diódoro Carrasco, José Murat, Ulises Ruiz y Gabino Cué, el PED ha sido un instrumento que coadyuva a la gobernanza. Y todos los mencionados cumplieron en tiempo y forma con la presentación y difusión del multicitado plan.
